FORISTA ARRIANO:
En este post: #1.209 usted afirma la imposibilidad de que el Espíritu Santo sea una Persona.
Y, no obstante, que la misma Escritura lo corrija:
Intelecto: “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña…” (1 Corintios 2:10).
Voluntad: “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.” (1 Corintios 12:11).
Emociones: “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios…” (Efesios 4:30).
Comunión: “La comunión del Espíritu Santo sea con todos vosotros.” (2 Corintios 13:14).
A usted le resbalan estas Escrituras porque en su centro de adoctrinamiento, lo han impermeabilizado con brea asfáltica para inmunizarlo contra la Palabra de Dios hecha carne.
No solamente el Espíritu habla (Hechos 13:2), enseña (Juan 14:26), guía (Juan 16:13) y intercede (Romanos 8:26) sino que estas funciones no pueden atribuirse a una fuerza impersonal, como por ejemplo la electricidad, que no se ve, pero que mata si el voltaje es alto.
Afirmar que los judíos en Pentecostés eran “arrianos” es anacrónico y doctrinalmente insostenible:
El arrianismo surge en el siglo IV con Arrio, quien enseñó que el Hijo fue creado y no es coeterno con el Padre.
En Pentecostés (Hechos 2), aún no existía tal doctrina porque su maestro Arrio aún no había nacido.
Los judíos presentes eran fieles al monoteísmo del Antiguo Testamento, esperando al Mesías, no seguidores de una herejía futura.
Pedro predica que Jesús es “Señor y Cristo” (Hechos 2:36), y el Espíritu Santo desciende como Persona divina, cumpliendo la promesa del Padre (Hechos 2:33), como también la profecía de Isaías que nos habla de un solo Dios, en una pluralidad de Personas, aquí está el texto:
Isa_48:16 Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Jehová el Señor, y su Espíritu.
“Allí estaba yo”: El hablante se identifica como alguien presente desde el principio, lo que sugiere preexistencia. Esto se alinea con el Hijo eterno (cf. Juan 1:1–2).
“Me envió Jehová el Señor”: El enviado es distinto del que envía, lo que implica una relación entre personas divinas. Jesús afirma repetidamente que fue enviado por el Padre (cf. Juan 5:30; 6:38) y en el río Jordán el día de su bautizo, el Espíritu Santo es contemplado descendiendo, lo que implica que estaba en el cielo junto con el Padre en el momento del envío de su Hijo no solo con fines mesiánicos sino también redentores (2Tim.1:9).
“Y su Espíritu”: Aquí aparece una tercera persona, el Espíritu de Jehová, que también participa en el envío, como acabamos de comprobar. Esto refleja la misión conjunta del Hijo y del Espíritu en la redención (cf. Lucas 4:18; Juan 20:21–22).
FORISTA ARRIANO:
Negar la personalidad del Espíritu Santo y la coigualdad del Hijo con el Padre es rechazar la doctrina trinitaria revelada en la Escritura. Esta postura no solo es herética, sino que distorsiona la obra redentora de Dios:
“Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.” (1 Juan 5:7, Textus Receptus)
ERES RESPONSABLE.
En este post: #1.209 usted afirma la imposibilidad de que el Espíritu Santo sea una Persona.
Y, no obstante, que la misma Escritura lo corrija:
Intelecto: “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña…” (1 Corintios 2:10).
Voluntad: “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.” (1 Corintios 12:11).
Emociones: “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios…” (Efesios 4:30).
Comunión: “La comunión del Espíritu Santo sea con todos vosotros.” (2 Corintios 13:14).
A usted le resbalan estas Escrituras porque en su centro de adoctrinamiento, lo han impermeabilizado con brea asfáltica para inmunizarlo contra la Palabra de Dios hecha carne.
No solamente el Espíritu habla (Hechos 13:2), enseña (Juan 14:26), guía (Juan 16:13) y intercede (Romanos 8:26) sino que estas funciones no pueden atribuirse a una fuerza impersonal, como por ejemplo la electricidad, que no se ve, pero que mata si el voltaje es alto.
Afirmar que los judíos en Pentecostés eran “arrianos” es anacrónico y doctrinalmente insostenible:
El arrianismo surge en el siglo IV con Arrio, quien enseñó que el Hijo fue creado y no es coeterno con el Padre.
En Pentecostés (Hechos 2), aún no existía tal doctrina porque su maestro Arrio aún no había nacido.
Los judíos presentes eran fieles al monoteísmo del Antiguo Testamento, esperando al Mesías, no seguidores de una herejía futura.
Pedro predica que Jesús es “Señor y Cristo” (Hechos 2:36), y el Espíritu Santo desciende como Persona divina, cumpliendo la promesa del Padre (Hechos 2:33), como también la profecía de Isaías que nos habla de un solo Dios, en una pluralidad de Personas, aquí está el texto:
Isa_48:16 Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Jehová el Señor, y su Espíritu.
“Allí estaba yo”: El hablante se identifica como alguien presente desde el principio, lo que sugiere preexistencia. Esto se alinea con el Hijo eterno (cf. Juan 1:1–2).
“Me envió Jehová el Señor”: El enviado es distinto del que envía, lo que implica una relación entre personas divinas. Jesús afirma repetidamente que fue enviado por el Padre (cf. Juan 5:30; 6:38) y en el río Jordán el día de su bautizo, el Espíritu Santo es contemplado descendiendo, lo que implica que estaba en el cielo junto con el Padre en el momento del envío de su Hijo no solo con fines mesiánicos sino también redentores (2Tim.1:9).
“Y su Espíritu”: Aquí aparece una tercera persona, el Espíritu de Jehová, que también participa en el envío, como acabamos de comprobar. Esto refleja la misión conjunta del Hijo y del Espíritu en la redención (cf. Lucas 4:18; Juan 20:21–22).
FORISTA ARRIANO:
Negar la personalidad del Espíritu Santo y la coigualdad del Hijo con el Padre es rechazar la doctrina trinitaria revelada en la Escritura. Esta postura no solo es herética, sino que distorsiona la obra redentora de Dios:
“Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.” (1 Juan 5:7, Textus Receptus)
ERES RESPONSABLE.