Re: ¿Quien es el cuerno pequeño de Daniel 8? Antioco IV Epifanes o Roma
Estimados hermanos. Saludos cordiales.
En la Interpretación de Daniel se da un esquema.
a. Tú eres esa cabeza Babilonia. (Daniel2: 38)
b. El león Babilonia.
“La primera era como león, y tenía alas de águila” Daniel 7: 4
El séptimo capítulo de Daniel presenta cuatro animales simbólicos – un león, un oso, un leopardo, y una fiera espantosa indescriptible de aspecto y comportamiento horrible. Estos cuatro símbolos presentan un claro paralelo con los cuatro metales de la imagen del capítulo 2 – el oro, la plata, el bronce y el hierro. Estas dos líneas paralelas de símbolos proféticos simbolizan con exactitud los imperios sucesivos de Babilonia, Medo Persia, Grecia y Roma. Gibbon comentó: “Las imágenes de oro, o plata, o bronce, que pudiesen servir para presentar las naciones y sus reyes, fueron sucesivamente quebrantadas por la férrea monarquía de Roma.”
Pero debemos acudir al Nuevo Testamento para comprender plenamente como son considerados los poderes de la tierra por Dios y los habitantes del cielo. En el capítulo 12 del Apocalipsis se describe un monstruoso dragón escarlata que intenta destruir al infante Cristo tan pronto naciese, y luego persiguió con odio mortal a la iglesia de Cristo por 1260 años. Con aún otro estallido de persecución mortecina en el tiempo del fin, el dragón persigue implacablemente el remanente de los seguidores de la mujer, que “guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apocalipsis 12: 17).
Católicos y protestantes están generalmente de acuerdo que este dragón escarlata representa a la Roma imperial, la Roma de los césares. La palabra griega traducida aquí “dragón” originalmente significaba cualquier reptil grande, tal como un cocodrilo o un pitón, pero eventualmente usado como símbolo mitológico, probablemente reminiscente de los antiguos dinosaurios, algunos de los cuales tenían treinta metros de largo y pesaban tanto como ocho elefantes. La principal característica del dragón en la profecía es el empleo de la fuerza y el terror contra el pueblo de Dios, en contraste con el engaño seductor y habilidad de las bestias mencionadas en el capítulo 13.
En Apocalipsis 12: 9 el dragón es identificado como el diablo. De esta explicación divina podríamos inferir que las demás bestias simbólicas de las profecías de Daniel y Apocalipsis probablemente también deben representar diversas fases de la obra maligna de Satanás al usar a las naciones como sus títeres. (Satanás) no aparece personalmente en la tierra, pero emplea cada organización humana que puede para oponerse a la obra y al pueblo de Dios.
Dios usa un diferente tipo de animal como un símbolo de Su obra. En todo tiempo del Antiguo Testamento se usó casi invariablemente un cordero o una oveja joven para representar la obra de Dios o los planes de Dios para la raza humana. Y en el Nuevo Testamento Jesús y Su obra fueron simbolizados por un cordero, siendo su característica peculiar la perfecta inocencia, la completa falta de defensa propia, y falta de venganza por heridas recibidas o amenazadas. ¿Qué otro ser viviente es un ejemplo tan perfecto de estos rasgos divinos? ¡Y cuán completo el contraste antitético a los símbolos escogidos para representar a Satanás y a su obra!
Juan el Bautista proclamó a Jesús como “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. En el Apocalipsis el Cristo ascendido y glorificado se menciona como Cordero más de dos docenas de veces. De allí que no puede haber duda respecto a que la inspiración divina halla escogido este animal como un símbolo. Por consiguiente, todas las demás bestias usadas en la profecía pueden ser entendidas en contraste antitético con el símbolo divinamente escogido de un cordero que representa a Cristo y Su obra a favor de la raza humana.
Se encuentran otros tres símbolos animales en esta última mitad del Apocalipsis: dos en el capítulo 13 y el tercero en el capítulo 17.
El primer símbolo en el capítulo 13 es una bestia con siete cabezas y diez cuernos que surge del mar. Se describe con cuerpo de leopardo, pies de oso, y boca de león – mencionando los símbolos de Daniel en orden inverso. Daniel miraba la serie que se extendía al futuro, pero Juan vió la misma serie hacia atrás. Los poderes representados por el leopardo, el oso y el león ya habían pasado a la historia; y esta feria del mar parecía corresponder a la cuarta de la serie de Daniel, la gran bestia. Indescriptible con dientes de hierro, casi más allá de la descripción de su ferocidad y crueldad. Los detalles subsiguientes, sin embargo, relativos a esta bestia como leopardo de Apocalipsis 13 muestran que corresponde más precisamente al cuerno arrogante y blasfemo que surgió de la bestia indescriptible de Daniel. Ambos simbolizan la forma papal de Roma, y a cada una se la llama anticristo, nombre que puede ser usado convenientemente en las referencias futuras a la misma.
