Sorteando escollos o dándose contra ellos
Sorteando escollos o dándose contra ellos
Respuesta a Mensaje # 1520:
1 – Como ya se hizo notar, 1Co 1:2 hace extensiva esta carta a la iglesia en Corinto a “todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo”, por lo que no corresponde decir que “fue dirigida exclusivamente a los corintios”. El hecho de que Pablo responda a la consulta que los corintios le hicieron (7:1) no hace esta carta exclusiva a ellos, ya que basta recordar los asuntos que abarca en estos capítulos para darse cuenta de que también atañen a todas las iglesias, inclusive las de casi dos milenios después, pues tales principios siguen vigentes en el orbe entero. La Palabra de Dios no es “pan para hoy y hambre para mañana”.
No es necesario que Pablo escribiera unas cuantas veces sobre el velo, explayándose sobre su textura, tamaño y color, pues a las diez veces que se menciona el vocablo “cabeza” media docena de veces se habla del cubrirla o no. Un periodista que relata sobre las víctimas de un naufragio no necesariamente debe insistir con el agua, aunque sea el elemento fatal; si describe un incendio, tampoco tiene por qué abundar con el término “fuego” aunque es el principal agente del daño; todo está sobrentendido.
No había necesidad que escribiera “velo de tela” pues no hay velos que no sean de tela, como tampoco se come pan que no sea de alguna harina.
2 – Por supuesto que la postura contraria fue tomada en cuenta para refutarla como Dios manda. Fue necesario tomarla con toda su prestancia original, para que al restregarla entre los dedos quedase hecha polvo como resulta evidente a todos nuestros lectores.
3 – La evidencia histórica ¿puede acaso taparle los ojos a la cordura y la razón?
Estas instrucciones de Pablo son más que una mera costumbre pues en el contexto debido son principios espirituales a los que los ángeles están atentos. No ha desaparecido completamente ni lleva miras a desaparecer mientras los varones cristianos todavía estén con sus cabezas descubiertas en las reuniones de los santos.
Que el cabello se pierda no tiene vuelta, pero que el velo se ponga viejo permite substituirlo por otro nuevo. La temporalidad física de ambos en nada afecta la observancia permanente de estas disposiciones.
Sorteando escollos o dándose contra ellos
Respuesta a Mensaje # 1520:
1 – Como ya se hizo notar, 1Co 1:2 hace extensiva esta carta a la iglesia en Corinto a “todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo”, por lo que no corresponde decir que “fue dirigida exclusivamente a los corintios”. El hecho de que Pablo responda a la consulta que los corintios le hicieron (7:1) no hace esta carta exclusiva a ellos, ya que basta recordar los asuntos que abarca en estos capítulos para darse cuenta de que también atañen a todas las iglesias, inclusive las de casi dos milenios después, pues tales principios siguen vigentes en el orbe entero. La Palabra de Dios no es “pan para hoy y hambre para mañana”.
No es necesario que Pablo escribiera unas cuantas veces sobre el velo, explayándose sobre su textura, tamaño y color, pues a las diez veces que se menciona el vocablo “cabeza” media docena de veces se habla del cubrirla o no. Un periodista que relata sobre las víctimas de un naufragio no necesariamente debe insistir con el agua, aunque sea el elemento fatal; si describe un incendio, tampoco tiene por qué abundar con el término “fuego” aunque es el principal agente del daño; todo está sobrentendido.
No había necesidad que escribiera “velo de tela” pues no hay velos que no sean de tela, como tampoco se come pan que no sea de alguna harina.
2 – Por supuesto que la postura contraria fue tomada en cuenta para refutarla como Dios manda. Fue necesario tomarla con toda su prestancia original, para que al restregarla entre los dedos quedase hecha polvo como resulta evidente a todos nuestros lectores.
3 – La evidencia histórica ¿puede acaso taparle los ojos a la cordura y la razón?
Estas instrucciones de Pablo son más que una mera costumbre pues en el contexto debido son principios espirituales a los que los ángeles están atentos. No ha desaparecido completamente ni lleva miras a desaparecer mientras los varones cristianos todavía estén con sus cabezas descubiertas en las reuniones de los santos.
Que el cabello se pierda no tiene vuelta, pero que el velo se ponga viejo permite substituirlo por otro nuevo. La temporalidad física de ambos en nada afecta la observancia permanente de estas disposiciones.