¡Nuestro mundo le pertenece a Dios!

Invocamos que los gobiernos hagan justicia pública (Mateo 5:6) y protejan las libertades y derechos (Isaías 61:8) de los individuos, grupos e instituciones, (Lucas 4:17-21) para que cada uno cumpla libremente (1 Timoteo 2:1-4) las tareas que Dios da. Urgimos que los gobiernos aseguren el bienestar de todos sus ciudadanos (Salmo 72) protegiendo a los niños del abuso y de la pornografía, (Isaías 1:16-17) cuidando a los ancianos y a los pobres, (Levítico 19:13-16) y promoviendo la libertad de palabra, trabajo, (Jeremías 9:23-24; 22:15-17) adoración y asociación.
 
Siguiendo al Príncipe de Paz, (Santiago 3:18) somos llamados a ser pacificadores, y a promover armonía y orden. Invocamos a los gobiernos a trabajar por la paz; (Miqueas 4:1-5) deploramos la carrera armamentista (Mateo 26:52) y los horrores que arriesgamos.

Invocamos a las naciones a limitar sus armas a aquellas que necesiten para defender la justicia y la libertad. Prometemos caminar en sendas de paz, (Mateo 5:9) confesando que nuestro mundo le pertenece a Dios y él es nuestra defensa segura.