Esta bestia como leopardo, el anticristo, lleva a cabo una guerra blasfema contra Dios durante cuarenta y dos meses, un período también mencionado en profecías paralelas como 1260 días o años, que se extiende desde 538 d C. hasta 1798 d C., periodo y fechas tan bien establecidas en los estudios proféticos debatidos y discutidos en este sitio Web.
Un punto importante referente a esta bestia como leopardo con siete cabezas y diez cuernos se da en el versículo 3: “Ví una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia.” Este período entre el momento en el que se le infligió la herida mortal y su saneamiento corresponde a los tiempos modernos y es el periodo mencionado por Daniel como “el tiempo del fin”.
Por cuanto la herida mortal y su saneamiento son mencionados en la misma frase, muchos han sacado la conclusión de que los dos sucesos se siguen en sucesión comparativamente rápida. En vez, ya han transcurrido más de dos siglos desde que se propinó la herida mortal, y aún no sabemos aún cuánto tiempo más está involucrado, porque la herida mortal aún no está completamente sanada.
El segundo símbolo de Apocalipsis 13 es una bestia de dos cuernos que surge de la tierra, y aparece alrededor del tiempo en que la anterior bestia como leopardo fue al cautiverio, o recibió su herida mortal. Esta bestia de dos cuernos es al principio mansa y benigna, porque tiene dos cuernos como “los de un cordero”. Pero cambia radicalmente y finalmente habla “como un dragón”. En el capítulo 20 se lo llama el “falso profeta”, termino usado en otros dos pasajes, Apocalipsis 16: 13; y 19: 20. Se lo describe actuando como diputado o socio de la bestia como leopardo, después que la última se recupera de su herida mortal, su golpe de muerte. Finalmente las dos son lanzadas vivas en el primer lago de fuego en la segunda venida de Cristo (Apoc. 19: 20), probando así que ambas existen juntas hasta el fin de la historia humana. El segundo lago de fuego se describe en Apocalipsis 20: 10 y se asocia definitivamente con el fin de los mil años.
Ahora bien, un profeta, ya sea verdadero o falso, es un oficial religioso, no civil. Generalmente el elemento religioso es más importante que el secular en el conflicto entre el bien y el mal.
La influencia engañosa de este falso profeta debe ser mundial, por que se emite una prevención divina en contra del mismo en el capítulo 14 que se dirige a “toda nación, tribu, lengua y pueblo.” Su influencia religiosa debe ser distinta que el catolicismo romano, que es simbolizado por la bestia cual leopardo. Es obvio que debe ser algún aspecto del protestantismo. Y por cuanto es una influencia maligna, no buena, debe se una forma apóstata del protestantismo. Lo que se ha denominado la “americanización de la religión” debe ser aquello a lo cual se refiere, y los Estados Unidos sería el representante típico.
Pero esto es futuro. En sus primeras etapas los dos cuernos como cordero indican que la bestia es benigna e inofensiva. La libertad civil y religiosa, tan característica de los Estados Unidos, es más apropiadamente representada por los dos cuernos como de cordero de esta criatura. Por cierto significan que en esta etapa de su carrera esta bestia de dos cuernos es buena, no mala. Pero, esta etapa temprana puede ser introducida aquí meramente con propósitos de identificación, para ponernos en la pista correcta. Todo lo que se declara después respecto a este falso profeta tata de su carácter posterior, cuando engaña a todo el mundo y finalmente habla como un dragón.
La serie de siete cabezas del leopardo simbolizan los siete más o menos fructíferos intentos de Satanás de obtener el control de la dirección de este mundo. Esta serie podría ser interpretada como que comienza con el imperio babilónico bajo Nimrod, poco después de la torre de Babel, que juntamente con el segundo imperio de Nabucodonosor y Daniel constituyeron la primera de las siete cabezas. Luego siguió Medo—Persia, Grecia; Roma imperial, sumando cuatro. Roma Papal era la quinta. Estas entonces constituirían las cinco que el ángel dijo habían caído en el tiempo del cual se hablaba, que se toma aquí como durante el tiempo de la herida de muerte, nuestra actual. Faltaría determinar que poder mundial es representado por el N° 6, aquel que el ángel dijo existía entonces. Algunos creen que el N° 7 es la imagen de la bestia que se induce a la gente a hacer, el N° 8 el papado reavivado o rejuvenecido, que es uno de los siete, o el N° 5 resucitado por decirlo así a la vida. O quizá el N° 8 puede significar la aparición personal de Satanás mismo, una opinión sostenida por muchos. Estos puntos los tendremos que abordar más adelante.
