¡¡¡ MALDITOS !!!

Re: ¡¡¡ MALDITOS !!!

Solo me toca decir algo sobre esto en mi interior hay dolor por esto que paso en madrid pero es algo ue no se puede evitar es profecia ue se tiene ue cumplir pero solamente que decir que viene el dia del juicio y cada quien tiene su paga busquemos adios que pronto viene :pangel7:
 
Re: ¡¡¡ MALDITOS !!!

Lo que pasa Elisa, es que España se ha convertido en un país de miserables cobardes izquierdistas anti-yankees dispuestos a bajarse los pantalones ante los terroristas islámicos. Ni más ni menos.

Editorial de Hispanidad (Eulogio López) el pasado viernes:
El feroz Síndrome de Estocolmo que sufre España
Tremenda la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS): un 64% de los españoles considera que la masacre del 11-M fue consecuencia del apoyo que el Gobierno Aznar dio a la guerra de Iraq (por cierto, un apoyo mínimo: España no participó en la guerra, sino que acudió a la post-guerra para una tarea más humanitaria que de conquista).

Ya he repetido que lo peor del 14-M no es el regreso de los socialistas a La Moncloa, sino el mensaje que España ha enviado al mundo: el terrorismo funciona porque consigue cambiar gobiernos, romper coaliciones internacionales y doblegar la voluntad de los pueblos, además de lavarle el cerebro al susodicho pueblo.

Porque la encuesta del CIS tiene otro apartado. A la pregunta “¿Cree usted probable que se produzca un nuevo ataque terrorista?”. Pues bien, sólo el 35% lo cree probable, mientras un 48% lo considera nada o poco probable. Es decir, querido Ben Laden, hemos cumplido con tus exigencias: seguramente, ahora vas a ser bueno con nosotros, ¿verdad?

Toda España se ha convertido en aquel padre que le espetó a José María Aznar, en la Catedral de La Almudena: “Le hago responsable de la muerte de mi hijo”, asesinado el 11-M. No, Aznar, en el peor de los casos, puede ser el causante (y lo dice quien, como este diario electrónico, se ha opuesto a la guerra de Iraq con todas sus fuerzas), pero no es el culpable. El culpable es el asesino, es decir, los fundamentalistas islámicos. Pero el Síndrome de Estocolmo (el mismo que sienten los nacionalistas vascos hacia los etarras) tiene estas derivadas patológicas: defender al canalla de quien se implora misericordia y revolverse contra el que está al lado.

Si los terroristas islámicos son listos, no volverán a atentar en España. De la misma forma, que los etarras se cuidarán de atentar en Cataluña. A fin de cuentas, el chantajista está obligado a cumplir sus promesas, de la misma forma que el mafioso está obligado a auxiliar a su protegido-prisionero. Eso ganamos, pero no tenemos que estarles agradecidos. Zapatero sí.

Un país que sufre Síndrome de Estocolmo, es un país manipulable como un menor de edad.

Eulogio López


Pues eso. Más claro, agua
 
Re: ¡¡¡ MALDITOS !!!

Luis Fernando dijo:
Lo que pasa Elisa, es que España se ha convertido en un país de miserables cobardes izquierdistas anti-yankees dispuestos a bajarse los pantalones ante los terroristas islámicos. Ni más ni menos.

Editorial de Hispanidad (Eulogio López) el pasado viernes:
El feroz Síndrome de Estocolmo que sufre España
Tremenda la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS): un 64% de los españoles considera que la masacre del 11-M fue consecuencia del apoyo que el Gobierno Aznar dio a la guerra de Iraq (por cierto, un apoyo mínimo: España no participó en la guerra, sino que acudió a la post-guerra para una tarea más humanitaria que de conquista).

Ya he repetido que lo peor del 14-M no es el regreso de los socialistas a La Moncloa, sino el mensaje que España ha enviado al mundo: el terrorismo funciona porque consigue cambiar gobiernos, romper coaliciones internacionales y doblegar la voluntad de los pueblos, además de lavarle el cerebro al susodicho pueblo.

Porque la encuesta del CIS tiene otro apartado. A la pregunta “¿Cree usted probable que se produzca un nuevo ataque terrorista?”. Pues bien, sólo el 35% lo cree probable, mientras un 48% lo considera nada o poco probable. Es decir, querido Ben Laden, hemos cumplido con tus exigencias: seguramente, ahora vas a ser bueno con nosotros, ¿verdad?

