Noten Uds. como los que ensenan LA HEREJIA de que los lanzados al lago de fuego para sufrir "LA MUERTE SEGUNDA", NO MORIRAN NUNCA, TIENEN QUE MENTIR, FALSEAR CON SOBERBIA HUMANA, CORROMPER Y TORCER LAS PROPIAS PALABRAS DE DIOS PARA MANTENER EN PIE SUS ENGANOS.
AL LECTOR CRISTIANO:
Mat 25:46 E irán estos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.
1. CRISTO NO ES HEREJE
2. CRISTO NO MIENTE
3. CRISTO NO FALSEA
4. CRISTO NO TIENE SOBERBIA
5. CRISTO NO CORROMPE
6. CRISTO NO TUERCE SUS PROPIAS PALABRAS.
Apo 14:9 Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano,
Apo 14:10
él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero;
Apo_14:11 y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre.
La ira de Dios del versículo 10, es la misma ira eterna que leemos aquí:
Jua_3:36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida,
sino que la ira de Dios está sobre él.
Es una ira continua, bien explicada en Ap.14:11, con las palabras:
"Y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre."
Esta es la muerte segunda, descrita aquí:
Apo_20:14 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego.
Esta es la muerte segunda.
Apo_21:8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre,
que es la muerte segunda.
CONCLUSIÓN
Cuando no se pertenece a Cristo, el enemigo se glorifica, usando estos instrumentos perversos, para tratar mal a Cristo.
Y lo paradójico es, que son instrumentos del diablo, y creen, dentro sí mismos, que están prestando un servicio a Dios.