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.
Estimados hermanos. Saludos cordiales.
En la Interpretación de Daniel se da un esquema.
a. Tú eres esa cabeza Babilonia. (Daniel2: 38)
b. El león Babilonia.
“La primera era como león, y tenía alas de águila” Daniel 7: 4
El séptimo capítulo de Daniel presenta cuatro animales simbólicos – un león, un oso, un leopardo, y una fiera espantosa indescriptible de aspecto y comportamiento horrible. Estos cuatro símbolos presentan un claro paralelo con los cuatro metales de la imagen del capítulo 2 – el oro, la plata, el bronce y el hierro. Estas dos líneas paralelas de símbolos proféticos simbolizan con exactitud los imperios sucesivos de Babilonia, Medo Persia, Grecia y Roma. Gibbon comentó: “Las imágenes de oro, o plata, o bronce, que pudiesen servir para presentar las naciones y sus reyes, fueron sucesivamente quebrantadas por la férrea monarquía de Roma.”
Pero debemos acudir al Nuevo Testamento para comprender plenamente como son considerados los poderes de la tierra por Dios y los habitantes del cielo. En el capítulo 12 del Apocalipsis se describe un monstruoso dragón escarlata que intenta destruir al infante Cristo tan pronto naciese, y luego persiguió con odio mortal a la iglesia de Cristo por 1260 años. Con aún otro estallido de persecución mortecina en el tiempo del fin, el dragón persigue implacablemente el remanente de los seguidores de la mujer, que “guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apocalipsis 12: 17).
Católicos y protestantes están generalmente de acuerdo que este dragón escarlata representa a la Roma imperial, la Roma de los césares. La palabra griega traducida aquí “dragón” originalmente significaba cualquier reptil grande, tal como un cocodrilo o un pitón, pero eventualmente usado como símbolo mitológico, probablemente reminiscente de los antiguos dinosaurios, algunos de los cuales tenían treinta metros de largo y pesaban tanto como ocho elefantes. La principal característica del dragón en la profecía es el empleo de la fuerza y el terror contra el pueblo de Dios, en contraste con el engaño seductor y habilidad de las bestias mencionadas en el capítulo 13.
En Apocalipsis 12: 9 el dragón es identificado como el diablo. De esta explicación divina podríamos inferir que las demás bestias simbólicas de las profecías de Daniel y Apocalipsis probablemente también deben representar diversas fases de la obra maligna de Satanás al usar a las naciones como sus títeres. (Satanás) no aparece personalmente en la tierra, pero emplea cada organización humana que puede para oponerse a la obra y al pueblo de Dios.
Dios usa un diferente tipo de animal como un símbolo de Su obra. En todo tiempo del Antiguo Testamento se usó casi invariablemente un cordero o una oveja joven para representar la obra de Dios o los planes de Dios para la raza humana. Y en el Nuevo Testamento Jesús y Su obra fueron simbolizados por un cordero, siendo su característica peculiar la perfecta inocencia, la completa falta de defensa propia, y falta de venganza por heridas recibidas o amenazadas. ¿Qué otro ser viviente es un ejemplo tan perfecto de estos rasgos divinos? ¡Y cuán completo el contraste antitético a los símbolos escogidos para representar a Satanás y a su obra!
Juan el Bautista proclamó a Jesús como “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. En el Apocalipsis el Cristo ascendido y glorificado se menciona como Cordero más de dos docenas de veces. De allí que no puede haber duda respecto a que la inspiración divina halla escogido este animal como un símbolo. Por consiguiente, todas las demás bestias usadas en la profecía pueden ser entendidas en contraste antitético con el símbolo divinamente escogido de un cordero que representa a Cristo y Su obra a favor de la raza humana.
Se encuentran otros tres símbolos animales en esta última mitad del Apocalipsis: dos en el capítulo 13 y el tercero en el capítulo 17.
El primer símbolo en el capítulo 13 es una bestia con siete cabezas y diez cuernos que surge del mar. Se describe con cuerpo de leopardo, pies de oso, y boca de león – mencionando los símbolos de Daniel en orden inverso. Daniel miraba la serie que se extendía al futuro, pero Juan vió la misma serie hacia atrás. Los poderes representados por el leopardo, el oso y el león ya habían pasado a la historia; y esta feria del mar parecía corresponder a la cuarta de la serie de Daniel, la gran bestia. Indescriptible con dientes de hierro, casi más allá de la descripción de su ferocidad y crueldad. Los detalles subsiguientes, sin embargo, relativos a esta bestia como leopardo de Apocalipsis 13 muestran que corresponde más precisamente al cuerno arrogante y blasfemo que surgió de la bestia indescriptible de Daniel. Ambos simbolizan la forma papal de Roma, y a cada una se la llama anticristo, nombre que puede ser usado convenientemente en las referencias futuras a la misma.
