1 pedro 4:6
6.
Por esto.
La primera parte de este versículo podría traducirse: "Porque para esto hasta a los muertos el evangelio fue proclamado". Cada uno será juzgado de acuerdo 597 con su respuesta personal a la medida de la verdad que llegó a conocer.
Ha sido predicado el evangelio.
La flexión del verbo indica claramente que esta predicación tuvo lugar antes de que Pedro redactara esta epístola, y que ya no continuaba. Si Pedro se hubiera estado refiriendo a personas espiritualmente muertas, hubiera escrito: "El evangelio está siendo predicado" (ver com. "a los muertos").
A los muertos.
Probablemente a los cristianos ya muertos, como lo sugiere la última parte del versículo. El contexto hace improbable la idea de que Pedro hable aquí en sentido figurado de los que están espiritualmente muertos, aunque este sentido es común en otros pasajes de las Escrituras (ver com. Mat. 8: 22; Efe. 2: 1; Col. 2: 13). Los "muertos" de 1 Ped. 4: 5 son evidentemente muertos literales, y puesto que los vers. 5 y 6 hablan de los "muertos" en relación con el juicio, seguramente los "muertos" del vers. 6 son también muertos literales. Si hubiese una transición del sentido literal al figurado, se vería inmediatamente por el contexto. Sin embargo, las Escrituras enseñan explícitamente el estado inconsciente de los muertos y que el tiempo de gracia de los seres humanos termina con la muerte (ver com. cap. 3: 19). Por eso, la única conclusión que concuerda con las enseñanzas del conjunto de la Biblia es que los que estaban "muertos" en el tiempo cuando escribía Pedro, habían oído el Evangelio antes de que murieran. El Evangelio fue predicado a los que ahora están muertos.
Para que.
El apóstol destaca dos resultados de la predicación del Evangelio a seres humanos que una vez vivieron, pero que ya habían muerto.
Sean juzgados.
Ver com. Juan 5: 29; 2 Cor. 5: 10; Heb. 9: 27. No podrían ser tenidos por responsables de responder al Evangelio, si nunca lo hubieran oído (ver com.
Eze. 3: 18-20; Juan 3: 19; 15: 22; Hech. 17: 30; Sant. 4: 17; cf. Luc. 23: 34; 1 Tim. 1: 13).
En carne.
Es decir, como seres humanos vivos (ver com. cap. 3: 18).
Según.
Los que han muerto serán juzgados teniendo en cuenta cómo actuaron en esta vida. Serán juzgados sobre la misma base que los "vivos", es decir los vivos mencionados en el vers. 5.
Pero vivan.
Pedro se refiere evidentemente a cristianos que habían muerto en Jesús, en los cuales tenían muchísimo interés los creyentes del NT (ver com. 1 Cor. 18: 12-14; 1 Tes. 4:13-17). Esos "muertos" oyeron y aceptaron el Evangelio mientras vivían, y en el juicio serán considerados como dignos de vivir "en espíritu según Dios".
En espíritu.
Es decir, con cuerpos glorificados e inmortales como el de Cristo cuando resucitó (ver com. cap. 3: 18); sin embargo, cf. Juan 3: 6; Rom. 8: 9.
Según Dios.
Podría significar "como Dios vive"; es decir, serán transformados en inmortales (ver com. 1 Cor. 15: 51-55; 1 Tes. 4: 16-17); o, "como Dios lo quiere", esto es de acuerdo con la voluntad de Dios de que vivan, según se decretó en el juicio.
1pedro 3:
Fue y predicó.
El énfasis se halla en la predicación y no en el acto de ir. "Predicó" es una traducción del verbo k"rússÇ, que es el que se usa generalmente para referirse a la predicación de Cristo en esta tierra. En cuanto al tiempo cuando sucedió esta predicación, ver com. vers. 20.
Espíritus.
Gr. pnéuma, "viento", "aliento", "espíritu" (ver com. Luc. 8: 55; cf. com.
Núm. 5: 14). El aliento es una de las características distintivas de los seres vivientes, pero aquí, debido a una sinécdoque, figura de retórica en la cual una parte de algo se toma como el todo, pnéuma podría significar sencillamente "persona". Compárese con 1 Cor. 16: 1 8, donde "mi espíritu" significa "yo", y Gál. 6: 18; 2 Tim. 4: 22; etc., donde "vuestro espíritu" o "tu espíritu" significan "vosotros" o tú" (cf. Fil. 4: 23). Ver com. Heb. 12: 9, 23; cf. Núm. 16: 22; 27: 16. Por lo tanto estos "espíritus" pueden ser considerados como seres humanos vivos. La primera parte del vers. 20 indudablemente los identifica como personas que vivieron en la tierra inmediatamente antes del diluvio. Eran seres humanos vivos tan ciertamente como lo fueron las "ocho almas" (BC), que es una traducción de la palabra psuj del vers. 20.
Algunos sostienen que estos pasajes (cap. 3: 18-20 y cap. 4: 6) apoyan la doctrina de la inmortalidad del alma, del estado consciente de los muertos, y que durante el intervalo entre su crucifixión y resurrección Cristo descendió al hades, el reino figurado de los muertos (ver com. Mat. 11: 23), para predicar a los espíritus desencarnados que allí se encontraban. Pero la lógica de este punto de vista pide que esos "espíritus" hubieran estado en alguna especie de purgatorio cuando
Cristo les predicó, porque el propósito de su predicación era, a no dudarlo, darles una segunda oportunidad para salvarse y escapar del purgatorio. Pero la mayoría de los protestantes que creen que Pedro enseña aquí que el hombre está consciente en la muerte, se horrorizarían de aceptar las doctrinas del purgatorio y la no menos antibíblica de una segunda oportunidad para salvarse.
