El pueblo de Israel, como muchos otros, evolucionó de un pueblo politeísta a uno en donde se reconocía un Dios supremo, uno que reinaba sobre los demás, un Dios de dioses. En esa etapa, la de un Dios supremo que reina sobre dioses menores, se quedaron atorados algunos otros pueblos, mientras que los israelitas avanzaron (ayudados por los persas zoroastrianos) hacia el entendimiento de que existe un solo Dios, Justo y Misericordioso.
Los griegos son ejemplo de aquellos pueblos que se atoraron en el camino, no pudiendo llegar a comprender que Zeus era el Único Dios. Ellos siguieron rindiendo culto a sus numerosos dioses secundarios.
En nuestros tiempos, aún hay comunidades católicas que rinden mayor culto a un santo patrono que a Dios.
Mientras no haya contradicciones entre lo que exigen esos "dioses menores" y el Dios Supremo, yo veo esto como parte natural del desarrollo espiritual de los pueblos. Creo que Dios tiene compasión de todos nosotros por nuestro limitado entendimiento.
El problema es cuando uno de esos dioses menores te comienza a pedir, por ejemplo, que sacrifiques a tus hijos, o que participes en orgías sexuales, o que te mutiles y te hagas heridas. En tales casos, abandonar a esos dioses es vital. A esos dioses se refiere el AT como demonios.