Re: PORQUE LOS CATOLICOS NO ADORAMOS IMAGENES.
El salón es de oro puro y el piso de cristal. La luz es resplandeciente y todo está inmaculado (sin alusiones marianas)
BEATO: Y a qué se debe tan agradable visita (al mismo tiempo piensa: ya viene esta a tratar de quitarme el puesto)
BEATA: Hola Casi ¿mucho trabajo?
BEATO: Usted sabe como es esto. Aquí no hay tiempo ni para un cafesito.
BEATA: Hay sí, verdad? Así estamos allá. Santa Petro está por pedir vacaciones. Está que no se soporta ni ella misma.
El beato sonrie de medio lado y piensa: ¡Qué comparación! Saber que aquí recibimos las peticiones de los 234.567 santos y de las 43.234 vírgenes y ésta viene jugando de viva con la oficina de Santa Petro. A esa no le van a dar vacaciones, pronto la jubilan.
BEATO: Pobre, deberían de dárselas... Y ¿en qué le puedo servir?
BEATA: Venía a hablar con el señor.
El beato piensa: -ya me lo imaginaba. Esta no pierde tiempo.
BEATO: ¡Qué lástima! pero figúrese que ahora está en la reunión semanal con el padre y el espíritu, decidiendo si aceptan una petición de un cristiano que se puso a pedirle directamente al señor. ¡¡Imagínese!!
Hay que ver que esos cristianos son unos rebeldes informales. No siguen el protocolo. Como si no tuvieran a los 234.567 santos y las 43.234 vírgenes para pedirles a ellos.
Aquí estamos llenos de quejas de la "Santa" "Madre" "Iglesia" acusando a esos rebeldes que no se quieren someter. No hemos podido ni con la carnada del ecumenismo. Ya algunos han caído, pero la mayoría se resiste.
Bueno, perdón, ya me puse a quejarme con usted.
Mientras el beato hablaba la beata se puso a pensar que ni se imaginaba que el asunto era tan complicado. Se cuestionaba seriamente cómo un mortal podía atreverse a pedirle directamente al señor. Ella nunca había oído de algo semejante.
BEATA: A sí, ya me habían hablado de eso. Esto es muy sencillo, basta con que el señor mande bastantes apologistas a confundir a los cristianos. Me gustaría conversar de eso con el señor otro día.
El beato ya no aguantaba escuchar más estupideces. Eso lo habían intentado muchas veces. Internet estaba llena de ellos y no lo habían logrado. Más bien cada día más católicos se convertían en cristianos y el santo padre estaba que ardía. Sin embargo, le dijo: ¡Qué interesante, tienes mucha razón! ¡espero que puedas hablarle al señor de eso!
En cuanto a tu asunto ¿tal vez yo te pueda ayudar?
BEATA: Bueno, quería hablarlo con el señor, pero ya Santa Petro me tiene loca con este asunto. Hace como nueve meses llamó una devota católica y pidió que le pidieramos al señor que él le pidiera al padre que le sane una gallina que no pone. ¿Podrías decirle, por favor?
Al beato casi se le cae la quijada al ver de lo que se trataba, y le dijo:
¡Claro! Esto es un asunto muy importante. Yo le digo en cuanto llegue.
BEATA: Gracias. Hasta luego.
BEATO: Gracias, vuelva pronto.
BEATA: Lo haré, adiós.
El beato piensa, para qué le dije que volviera.
La beata sale y el beato se queda rascando la cabeza, preguntándose qué era lo que estaba haciendo.
Durante tres horas las visitas de las beatas y beatos secretarios de las virgenes y santos entraban y salían de la oficina del beato Casimiro llevando peticiones para el señor.
Todo era muy bien ordenado por el asistente del beato -el antiguo padre Kal a quien nunca beatificaron porque no lo logró convertir a ningún cristiano-. El colocaba las peticiones según las fechas, la importancia de la virgen o el santo y la relevancia de la petición.
Por ejemplo, para América Latina estaban de primero las peticiones que se hacían a través de la Virgen de Guadalupe, y así...
Después de ese tiempo viene entrando el señor. El beato lo recibe cariñosamente, le ofrece una tasa de café y le sugiere que descance "porque parece muy cansado de la reunión".
El señor acepta el cafesito, pidiendo -eso sí- que sea Café de Costa Rica.
Cuando el beato le lleva la tasita de café se sienta un momento con el señor y le dice:
¿A qué no me adivina con qué me vino la beata Solopesuña?
SEGUIRÁ...
LA BEATA SOLOPESUÑA.