Esta bestia como leopardo, el anticristo, lleva a cabo una guerra blasfema contra Dios durante cuarenta y dos meses, un período también mencionado en profecías paralelas como 1260 días o años, que se extiende desde 538 d C. hasta 1798 d C., periodo y fechas tan bien establecidas en los estudios proféticos debatidos y discutidos en este sitio Web.
Un punto importante referente a esta bestia como leopardo con siete cabezas y diez cuernos se da en el versículo 3: “Ví una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia.” Este período entre el momento en el que se le infligió la herida mortal y su saneamiento corresponde a los tiempos modernos y es el periodo mencionado por Daniel como “el tiempo del fin”.
Por cuanto la herida mortal y su saneamiento son mencionados en la misma frase, muchos han sacado la conclusión de que los dos sucesos se siguen en sucesión comparativamente rápida. En vez, ya han transcurrido más de dos siglos desde que se propinó la herida mortal, y aún no sabemos aún cuánto tiempo más está involucrado, porque la herida mortal aún no está completamente sanada.
El segundo símbolo de Apocalipsis 13 es una bestia de dos cuernos que surge de la tierra, y aparece alrededor del tiempo en que la anterior bestia como leopardo fue al cautiverio, o recibió su herida mortal. Esta bestia de dos cuernos es al principio mansa y benigna, porque tiene dos cuernos como “los de un cordero”. Pero cambia radicalmente y finalmente habla “como un dragón”. En el capítulo 20 se lo llama el “falso profeta”, termino usado en otros dos pasajes, Apocalipsis 16: 13; y 19: 20. Se lo describe actuando como diputado o socio de la bestia como leopardo, después que la última se recupera de su herida mortal, su golpe de muerte. Finalmente las dos son lanzadas vivas en el primer lago de fuego en la segunda venida de Cristo (Apoc. 19: 20), probando así que ambas existen juntas hasta el fin de la historia humana. El segundo lago de fuego se describe en Apocalipsis 20: 10 y se asocia definitivamente con el fin de los mil años.
Ahora bien, un profeta, ya sea verdadero o falso, es un oficial religioso, no civil. Generalmente el elemento religioso es más importante que el secular en el conflicto entre el bien y el mal.
La influencia engañosa de este falso profeta debe ser mundial, por que se emite una prevención divina en contra del mismo en el capítulo 14 que se dirige a “toda nación, tribu, lengua y pueblo.” Su influencia religiosa debe ser distinta que el catolicismo romano, que es simbolizado por la bestia cual leopardo. Es obvio que debe ser algún aspecto del protestantismo. Y por cuanto es una influencia maligna, no buena, debe se una forma apóstata del protestantismo. Lo que se ha denominado la “americanización de la religión” debe ser aquello a lo cual se refiere, y los Estados Unidos sería el representante típico.
Pero esto es futuro. En sus primeras etapas los dos cuernos como cordero indican que la bestia es benigna e inofensiva. La libertad civil y religiosa, tan característica de los Estados Unidos, es más apropiadamente representada por los dos cuernos como de cordero de esta criatura. Por cierto significan que en esta etapa de su carrera esta bestia de dos cuernos es buena, no mala. Pero, esta etapa temprana puede ser introducida aquí meramente con propósitos de identificación, para ponernos en la pista correcta. Todo lo que se declara después respecto a este falso profeta tata de su carácter posterior, cuando engaña a todo el mundo y finalmente habla como un dragón.
La serie de siete cabezas del leopardo simbolizan los siete más o menos fructíferos intentos de Satanás de obtener el control de la dirección de este mundo. Esta serie podría ser interpretada como que comienza con el imperio babilónico bajo Nimrod, poco después de la torre de Babel, que juntamente con el segundo imperio de Nabucodonosor y Daniel constituyeron la primera de las siete cabezas. Luego siguió Medo—Persia, Grecia; Roma imperial, sumando cuatro. Roma Papal era la quinta. Estas entonces constituirían las cinco que el ángel dijo habían caído en el tiempo del cual se hablaba, que se toma aquí como durante el tiempo de la herida de muerte, nuestra actual. Faltaría determinar que poder mundial es representado por el N° 6, aquel que el ángel dijo existía entonces. Algunos creen que el N° 7 es la imagen de la bestia que se induce a la gente a hacer, el N° 8 el papado reavivado o rejuvenecido, que es uno de los siete, o el N° 5 resucitado por decirlo así a la vida. O quizá el N° 8 puede significar la aparición personal de Satanás mismo, una opinión sostenida por muchos. Estos puntos los tendremos que abordar más adelante.
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.