Imaginemos, compañeros, un país donde el Estado autoritario ha monopolizado los servicios de salud. Imaginémonos que estos se mantienen 100% a partir de los impuestos cobrados a los ciudadanos, y que es imposible que tú accedas a ellos por otra vía que no sea bajo las condiciones establecidas por el Estado.
Ahora imaginemos que el Estado te obligara a hacer 30 minutos de ejercicio aeróbico diario vigilado por cámaras web, so pena de no poder trabajar, transportarte, estudiar, comprar o vender, etc.
El discurso del Estado iría más o menos así: "Se ha demostrado científicamente que una hora de ejercicio diario reduce significativamente las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la depresión, y algunos tipos de cáncer. No hacer ejercicio es una de las razones por las que se están saturando nuestros hospitales de enfermedades que podrían prevenirse. Es, por lo tanto, una irresponsabilidad por parte de un ciudadano no hacer ejercicio. Es, de hecho, un crimen contra el resto de los ciudadanos, porque les consume recursos que podrían usarse para atender enfermedades que no pueden prevenirse."
¿Sería cierto ese discurso? Sí.
¿Tendría razón el Estado en obligarme? No... si se viviera en un país libre. Pero hay aquí un problema: Si el Estado monopolizara los servicios de salud, no podrías decir "Déjenme en paz. Si me infarto por ser un hombre sedentario, yo asumo el costo de mi atención".
Eso es lo que nos ha estado pasando.
Al entregarle al Estado más y más el control de nuestra vida, en aspectos que podríamos manejar nosotros mismos, nuestro margen de maniobra para tomar decisiones respecto a nuestra vida se va reduciendo.
Ahora imaginemos que el Estado te obligara a hacer 30 minutos de ejercicio aeróbico diario vigilado por cámaras web, so pena de no poder trabajar, transportarte, estudiar, comprar o vender, etc.
El discurso del Estado iría más o menos así: "Se ha demostrado científicamente que una hora de ejercicio diario reduce significativamente las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la depresión, y algunos tipos de cáncer. No hacer ejercicio es una de las razones por las que se están saturando nuestros hospitales de enfermedades que podrían prevenirse. Es, por lo tanto, una irresponsabilidad por parte de un ciudadano no hacer ejercicio. Es, de hecho, un crimen contra el resto de los ciudadanos, porque les consume recursos que podrían usarse para atender enfermedades que no pueden prevenirse."
¿Sería cierto ese discurso? Sí.
¿Tendría razón el Estado en obligarme? No... si se viviera en un país libre. Pero hay aquí un problema: Si el Estado monopolizara los servicios de salud, no podrías decir "Déjenme en paz. Si me infarto por ser un hombre sedentario, yo asumo el costo de mi atención".
Eso es lo que nos ha estado pasando.
Al entregarle al Estado más y más el control de nuestra vida, en aspectos que podríamos manejar nosotros mismos, nuestro margen de maniobra para tomar decisiones respecto a nuestra vida se va reduciendo.