¿QUÉ FUE EL CONCILIO DE TRENTO?
Por Kathryn Walter
El Concilio de Trento (1545–1563) fue una reunión oficial de la Iglesia Católica para responder a la Reforma Protestante. Allí se rechazaron las doctrinas fundamentales del Evangelio bíblico: solo la fe, solo la gracia, solo Cristo.
En lugar de afirmar que la salvación es un regalo de Dios, Trento enseñó que el ser humano debe cooperar con la gracia para ser salvo, y maldijo a cualquiera que creyera lo contrario. Literalmente dijeron:
“Si alguno dice que el impío es justificado solo por la fe… sea anatema.”
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¿CUÁL FUE EL VERDADERO CONFLICTO?
La raíz de la Reforma no fueron las indulgencias, sino un choque entre dos evangelios:
• El Evangelio de la gracia soberana de Dios
• Y el “evangelio del libre albedrío” de Roma
La gran pregunta era:
¿Somos salvos por gracia solamente? ¿O también depende de nuestras obras y decisión?
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¿QUÉ ENSEÑÓ TRENTO?
1. Que la gracia entra por el bautismo.
2. Que se mantiene con sacramentos y buenas obras.
3. Que si pecas, la pierdes, y debes recuperarla con penitencia.
4. Que tu salvación final depende de cómo cooperaste con esa gracia.
Esto no es el Evangelio. Es una mezcla peligrosa:
gracia + libre albedrío + esfuerzo humano = salvación.
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¿QUÉ DICE LA BIBLIA?
“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados.” (Efesios 2:1)
“Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.” (Efesios 2:8)
“Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.” (Romanos 9:16)
Roma dice que el hombre está débil y necesita ayuda.
La Biblia dice que el hombre está muerto, y necesita resurrección espiritual.
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TRENTO AÚN HABLA… Y NOSOTROS TAMBIÉN DEBEMOS HACERLO
Roma no ha cambiado. El Catecismo de la Iglesia Católica aún enseña lo mismo que Trento.
Y aunque hoy suene más suave, su evangelio sigue siendo:
“Dios salva si tú cooperas.”
Eso no es el evangelio de Cristo.
“Si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.” (Gálatas 2:21)
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LA REFORMA SIGUE SIENDO RELEVANTE
Los reformadores no murieron por una diferencia menor.
Dieron su vida por defender esta verdad:
La salvación es del Señor. (Jonás 2:9)
No es por libre albedrío.
No es por sacramentos.
No es por esfuerzo humano.
Es por gracia sola, por fe sola, en Cristo solo.
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“Aceptar el evangelio de Roma es rechazar el Evangelio.
Abrazar a Trento es traicionar a Cristo.”
