Felipe, usted no está en la verdad, sino contra la verdad, y eso se ha hecho evidente por estos aportes suyos negando la obra redentora de Jesucristo en la cruz del calvario, anunciada y proclamada en todo la Escritura como parte del plan eterno de Dios para rescatar a los hombres y mujeres de la pena, poder y presencia del pecado a través del nacimiento, muerte en la cruz y resurrección de Jesús.
Este es uno de los temas centrales de TODA la Escritura, y hay un inmenso tesoro de enseñanza en la Escritura respecto a esta victoria de Jesucristo sabre la muerte, sanatán y el pecado.
La muerte de Jesucristo en la cruz es parte del plan que Dios tenía contemplado de antes de la fundación del mundo
(1 Pedro 1:18-20; Efesios 1:4). Dios sabía desde el principio que Su creación necesitaría de un Salvador, y por tanto puso en movimiento todo lo que fuese necesario para lograr la salvación de Su pueblo, la cual no es algo que nosotros iniciamos. No es el hombre alcanzando a Dios, sino Dios rescatando al hombre
(Romanos 5:8).
En la Escritura encontramos siete figuras por las cuales se nos explica el alcance del sacrificio vicario de Cristo en la cruz del calvario:
- Sustitución
- Jesús murió en mi lugar (1 Pedro 3:18)
- Se hizo pecado por mí (2 Corintios 5:21)
- Llevó en su cuerpo mi pecado en la cruz (1 Pedro 2:24)
- Fue torturado por los pecados de nosotros (Isaías 53:4-6)
- Se hizo maldito por mí (Gálatas 3.13; 2:20)
- Justificación
- Jesús me puso en paz con Dios (Hechos 13.39; Romanos 4:25)
- Reconciliación
- Jesús hizo posible nuestra relación con Dios (2 Corintios 5:19; Romanos 5:10)
- Jesús es el nexo entre Dios y el hombre (1 Timoteo 2:5)
- Adopción
- Jesús me hizo parte de la familia de Dios, eramos hijos del diablo y Dios nos adoptó (Efesios 1:5; Romanos 8:17a)
- Redención
- Jesús compró mi salvación con su sangre (Colosenses 1:13-14; 1 Pdero 1:18-19)
- Nos creó, nos compró y nos sustenta (1 Corintios 6:19-20; Romanos 6:22)
Nos redimió pues todos nosotros somos esclavos del pecado hasta que Jesús nos compró del mercado de esclavos y nos liberó del cautiverio del pecado. Debido a que Él nos compró y pagó por nosotros con Su sangre, ahora le pertenecemos exclusivamente a Él y somos "esclavos de la rectitud".[/i]
- Propiciación
- Jesús satisfizo completamente las exigencias de Dios (1 de Juan 2:2)
- Perdón
- Jesús borró mis pecados (Efesios 1.7; Colosenses 2:13; Salmo 103:12)
Quien ha reconocido su propia pecaminosisdad y separación de Dios ha podido ver también la necesidad del sacrificio de Cristo y le es muestra del gran amor de Dios que, aún siendo pecadores, se entregó así mismo en Jesucristo para salvarnos de nuestras propias faltas.
Espero que algún día usted sea capaz de comprender eso, pero, sobre todo, de vivirlo, pues es la única manera de pertenecerle a Jesucristo.
Atte.
Joaco <><