Re: ¡¡¡ MALDITOS !!!
La Paranoia Socialista.
La vigésimo segunda edición del Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia define la paranoia como “una perturbación mental fijada en una idea o en un orden de ideas”, una acertada exposición académica de la enfermedad que sufre y tolera la progresía española desde que tengo uso de razón. No está de más saber a qué clase de gobierno estará sujeta España durante los cuatro años que este socialismo ostente el poder en un país próspero y solidario que había amenazado con ganarse cierto respeto a nivel internacional. No queremos desviarnos del cuadro clínico que nos ocupa, porque el DRAE nos define la paranoia como una disfunción psicosomática –una enfermedad de la mente- cuyo portador cree en irrealidades más o menos acusadas según un sistema de ideas preconcebido. Así pues el punto principal incide en que los desvaríos paranoicos se subrogan a ese amalgama de ideas, pues en caso contrario estaríamos hablando de alucinación. Según el mismo DRAE la alucinación es “una sensación subjetiva sin previa impresión de los sentidos”, donde no hay relación directa entre las ideas que captan tus oídos y razonan tu mente y los síntomas, sino que los síntomas son propios de una disfunción en la química cerebral provocada por un problema neuronal o alucinógeno.
Siendo pues cosas diferentes la paranoia y la alucinación, al ser las propias ideas del paranoico las que generan su desorientación, entra irremediablemente en escena la responsabilidad directa de parte del portador de la enfermedad que tolera y sufre el sistema de ideas que generan ese su estado de locura.
Mas ocurre que cuando simpatizantes del gremio general socialista, a los cuales ningún mortal con dos dedos de frente se atrevería a calificar de comunistas o de izquierda radical, expresan sus ideas como el bienandante señor Almodóvar, esa mencionada responsabilidad se evapora y la enfermedad se convierte por arte de birlibirloque en una especie de mantra religioso que les hace absurdamente felices. Resulta que esta paranoia socialista es un fenómeno social que se muestra como una virtud y que afecta por igual a todo grupo social, desde ricos como el señor Almodóvar hasta “pobres” como los estudiantes que quebrantaban la Ley Electoral mientras gritaban “Aznar asesino” ante sedes políticas el día de reflexión democrática. El resultado de la asociación de la mentira y de la propaganda a la que siempre ha estado acostumbrada la izquierda española desde que se dedica a la política se ha convertido en lo que para mí sin duda es un fenómeno social de masas, cuya buena muestra ha sido su victoria contra todo pronóstico en las últimas elecciones. El feliz director de cine afirmaba –según preceptivo e-mail que llegó a su buzón- que el sábado día 13 por la noche el partido político en el poder intentó asestar en España un golpe de estado procurando que el Rey firmara un documento que permitiera el estado de excepción. Lo importante no es en sí lo peregrino y absurdo de la idea -puesto que el estado de excepción lo debe aprobar el Congreso y no un miembro de la familia real (Art 116 CE)-, sino que se demuestra una vez más que para el socialismo español los fines justifican cualesquier medio se ponga a su alcance para lograr tal fin. Es normal que este señor, hasta cierto punto representante de España en el extranjero por su condición de exitoso artista, sea incapaz de disimular su catatónico estado paranoico-socialista porque no es la única enfermedad mental que padece. Ahora bien, cuando misma esquizofrenia exhibe en idénticos términos el médico y humorista Gran Wyoming, ya no sólo artista sino inteligente prohombre a quien admiro, es algo que hace sospechar que esta enfermedad no está reservada a artistas de pasado turbio y presente tumultuoso, sino que afecta a seres humanos medianamente inteligentes. No debemos por ello en modo alguno subestimar el poder de la paranoia socialista porque vemos que hasta el más “listo” ha sucumbido a esta preocupante anomalía psíquica.
Hecho constatado que los resultados electorales del 14 de marzo en España han sido el calculado fruto de mentes retorcidas que han contagiado –como sólo sabe hacer una mente retorcida- a una débil opinión pública sujeta a una increíble conmoción y manipulación mediática, y que ve fantasmas de guerras ilegales y violación de derechos humanos por todas partes, sobre todo si EEUU está por medio. Para un afectado por esta paranoia socialista es imposible ver la ocupación de Irak como un intento de liberación y democratización de un pueblo oprimido bajo la tiranía del islam que ahora puede conocer la paz, la libertad y el bienestar duraderos -intervención que ha sido amparada por sendas resoluciones de la propia ONU, y donde fuerzas de varios países ya han participado-, ya que los afectados por dicha paranoia sólo pueden visionar tal acción como una horripilante e injusta guerra, que es justo la misma actitud paranoicamente neutral que arrasaría Europa no hace mucho tiempo a manos de Adolf Hitler. Como resultado directo de la unión de esta dolencia mental y de un horrendo atentado islámico España retirará sus tropas de un país más necesitado que nunca del apoyo de fuerzas policiales y militares occidentales que apoyen su dolorosa transición, en una especie de “acto internacional” de cobardía insultante e incomprensible que certifica al mundo que el terrorismo ha logrado su propósito y que la paranoia socialista funciona, y funciona porque se extiende como fenómeno de masas desde la manipulación de los principales medios informativos –dominados en este país por un tal Polanco, otro afectado de paranoia- y dentro de poco desde la cúpula misma del poder gubernamental de una opción idealista que respira de la mismísima inopia, cuyo máximo líder ofrece a sus acólitos su Gran Paranoia Final, una especie de cataplasma milagrosa que él solito ha descubierto, que nadie más sabe lo que realmente significa y que es el único que sabe usarla (¿hasta donde podrá llegar la paranoia socialista?). Esta Gran Solución Final es válida para todo tipo de problema, sea espantar a los malos espíritus fascistas, combatir el terrorismo islámico, solucionar el paro o acabar con el hambre en el mundo y consiste un “agradable e inocente” intercambio de palabras que ha bautizado personalmente como "diálogo". El beato leonés va a dialogar hasta con la sopa, pero no dice que a su encantadora sonrisa le basta y sobra una España desinformada, manipulada y cobarde para predicar su visionario socialismo paranoico. Que la virgen del botijo seco nos proteja.
Samuel de Roa: europeo, español y madrileño.