(pues todo sugiere que tu no estas a favor de identificarlos precisamente como PERSONAS DIFERENTES) ... y es que el CONCEPTO DE SER PERSONA es lo que aqui se debate en fondo.
Yo no estoy a favor de llamar "personas" a Dios, a Jesús y al Espíritu Santo como Trinidad. Que quede claro que no hablo de personas diferentes. solo persona
La respuesta de Tomás de Aquino expresa que:
Es conveniente que a Dios se le dé el nombre de persona: se le da a Dios el nombre de persona por "conveniencia", no porque sea una persona
Por eso, en grado sumo a Dios le corresponde el nombre de persona: En una posición discutible afirma que le corresponde "el nombre de persona", no que sea una persona
persona, aplicado a Dios, es la existencia incomunicable de la naturaleza divina: Es decir, persona de acuerdo a sus atributos, no por lo que Dios es
A estas objeciones me refería, cuando dije que me inclinaba a estar de acuerdo con ellas
Son posiciones dentro de la iglesia
También Boecio emplea una frase de San Jerónimo para decir que el nombre de persona no hay que darlo a Dios
Estas son las razones que tengo, para pensar como lo expresé al comienzo, además de lo que me dicta la conciencia
El nombre persona, ¿se puede o no se puede dar a lo divino?
Por Gabriel Ariza | 24 mayo, 2014
SUMMA THEOLOGIAE
Objeciones por las que parece que el nombre persona no puede darse a lo divino:
1. Dice Dionisio al comienzo del De Div. Nom.: De todo lo oculto de la sublime sustancia divina nadie debe atreverse a decir o pensar más que lo que nos ha sido comunicado directamente en las Santas Escrituras. Pero
el nombre persona no nos ha sido dado en toda la Sagrada Escritura, ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento. Luego no hay que utilizar el nombre persona aplicándolo a lo divino.
2. Dice Boecio en el libro De Duab. Natur.: Parece que
el nombre de persona tiene su origen en aquellas personas que, en las comedias y tragedias, representaban a alguien. Pues persona viene de personar, ya que en algo hueco el sonido necesariamente es mayor. Pues bien, estas personas los griegos las llamaban prosopa, que son las máscaras que se ponían delante de la cara y de los ojos tapando el rostro. Pero esto no le corresponde a lo divino, a no ser, quizás, como metáfora.
Luego el nombre persona no se da a Dios más que metafóricamente.
3.
Toda persona es hipóstasis. Pero el nombre hipóstasis parece que no le corresponde a Dios, pues, según Boecio, significa lo que sostiene los accidentes, que en Dios no hay.
Y Jerónimo también dice que en el nombre hipóstasis, el veneno se oculta bajo la miel. Luego el nombre persona no hay que darlo a Dios.
4. Suprimida la definición, suprimido lo definido. Pero parece que la definición de persona anteriormente dada (a.1), no le corresponde a Dios. Porque conlleva conocimiento discursivo, que no le corresponde a Dios, como ya se demostró (q.14 a.7), y, así, no se puede decir: Dios de naturaleza racional. Y también
porque no puede decirse: Dios sustancia individual, pues el principio de individuación es la materia, y Dios es inmaterial; y no sustenta accidentes para que se le pueda llamar sustancia. Luego a Dios no debe atribuírsele el nombre persona.
Contra esto: está lo que se dice en
el Símbolo de Atanasio: Una es la persona del Padre, otra la del Hijo y otra la del Espíritu Santo.
Respondo: Persona significa lo que es más perfecto en toda la naturaleza, es decir, el subsistente en naturaleza racional. Por eso, como a Dios hay que atribuirle todo lo que pertenece a la perfección por el hecho de que su esencia contiene en sí misma toda perfección,
es conveniente que a Dios se le dé el nombre de persona. Sin embargo, no en el mismo sentido con que se da a las criaturas, sino de un modo más sublime; así como los otros nombres que damos a Dios, como ya dijimos anteriormente al tratar sobre los nombres de Dios (q.13 a.3).
A las objeciones:
1. Aun cuando el nombre persona no se encuentre en la Escritura del Antiguo y del Nuevo Testamento aplicado a Dios, sin embargo, su significado sí se encuentra muchas veces y aplicado a Dios. Es decir, Él es el Ser en grado sumo y absolutamente inteligente. Si se requiriera que se hablase de Dios sólo con aquellas mismas palabras con que se nos habló de Dios en la Sagrada Escritura, se seguiría que nunca se podría hablar de Dios con una lengua distinta a la usada en la Escritura del Antiguo y del Nuevo Testamento. Encontrar nuevas palabras que expresen la antigua fe sobre Dios empezó a ser necesario para poder discutir con los herejes. Y esta novedad de palabras no hay por qué evitarla, pues no es profana, ya que no discrepa del sentido de la Escritura. El Apóstol (1 Tim 6,20), lo que enseña es a evitar las novedades de las palabras profanas.
2. Aun cuando el sentido original del nombre persona no le corresponde a Dios, sin embargo, su significado sí le corresponde a Dios en grado sumo. Pues, porque en las comedias y tragedias se representaba a personajes famosos, se impuso el nombre de persona para indicar a alguien con dignidad. Por eso en las iglesias empezó la costumbre de llamar personas a los que tienen alguna dignidad. Por lo cual algunos definen la persona diciendo que es la hipóstasis distinguida por la propiedad relativa a la dignidad. Como quiera que subsistir en la naturaleza racional es de la máxima dignidad, todo individuo de naturaleza racional es llamado persona, como ya dijimos (a.1). Pero la dignidad de la naturaleza divina supera toda dignidad.
Por eso, en grado sumo a Dios le corresponde el nombre de persona.
3. El nombre hipóstasis en su sentido original no le corresponde a Dios, puesto que El no sustenta accidentes; pero sí le corresponde indicando la realidad subsistente. Jerónimo dice que bajo este nombre se esconde veneno, porque antes de que este nombre fuera plenamente conocido por los latinos, los herejes con este nombre confundían a la gente sencilla para que confesaran muchas esencias como se confiesan muchas hipóstasis; debido a que el nombre de sustancia, cuyo equivalente griego es el de hipóstasis, generalmente es tomado entre nosotros por esencia.
4. Dios puede ser llamado naturaleza racional en cuanto que no implica proceso discursivo, sino naturaleza intelectual. Individuo, en cambio, no puede corresponderle a Dios en cuanto referido a la materia como principio de individuación, sino sólo en cuanto que implica incomunicabilidad. Sustancia, por otra parte, le corresponde a Dios en cuanto que significa existir por sí mismo. Algunos dicen que la definición de Boecio que hemos citado anteriormente (a.1), no es una definición de persona en el sentido en el que lo atribuimos a Dios. Por lo cual, Ricardo de San Víctor, queriendo corregir dicha definición,
dijo que persona, aplicado a Dios, es la existencia incomunicable de la naturaleza divina.