Para finalizar una oración que explica el sentido de la incapacidad humana para desentrañar la esencia divina:
Las más elevadas facultades con que han sido dotados los sabios, todas las verdades que éstos hayan descubierto en su búsqueda de la ciencia; las más brillantes realidades que ellos -en su empeño por llegar al fondo de los misterios de tu saber- hayan descubierto, todas han sido creadas por la fuerza del Espíritu, imbuido en la pluma que tus manos han forjado.
¿Cómo es posible, pues, que lo ideado por tu Pluma sea capaz de comprender aquellos tesoros de tu Fe con que, según tu decreto, tal Pluma ha sido investida?
¿Cómo la Pluma puede conocer los Dedos que la manejan y tus misericordiosos favores con los que están dotados?
¿Cómo puede percibir plenamente la existencia de tu Mano que controla los Dedos de tu Potencia, estando ella sin capacidad para lograr este objetivo?
¿Cómo puede ella lograr la comprensión de la naturaleza de tu Voluntad que anima el movimiento de tu Mano?
¡Glorificado seas, oh mi Dios!
¿Cómo puedo yo, entonces, ascender hasta el cielo de tu más sagrada Voluntad o conseguir entrar en el tabernáculo de tu divina Ciencia, sabiendo, como sé, que las mentes de los sabios y de los entendidos son impotentes en sus empeños por descubrir los secretos de tus obras; artesanía que en sí misma es una mera creación de tu Voluntad?
¡Alabanza hacia Ti, oh Señor mi Dios, mi Maestro!..