Hasta que llegó Jesús con Su Nuevo Testamento, sí había tal, fue una maldición impuesta por Dios mismo.
Más como dije y repito, Jesús hizo TODO nuevo:
38. Oísteis que fué* dicho á los antiguos: Ojo por ojo, y diente por diente. 39. Mas yo os digo: No resistáis al mal; antes á cualquiera que te hiriere en tu mejilla diestra, vuélvele también la otra;
43. Oísteis que fué* dicho: Amarás á tu prójimo, y aborrecerás á tu enemigo. 44. Mas yo os digo: Amad á vuestros enemigos, bendecid á los que os maldicen, haced bien á los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
(Mateo, 5)