El punto es que Dios quiere que seamos controlados por su Hijo.
Que Cristo sea el Señor de nuestras vidas.
No Bergoglio, no la reina del cielo, no el Vaticano. No los ángeles, no los santos, ni las santas.
Sólo Cristo, para que en todo tenga la Preeminencia.
Esto no es difícil de entender.
Que Cristo sea el Señor de nuestras vidas.
No Bergoglio, no la reina del cielo, no el Vaticano. No los ángeles, no los santos, ni las santas.
Sólo Cristo, para que en todo tenga la Preeminencia.
Esto no es difícil de entender.