Re: Oraciones marianas antibiblicas
Otra oración. Ya la he comentado en alguna ocasión; pero ahora seguiré el método de Eidher de analizarla de cerca.
¡Oh Señora mía, oh Madre mía!
yo me ofrezco enteramente a vos
y, en prueba de mi filial afecto,
os consagro en este día
mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón,
en una palabra, todo mi ser.
Ya que soy todo vuestro, ¡oh madre de bondad!,
guardadme y defendedme
como cosa y posesión vuestra.
Amén.
1. ¡Oh Señora mía, oh Madre mía!
Aún no sabemos en virtud de qué concesión especial de poder debe ser María, la Madre de Dios Hijo, Señora. ¿Por qué es Señora nuestra?
La Biblia nos presenta varios tipos de Señoríos, el principal el de nuestro señor Jesucristo, al que se le llama Kyros numerosas veces; y en general a Dios. También se habla del Señorío del padre a los hijos y de la esposa a su marido; y del señorío por causa de ley civil, como son reyes, señores de la tierra etc...
No obstante, a María no se le hace tal distinción. María como quien fue y es, tiene un sólo Señor Jesucristo, de quien es Madre, tuvo un señor llamado José en virtud del matrimonio y otros señores por la potestad civil.
Lo de "madre mía" es aún más incomprensible. María es madre de Jesucristo, que es Hombre y Dios verdadero; es Madre de Dios Hijo, y en suma madre de Dios; en virtud de la comprensión que hacemos de la communicatio iodiomática de las naturalezas de Jesucristo.
Pero no es bajo ningún concepto, madre de Dios-Padre, la única razón que se me ocurriría para que fuese madre o abuela nuestra. Tampoco es madre física de ninguno de nosotros. La filiación de Cristo con María no es extensiva, y sólo se concretó extraordinariamente en Juan, quien la asumió como madre adoptiva para poder cuidar de ella. Llamarla madre nuestra o mía, es tan absurdo como llamar a la madre de María, Santa Ana, abuela nuestra.
Sólo hay un par de casos que ejemplarizarían una contrariedad en lo que es el parentesco estricto, en los que se usa la palabra "padre" para Abraham, por ejemplo, pero eso se hace en el sentido de que es un padre o conditor de un pueblo, sentido que tampoco se puede aplicar a María.
2. yo me ofrezco enteramente a vos
y, en prueba de mi filial afecto,
os consagro en este día
mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón,
en una palabra, todo mi ser.
(Mat 22:36-37) Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
Casi no hace falta comentar lo sumamente idólatra y prohíbido que está para un cristiano el ofrecerse a sí mismo "enteramente" a alguien o algo que no sea Dios. No hace falta siquiera que busque mayor argumento en la Biblia que (Exo 20:3) No tendrás dioses ajenos delante de mí. ¿Y por qué? Por que ofrecerse enteramente "todo mi ser", sólo se me ocurriría si lo hiciese ante Dios, pues yo no me pertenezco como para ofrecerme, y sólo me puedo ofrecer a quien yo pertenezco. ¿No?
Quien se ofrece, consagrándose de éste modo, contradicé todo el espíritu netamente monoteísta de la Biblia, no teme a Dios, quien dice ser un Dios celoso, y diviniza a María haciéndola tanto como Dios al darle a ella lo que sólo a Dios pertenece.
Es terrible leer en concreto que explícita es esta oración, que no sólo no se conforma con decir que uno se ofrece todo a quien no puede, no debe y no quiere tal ofrecimiento; sino que entra en detalles, como mis ojos, mi lengua, mis oídos y mi corazón. Pues no sólo habla del cuerpo y el alma; sino que nombrando los sentidos nos da a entender que también lo que con la lengua y el corazón hacemos y sentimos.
3. Ya que soy todo vuestro, ¡oh madre de bondad!,
guardadme y defendedme
como cosa y posesión vuestra.
Amén.
Se entiende que tras éste ofrecimiento, uno queda bajo la posesión de María, pues la oración dice "ya que soy todo vuestro". Más el Señor nos dice: Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. (Mat 6:24).
No digo que quienes pronuncian esta oración aborrezcan a Dios, pero adviertan que Jesús nos da a entender que sólo se puede servir a un Señor; incluso cuando servimos a nuestras autoridades debemos hacerlo siempre en el orden de lo dispuesto por Dios, nunca pecando, y es pecar el ofrecerse a alguien que no es Dios y el reconocer que sólo a María nos entregamos como objeto de posesión suya.
Nuevamente recuerdo que sólo somos de Dios, que sólo Él es nuestro Padre, y sólo a él le pertenecemos. Sólo hay una excepción a la filiación divina, y es que los que no son del Padre Dios son del Diablo como dice el Señor: Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. (Joh 8:44)
También nos dice el Señor, en el evangelio de Juan, en el capítulo 15; que sólo podemos pertener y ser de Dios. Si no seremos arrojados al fuego. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. (Juan 15:4)
Y que sea María encargada de guardarnos y defendernos, tampoco se ajusta al evangelio, el Señor nos enseñó a orar. Orar al Padre a quien le pedimos: "Que nos libre del mal". Sólo el Señor nos libra y defiende del mal.
Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal.
(Lucas 11:2-4).