Gracias por tu exposición, está muy bien estructurada. Permíteme matizar algunos puntos a la luz del texto bíblico sin recurrir todavía a categorías teológicas desarrolladas siglos después.
Es cierto que el "Espíritu Santo" se describe con lenguaje personal, pero eso no implica necesariamente que sea
una persona distinta en el sentido trinitario.
En la Biblia, muchas realidades no personales se expresan con lenguaje personal o activo para mostrar su función divina.
Por ejemplo:
- La sabiduría de Dios en Proverbios 8:1–31 habla, clama, enseña y aconseja —sin que nadie concluya que es una “persona divina” aparte de Dios.
- La sangre de Abel “clama” desde la tierra (Génesis 4:10).
- El amor de Dios “permanece” y “enseña” (1 Juan 2:27).
Todo esto muestra que el lenguaje personificado es habitual en la Escritura.
Cuando Jesús habla del
parákletos (Consolador), efectivamente usa pronombres masculinos (ἐκεῖνος, “Él”), pero eso se debe al género gramatical de la palabra griega
parákletos —que es masculina—, no a una intención teológica de presentar al "Espíritu" como una persona independiente.
El sustantivo
pneuma (“espíritu”), en cambio, es
neutro, y normalmente lleva pronombres neutros (como en Romanos 8:16: “el mismo Espíritu da testimonio…”).
Además, las funciones atribuidas al "Espíritu" (“enseña”, “testifica”, “guía”) son maneras bíblicas de describir
la acción de Dios mismo obrando en los creyentes.
Por eso, en muchos textos el Espíritu de Dios y Dios mismo
se identifican directamente:
- “¿A dónde huiré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?” (Salmo 139:7). Aquí el "Espíritu" es la presencia divina, no un ser separado.
- “Jehová es el Espíritu” (2 Corintios 3:17).
- En Hechos 5:3–4, mentir al "Espíritu Santo" equivale a mentir a Dios, porque el "Espíritu" es la presencia activa de Dios, no una tercera persona aparte.
Cuando Jesús fue bautizado, el Espíritu “descendió como paloma” (no
una paloma, sino
como paloma). Es una representación simbólica de la aprobación y poder de Dios manifestados sobre su Hijo, no necesariamente una “tercera persona” actuando de manera independiente.
El texto de Mateo 28:19 (“en el nombre del Padre, y del Hijo, y del "Espíritu Santo”) tampoco prueba igualdad ontológica.
“Nombre” (singular) indica autoridad, no identidad de esencia.
Del mismo modo, en 1 Corintios 10:2 los israelitas fueron “bautizados en Moisés” —sin que eso signifique que Moisés fuera una deidad.
La fórmula trinitaria expresa una unidad de propósito y manifestación, no necesariamente una “Trinidad” en sentido posterior.
En conclusión:
-El "Espíritu Santo" en la Biblia es
la energía, poder y presencia activa de Dios.
-Es santo porque procede de Dios, y “habla” o “enseña” porque Dios mismo actúa y comunica por medio de él.
Pero no hay en las Escrituras base suficiente para afirmar que sea una
persona distinta y coigual con el Padre y el Hijo.
Esa formulación aparece más tarde, al intentar definir filosóficamente lo que el texto bíblico expresa en lenguaje relacional y funcional.