Los que sostienen que Pedro está apoyando la creencia en la llamada inmortalidad natural del alma, deben también explicar por qué Cristo favoreció a los "espíritus" de los pecadores muertos en el tiempo de Noé y no les dio la misma oportunidad a los de otras generaciones.
Las Escrituras enseñan claramente que los seres humanos deben aceptar la salvación en esta vida presente porque su tiempo de gracia personal termina con la muerte (ver com. Mat. 16: 27; Luc. 16: 26-31; Rom.2: 6; Heb. 9: 27; cf Eze. 18: 24; Apoc. 22: 12). También enseñan claramente que los muertos están inconscientes (ver com. Sal. 146; 4; Ecl. 9: 5-6; Mat. 10: 28; Juan 11: 1 1; 1 Tes. 4: 13; Cf com. Gén. 2: 7; Ecl. 12: 7). Por tales razones, creer que esos "espíritus" son seres conscientes desencarnados capaces de oír y aceptar el Evangelio, contradice muchas evidentes enseñanzas de las Escrituras. Es bueno advertir que Pedro no enseña que Cristo predicó a esos supuestos espíritus desencarnados. (Ver Nota Adicional de la traductora al término del capítulo.)
Argumentar que la gente de los días de Noé no tuvo una oportunidad razonable para salvarse, es ignorar el hecho de que Noé fue un "pregonero de justicia" en esa generación (2 Ped. 2: 5), y que los antediluvianos rechazaron a sabiendas el mensaje que Dios les envió por medio de Noé (ver com. 1 Ped. 3: 20). "La paciencia de Dios" no hubiera esperado "en los días de Noé, mientras se preparaba el arca" (vers. 20), a menos que aquellos a quienes Dios esperaba tan pacientemente no hubieran tenido la oportunidad de creer y obedecer.
Encarcelados.
Gr. en fulak, "en prisión", por lo tanto, un lugar donde las personas están detenidas y vigiladas, una "prisión". El contexto debe determinar si Pedro habla literal o figuradamente. Si se entiende literalmente, esta "prisión" sería un lugar donde las almas de los que han muerto -como algunos dicen que son los "espíritus" del vers.19- 592 están detenidas hasta que se haya decidido su suerte. Si se entiende figuradamente, esa "prisión" se referiría a la condición espiritual de los "espíritus" que "desobedecieron". En cuanto al uso de "prisión" en este último sentido, ver Isa. 42: 7; cf. Isa. 61: 1; Luc. 4:18. La segura prisión de los antediluvianos en la cárcel del pecado es evidente por Gén. 6: 5-13 y por el hecho de que sólo ocho personas escaparon de ella (1 Ped. 3: 20). Sólo Cristo puede liberar a los hombres de sus malos hábitos y deseos con los cuales los encadena Satanás.
20.
En otro tiempo.
0 "anteriormente".
Desobedecieron.
Gr. apeithéÇ, "no creer", "desobedecer", lo que implica una incredulidad deliberada y una desobediencia intencional. Los pecadores de los días de Noé tuvieron suficiente luz espiritual para hacer una decisión inteligente; no se justificaba una segunda oportunidad. Eran tan desobedientes que Dios no pudo tolerarlos más (Gén. 6: 5-13); pero a pesar de todo, "esperaba la paciencia de Dios" que ellos se arrepintieran. Si Dios los "esperaba" no hay duda de que también nos espera con paciencia a nosotros.
Cuando.
Es decir, cuando los "espíritus" -los antediluvianos- eran desobedientes, cuando "esperaba la paciencia de Dios" por amor a ellos "mientras se preparaba el arca".
Una vez.
La evidencia textual establece la omisión de esta frase.
Esperaba.
Gr. apekdéjomai, "esperar pacientemente". Dios tiernamente espera que se arrepientan los pecadores. No quiere "que ninguno perezca" (2 Ped. 3: 9).
Días de Noé.
Ver Gén. 6: 5-13.
Se preparaba.
Mejor "se construía".
Ocho.
Ver Gén. 7: 7.
Fueron salvadas.
Gr. dias^zo, "salvar" "conducir sano y salvo", verbo que también se usa para describir el proceso de curación de una enfermedad (Mat. 14: 36) y un viaje con feliz destino (Hech. 23: 24). Estas ocho personas prestaron atención al mensaje enviado por Cristo y proclamado a esa generación por Noé, el "pregonero de justicia" (2 Ped. 2: 5).
Por agua.
O "a través del agua" (BJ, BA). Las aguas del diluvio, que sepultaron a los pecadores que "desobedecieron" en los días de Noé, fueron el medio para salvar a los que estaban dentro del arca de salvación, y así se les conservó la vida.
La salvación "por agua" de esas "ocho... personas" y la razón de Pedro para insertarlo, es el clímax de este paréntesis un poco extenso en cuanto a los antediluvianos. La lección que se deduce de este episodio se expresa en el vers. 21: así como "fueron salvados por agua", así también" el bautismo... ahora nos salva". Pero tanto esos "ocho" antediluvianos como los cristianos son igualmente salvados en virtud de la resurrección de Cristo de los muertos (ver com. vers. 19, 2 l), pues de otra manera no habría esperanza para ninguno de esos grupos (ver 1 Cor. 15:13-23).
lo que debes hacer es estudiar la biblia en su contenido original y no en las traducciones que muchas veces son malas y no dicen claramente la idea de lo qiue el apostol enseña