Para mí, la vida es el derecho máximo y absoluto que posee cada persona. Y ninguna religión, creencia, secta, tradición, ley o cualquier otra cosa, está por encima de ese derecho. Nadie está por encima de nadie para arrebatar ese derecho a los demás. Ahora bien, cada uno tiene derecho a renunciar o no a la vida, siempre que sea consigo mismo y no implique a los demás. Lo que es inadmisible es cuando las creencias de una persona violan el derecho a la vida de otras. Dicho esto, pasaré a tocar el tema de la forma más imparcial que sea capaz. (Algo que no haré en los comentarios que haga más abajo respecto al artículo).
Todos hemos oido alguna vez que a los Testigos de Jehová se les tiene prohibido la transfusión de sangre. Que algún miembro de este colectivo reciba una transfusión significa la expulsión de su religión y su condena eterna. Para ellos, la sangre humana es algo sagrado y lo justifican con numerosos pasajes de la Biblia. Como por ejemplo este pasaje del Levítico:
Cualquier hombre de la casa de Israel, o de los extranjeros que moran entre ellos, que comiere cualquier clase de sangre, Yo Me volveré contra el que come la sangre, y le exterminaré de entre su pueblo; porque la vida de la carne está en la sangre.
Existen un montón más de pasajes de ese estilo, sin embargo, en ninguno se hace mención a las transfusiones. Cosa lógica por otro lado, ya que éstas no se empezaron a realizar hasta muchos milenios después.
De hecho, cosas como la prohibición de las transfusiones y la ingesta de alimentos que tuvieran sangre no estuvieron siempre presentes en este colectivo. La ingesta de alimentos con sangre se prohibió en 1931 y en 1945 fue cuando se prohibieron expresamente las transfusiones. También estuvieron prohibidas las vacunaciones y el transplante de órganos. Al principio, no se castigaban a aquellos que recibían una transfusión pero, más tarde en 1961, fue cuando empezaron a castigarlo duramente:
Podría producir la prologanción inmediata y temporal de la vida, pero con el coste de la vida eterna para un devoto cristiano
A partir de ahí, surgieron gran cantidad de críticas hacia la transfusión de sangre, que si no aumentaba la supervivencia, que si era peligrosa y había provocado numerosas muertes por su culpa…
Algunos incluso optaron por llevar encima una pequeña tarjeta que informaba que era Testigo de Jehová y que rechazaba de forma absoluta la transfusión:
Pues bien, desechen ahora todo lo que habían pensado y creído hasta ahora porque, actualmente los Testigos de Jehová NO tienen totalmente prohibida la transfusión de sangre. Desde el 14 de Junio del 2000 en WatchTower (la publicación oficial de los Testigos de Jehová) declararon públicamente que se levantaba la prohibición para la transfusión sanguínea pero que seguían considerándolo como algo malo. Dicho de otra forma, el Testigo de Jehová que acepte una transfusión cometerá un pecado pero no será expulsado de su religión, aunque dentro de unos límites:
-Se aceptan lo que ellos llaman componentes “minoritarios” de la sangre. Como la albúmina, factores de la coagulación, inmunoglobulinas.
-No se aceptan componentes “mayoritarios”. como los glóbulos rojos, blancos, plasma, plaquetas.
Y esto tiene gran cantidad de contradicciones. Por ejemplo, en un transplante de órganos, se produce también el paso de glóbulos blancos al paciente y, sin embargo, ellos lo aceptan así, pero no en forma de sangre. Después no aceptan el plasma, pero sí la albúmina, los factores de la coagulación y las inmunoglobulinas que forman parte de éste.
¿Pero qué puede ocurrir en las diferentes situaciones en las que estas creencias chocan con la ética médica?
Recordemos que aunque los Testigos de Jehová tienen libertad de religión y conciencia, como creyentes, y libertad de decisión en el tratamiento médico, como pacientes, los médicos juran y/o se comprometen para velar por la salud del paciente. Y cuando la vida de una persona depende de una transfusión es imposible que no surja el dilema ético y moral, cuando no las complicaciones legales. Por eso, aunque voy a poner situaciones generales muchas veces ocurre que los Tribunales valoran los casos de forma muy distinta según como se haya dado la situación.
- Si el Testigo de Jehová previa a una cirugía declara expresamente que no quiere recibir ninguna transfusión, ya existan o no complicaciones, en principio, el médico debe respetar la decisión del paciente. Lo que ocurre en la realidad es que hay médicos que respetan su decisión y médicos que no. Después ocurre que la Justicia tampoco está muy clara en este asunto y hay quiénes castigan la desobediencia del médico y otros que no.
- Si el Testigo de Jehová, ya sea debido a una emergencia o a una complicación repentina, no llega a declarar su oposición a la transfusión, se le puede realizar la transfusión para tratarle.
- Si el paciente es un menor de edad, y los padres, Testigos de Jehová, se niegan a la transfusión para tratarle. Se ignora a los padres y se acude a los Tribunales para que permita la transfusión. Si el caso es de urgencia, se ignora a los padres y se transfunde directamente. Después se acude a los Tribunales. Estos suelen valorar positivamente en casi todos los casos el comportamiento del médico. Ya que el derecho a la vida del menor está por encima de las creencias religiosas de los padres.
¿Y qué ocurre en cuanto al Testigo de Jehová?
-Si recibe una transfusión en contra de su voluntad, no se culpabiliza al creyente ni comete pecado alguno, según los Testigos de Jehová.
-Si recibe una transfusión en un momento de debilidad y después se arrepiente, se le ofrecerá apoyo sin que se le llegue a apartar de su religión.
-Si recibe una transfusión de forma voluntaria, según los componentes de la sangre que haya recibido, se considerará un pecado o se expulsará de su religión.