UN MINISTERIO CELESTIAL
“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Colosenses 3:1-2).
Nuestra ciudadanía está en los cielos, por lo tanto, nuestro ministerio tiene que estar centrado en las cosas de arriba, no podemos descuidar el ministerio celestial de Cristo, pues está preparando un pueblo para regresar por él en cualquier momento; y trasladarlo a la Casa de su Padre, antes de la ira venidera (Jn14:1-3; 1Ts1:10).
Aquellos que viven enfrascados en exorcismos, habladera de lenguas, y sanidades, solo buscan atraer la atención de la gente, para glorificarse ellos mismos en el nombre de Cristo.
LUGARES CELESTIALES
Efe_1:3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
Efe_2:6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,
Para encontrar la revelación de Dios que fue dada directamente a la IGLESIA, debemos dirigirnos a las Epístolas, no a los Evangelios.
Esto no significa que debemos ignorarlos, porque toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para instruir en Justicia, lo que quiero señalar es que el descuido de los libros que fueron dados a las iglesias, no permite con claridad, a nuestro celestial Señor, ascendido, glorificado y en el Lugar Santísimo, teniendo cuidado de nosotros y por medio de la Fe, nos encontramos sentados con Él allí, esperando solo el tiempo en el cual esta realidad se cumpla, pero ya estamos allí.
El evangelio de la gracia de Dios, para su Iglesia y revelado a Pablo (Hch20:24) es completamente celestial, a diferencia del evangelio del Reino predicado por el Hijo de Dios, rechazado por su nación y vuelto a predicar a mitad de la semana 70 de Daniel, luego que Dios finalice su programa con la Iglesia, como la Esposa del Cordero, leemos:
Mat 24:14 Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.