Re: Pastores conversos al catolicismo.
si se refiere a que decir la verdad no es amar entonses es a muchos a quien esta acusando ,incluso a jesus por como trato a los religiosos de su tiempo ,,,,por otro lado ,,,
yo solo e senalado los dogmas de su secta en cambio
usted me a acusado de que soy un falso profeta ,,,,.
yo no e dicho eso de usted ,,,,,
entonses de que habla ???
pues si supiera usted como el odio catolico romano se a manifestado a traves de toda la historia ,,,lea ,,pero de fuentes seculares no solo la version distorcionada de los catolico romanos ,,,
Tu lo dices...?
ver el pasado ,bueno de profetizar el fin del mundo en el pasado es contra el mandato de jesus...-Mateo 7:21-23 No todo el que dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.”
“Nunca os conocí”, replicará Cristo a “muchos” que le dirán “en aquel día, Señor, Señor… en tu nombre” profetizamos, echamos demonios e “hicimos muchos milagros” . Mateo 7:21-23. Alarmante advertencia para quienes reclaman poderes sobrenaturales. ¿Quiénes son estos creyentes que Cristo jamás conoció, y por qué “nunca” los conoció?
“Nunca os conocí” , replicará Cristo a “muchos” que le dirán “en aquel día, Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” , añadiendo: “Apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:21-23). ¡No los conoció “nunca” el Señor! “¡NUNCA!” Pese a sus pretensiones de haber profetizado, echado demonios y hecho milagros, invocando el sagrado nombre de Cristo. “NUNCA” los conoció ni en una sola ocasión. Aunque fueran activos en alguna iglesia, movimiento o ministerio independiente por cinco, veinticinco, cincuenta años. No obstante éxitos notables en “campañas de sanidad”, “talleres para profetas” No importando en nada su carisma o fama personal. Su fogosidad, agresivos ataques contra Satanás y los “demonios”, diatribas sobre vicios y pecados, denuncia elocuente de males sociales; sus “aleluyas”, “glorias a Dios”, oraciones en “lenguas angelicales” e invocación incesante del “nombre de Jesús”, no alteran en nada su desesperanzado estado espiritual de no haber sido conocidos jamás por Cristo. “Nunca os conocí” sentencia el Señor con finalidad irremediable, inapelable. Para él, son como puros extraños.
En esta porción de su “sermón del monte”, Jesucristo señala particularmente a los discípulos que reclaman ejercer poderes sobrenaturales , o sea, “dones espirituales” (1 Corintios 12:1), específicamente, los de profetizar, echar fuera demonios y hacer milagros. A través de la Era Cristiana, millones de personas se han atribuido estos poderes, y en el presente, pues muchísimos también, quizá más que en cualquier otra época, aseguran poseerlos, promocionándose descaradamente la mayoría y
gloriándose soberbiamente. Sobresalen entre ellos los pentecostales. Los unos aplican la advertencia de Cristo a los otros, por ejemplo, los profetas pentecostales señalan a Elena White (profetisa que fundó la Iglesia Adventista del Séptimo Día), Joseph Smith (fundador del mormonismo) , William Miller (quien fijó la Segunda Venida de Cristo para el año 1843, luego para el 1844) y Charles Taze Russell (fundador de los Testigos de Jehová) como “falsos profetas”. La convicción del que escribe es que todos los proclamados “profetas, profetisas y hacedores de milagros” del presente están en la mirilla del Señor cuando él advierte: “Muchos me dirán en aquel día…” .
Dirán al Señor: “en tu nombre echamos fuera demonios” , pero el Señor contestará que ellos mismos son “hacedores de maldad” , y por inferencia, colaboradores de los mismos demonios que pretenden echar fuera, y por ende, también de Satanás, a quien acostumbran denunciar con gran vehemencia. ¿Qué “maldad” hacen? ¿De qué son culpables? El Señor Jesús no define explícitamente la “maldad” de estos creyentes que él no reconoce como hijos suyos. En este contexto, su “maldad” abarca, inferimos, todos sus adulteraciones doctrinales que resultan en evangelios corruptos, la vergonzosa inmoralidad de gran número (adulterio, fornicación, vicio de pornografía, como en los infames casos de Jim y Tammy Bakker, y Jimmy Swaggart) , la crasa mercadería característica de sus “ministerios” (Binny Hill, Rodolfo Font) , en fin, todas las prácticas suyas que hacen violencia a los preceptos de la sana “doctrina de Cristo” (Hebreos 6:1).
¿Acaso les dirá Cristo “Nunca os conocí” por ellos convertirse en “hacedores de maldad” después de haber recibido perdón de pecados y ser añadidos a la iglesia en virtud de
su obediencia al evangelio no adulterado? Fíjese bien, . Si fueron perdonados y añadidos a la iglesia, entonces, lógicamente, fueron conocidos por Cristo . Quien hace maldad después de ser redimido puede arrepentirse y ser restaurado. “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo . Y él es la propiciación por nuestros pecados…” (1 Juan 2:1-2). El que cae de la gracia, desligándose de Cristo (Gálatas 5:4), si no se arrepiente jamás, se hace culpable del pecado de muerte (Hebreos 6:4-6). Pero, ni siquiera a este diría Cristo “Nunca os conocí” por la razón de que sí, definitivamente, lo conoció antes de que cayera de la gracia, ya que estando en la gracia de Dios gozaba de perdón y reconciliación. Desde luego, estas verdades se aplican tanto al poseedor de dones sobrenaturales como al que no posee ninguno.