(Obra de Teatro que muestra como funciona la intercesión en el cielo)
(Obra de Teatro que muestra como funciona la intercesión en el cielo)
SEGUNDA PARTE:
El salón es de oro puro y el piso de cristal. La luz es resplandeciente y todo está inmaculado (sin alusiones marianas)
BEATO: Y a qué se debe tan agradable visita (al mismo tiempo piensa: ya viene esta a tratar de quitarme el puesto)
BEATA: Hola Casi ¿mucho trabajo?
BEATO: Usted sabe como es esto. Aquí no hay tiempo ni para un cafesito.
BEATA: Hay sí, verdad? Así estamos allá. Santa Petro está por pedir vacaciones. Está que no se soporta ni ella misma.
El beato sonrie de medio lado y piensa: ¡Qué comparación! Saber que aquí recibimos las peticiones de los 234.567 santos y de las 43.234 vírgenes y ésta viene jugando de viva con la oficina de Santa Petro. A esa no le van a dar vacaciones, pronto la jubilan.
BEATO: Pobre, deberían de dárselas... Y ¿en qué le puedo servir?
BEATA: Venía a hablar con el señor.
El beato piensa: -ya me lo imaginaba. Esta no pierde tiempo.
BEATO: ¡Qué lástima! pero figúrese que ahora está en la reunión semanal con el padre y el espíritu, decidiendo si aceptan una petición de un cristiano que se puso a pedirle directamente al señor. ¡¡Imagínese!!
Hay que ver que esos cristianos son unos rebeldes informales. No siguen el protocolo. Como si no tuvieran a los 234.567 santos y las 43.234 vírgenes para pedirles a ellos.
Aquí estamos llenos de quejas de la "Santa" "Madre" "Iglesia" acusando a esos rebeldes que no se quieren someter. No hemos podido ni con la carnada del ecumenismo. Ya algunos han caído, pero la mayoría se resiste.
Bueno, perdón, ya me puse a quejarme con usted.
Mientras el beato hablaba la beata se puso a pensar que ni se imaginaba que el asunto era tan complicado. Se cuestionaba seriamente cómo un mortal podía atreverse a pedirle directamente al señor. Ella nunca había oído de algo semejante.
BEATA: A sí, ya me habían hablado de eso. Esto es muy sencillo, basta con que el señor mande bastantes apologistas a confundir a los cristianos. Me gustaría conversar de eso con el señor otro día.
El beato ya no aguantaba escuchar más estupideces. Eso lo habían intentado muchas veces. Internet estaba llena de ellos y no lo habían logrado. Más bien cada día más católicos se convertían en cristianos y el santo padre estaba que ardía. Sin embargo, le dijo: ¡Qué interesante, tienes mucha razón! ¡espero que puedas hablarle al señor de eso!
En cuanto a tu asunto ¿tal vez yo te pueda ayudar?
BEATA: Bueno, quería hablarlo con el señor, pero ya Santa Petro me tiene loca con este asunto. Hace como nueve meses llamó una devota católica y pidió que le pidieramos al señor que él le pidiera al padre que le sane una gallina que no pone. ¿Podrías decirle, por favor?
Al beato casi se le cae la quijada al ver de lo que se trataba, y le dijo:
¡Claro! Esto es un asunto muy importante. Yo le digo en cuanto llegue.
BEATA: Gracias. Hasta luego.
BEATO: Gracias, vuelva pronto.
BEATA: Lo haré, adiós.
El beato piensa, para qué le dije que volviera.
La beata sale y el beato se queda rascando la cabeza, preguntándose qué era lo que estaba haciendo.
Durante tres horas las visitas de las beatas y beatos secretarios de las virgenes y santos entraban y salían de la oficina del beato Casimiro llevando peticiones para el señor.
Todo era muy bien ordenado por el asistente del beato -el antiguo padre Kal a quien nunca beatificaron porque no lo logró convertir a ningún cristiano-. El colocaba las peticiones según las fechas, la importancia de la virgen o el santo y la relevancia de la petición.
Por ejemplo, para América Latina estaban de primero las peticiones que se hacían a través de la Virgen de Guadalupe, y así...
Después de ese tiempo viene entrando el señor. El beato lo recibe cariñosamente, le ofrece una tasa de café y le sugiere que descance "porque parece muy cansado de la reunión".
El señor acepta el cafesito, pidiendo -eso sí- que sea Café de Costa Rica.
Cuando el beato le lleva la tasita de café se sienta un momento con el señor y le dice:
¿A qué no me adivina con qué me vino la beata Solopesuña?
SEGUIRÁ...