Dirá el Señor “Nunca os conocí” a los “muchos” profetas, exorcistas y hacedores de milagros que él visualiza en su pronunciamiento de Mateo 7:21-23 porque los poderes que se atribuían fueran ficticios, y no dones auténticamente divinos? Esta pregunta presupone otra, a saber: ¿puede una persona convertida genuinamente al Señor, perdonada y reconciliada, nacida de nuevo, cometer luego el error, por cierto gravísimo por sus múltiples consecuencias dañinas, de malentender los dones sobrenaturales, aun hasta el extremo de confundirlos con “gran poder y señales y prodigios mentirosos” (2 Tesalonicenses 2:8-9), reclamando para sí y practicando dones fatulos? ¿Por qué no? Como cualquier otro error o pecado. De hecho, algunos discípulos en Corinto, convertidos por la predicación del apóstol Pablo, y por lo tanto, conocidos, se induce, por Cristo, se incurrieron en varios errores serios relacionados con los dones sobrenaturales (1 Corintios, los Capítulos 12, 13 y 14). “Nunca os conocí” no es aplicable a tal discípulo por la sencilla razón de que sus errores o pecados respecto a dones, bien sean estos auténticos o falsos, no invalidan su previa conversión genuina a Cristo, la que le colocó entre los conocidos del Señor.
Es evidente, pues, que la sentencia durísima del Señor dictada contra los profetas y hacedores de milagros que él señala en Mateo 7:21-23 obedece a alguna circunstancia espiritual de todavía más gravedad. ¿Cuál sería? Pensamos discernir la pista clave en el adverbio “nunca” . “Nunca.” ¿Por qué “nunca” ? Revisando los pasos que el ser humano ha de tomar para ser conocido por Dios, vemos que la fe es necesaria (Hebreos 11:6; Marcos 16:16), como además el arrepentimiento (Hechos 17:30-31) y la confesión del nombre de Cristo (Romanos 10:10-17). También el bautismo conforme a los designios fijados por Dios mismo (Hechos 2:38; 22:16; Marcos 16:15-16). Para ser conocido por Dios, ¿basta solo creer en Cristo como el Hijo de Dios? ¿No creyeron estos profetas, y hacedores de milagros a quienes dirá el Señor “Nunca os conocí” ? ¡Claro que sí! “Señor, Señor… en tu nombre… en tu nombre… en tu nombre…” Pero, les declara el Señor “Nunca os conocí” , a pesar de su fe de ellos. Y quizás a pesar de su arrepentimiento cuando primero escucharon a Cristo predicado. Pero, en algo fundamental fallaron para que el Señor dijera nunca haberlos conocido. Suponiendo genuina su fe, arrepentimiento y confesión del nombre, aun debían bautizarse de acuerdo con el modo y el propósito divinamente establecidos. ¿Conoce el Señor a la persona que esto no lo hace? Negativo. ¿Conoce el Señor a la persona que no nace de nuevo? Negativo. ¿Qué se requiere para nacer de nuevo? Nacer del agua y nacer del Espíritu. “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios ” (Juan 3:5). Nacer de agua es bautizarse , acto indispensable, según la misma declaración de Cristo a Nicodemo, para “entrar en el reino de Dios” . ¿Conoce el Señor a la persona que no entra en su reino espiritual? Pregunta retórica es esta, pues obviamente, él conoce solo a las almas que se hacen ciudadanos de su reino. Por consiguiente, su derecho de decir “Nunca os conocí” a toda persona que no haya pertenecido jamás a su reino, ¿qué mente entendida lo cuestiona? Y la persona no bautizada conforme al modo y el propósito divinos no es admitida al reino. No nace de agua, y por consiguiente, “no puede entrar en el reino de Dios” :
-Consideremos los casos del apóstol Pedro y el profeta Bernabé (Hechos 13:1), varones dotados de auténticos poderes sobrenaturales. Los dos cayeron en pecado en Antioquía de Siria, teniendo “miedo de los de la circuncisión” , siendo arrastrados “por la hipocresía de ellos” , retrayéndose y apartándose de los gentiles convertidos a Cristo. Eran “de condenar” sentencia el apóstol Pablo porque “no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio” (Gálatas 2:11-21). Se arrepintieron y se restablecieron espiritualmente. Pero, supongamos que no se hubiesen arrepentido. En tal caso, el Señor nos les diría “en aquel día” : “Nunca os conocí” , porque sí, en definitiva, los conoció ya que antes de caer en pecado eran fieles miembros y obreros de su iglesia.
SHALOM... TE ESTIMO......