Toda España se ha convertido en aquel padre que le espetó a José María Aznar, en la Catedral de La Almudena: “Le hago responsable de la muerte de mi hijo”, asesinado el 11-M. No, Aznar, en el peor de los casos, puede ser el causante (y lo dice quien, como este diario electrónico, se ha opuesto a la guerra de Iraq con todas sus fuerzas), pero no es el culpable. El culpable es el asesino, es decir, los fundamentalistas islámicos. Pero el Síndrome de Estocolmo (el mismo que sienten los nacionalistas vascos hacia los etarras) tiene estas derivadas patológicas: defender al canalla de quien se implora misericordia y revolverse contra el que está al lado.

Si los terroristas islámicos son listos, no volverán a atentar en España. De la misma forma, que los etarras se cuidarán de atentar en Cataluña. A fin de cuentas, el chantajista está obligado a cumplir sus promesas, de la misma forma que el mafioso está obligado a auxiliar a su protegido-prisionero. Eso ganamos, pero no tenemos que estarles agradecidos. Zapatero sí.

Un país que sufre Síndrome de Estocolmo, es un país manipulable como un menor de edad.

Eulogio López


Pues eso. Más claro, agua

Elisa.
Al autor de este artículo, con quien mayoritariamente estoy de acuerdo
(como ves, lo remarco) se le olvida una cosa. La de que el Gobierno de Aznar no puso un coto, tal como convenía a la inmigración islámica.
Los llamados reyes católicos los expulsaron definitivamente de España... hasta que nuestro invicto Caudillo F.Franco los trajo de nuevo, primero para luchar en la guerra civil contra los españoles, despues como su Guardia Personal y ahora como mano de obra barata. Para el integrismo musulman no es tanto la perticipación de España al lado de Bush (con la que estuve de acuerdo) sino la reconquista del Andaluz y el resto de la peninsula Iberica. Ahora se nos ha mostrado que la inmigración musulmana en el país se ha convertido en una plaga, pero nadié hará nada para paliarlo y menos aún el PP que defiende los intereses de los que desean obra de mano barata.
No hay nada peor que desear ser ciego de un ojo ye ver mal con el otro. Este es el defecto de LFP. Calro que esta es mi opinión.
 
Re: ¡¡¡ MALDITOS !!!

Tobi dijo:
Elisa.
Al autor de este artículo, con quien mayoritariamente estoy de acuerdo
(como ves, lo remarco) se le olvida una cosa. La de que el Gobierno de Aznar no puso un coto, tal como convenía a la inmigración islámica.
Los llamados reyes católicos los expulsaron definitivamente de España... hasta que nuestro invicto Caudillo F.Franco los trajo de nuevo, primero para luchar en la guerra civil contra los españoles, despues como su Guardia Personal y ahora como mano de obra barata. Para el integrismo musulman no es tanto la perticipación de España al lado de Bush (con la que estuve de acuerdo) sino la reconquista del Andaluz y el resto de la peninsula Iberica. Ahora se nos ha mostrado que la inmigración musulmana en el país se ha convertido en una plaga, pero nadié hará nada para paliarlo y menos aún el PP que defiende los intereses de los que desean obra de mano barata.
No hay nada peor que desear ser ciego de un ojo ye ver mal con el otro. Este es el defecto de LFP. Calro que esta es mi opinión.
Bueno, empiezo a entenderte un poco ahora. Por eso en otro epígrafe te hice una pregunta directa, que aquí entiendo un poco mas.

Un hermano encima dijo que la profecía se cumplirá. Creo que esa es la respuesta.

La mano de obra barata la tienen en los latinoamericanos ¿ Son tan ciegos ? y son asimilables. No traerán guerras sinó bendiciones.

Les van a destrozar.

Tobi, acá, desde que el pueblo español cedió al chantaje, sabemos que nos puede suceder igual, ya que allá dió resultados óptimos, como bien explica el hombre del artículo que pegó Luis Fernando. Es mas sabemos, que lo del 3-11, se lo repetirán a ustedes cuántas veces lo crean oportuno.

El pueblo español, no pudo actuar peor en contra de sus propios intereses, vida y libertad.

Bueno, la causa de los presos políticos de consciencia cubana, incluyendo la del evangélico Oscar Elías Biscet, habían logrado también apoyo en Aznar, al igual que la causa de la libertad de Cuba ( España casi siempre ha apoyado a Castro ) ya este ente llamado Zapatero, busca remediar el " daño " hecho por Aznar en las relaciones con el noble tiranosaurio cubano. Esto es algo adicional, pero que retrata muy bien la naturaleza de ese señor dirigente máximo que tienen ustedes ahora. Para mi es despreciable, como lo fué el tal Felipe Gonzalez
 
Re: ¡¡¡ MALDITOS !!!

Tobi, parece que no recuerdas que los moros de Franco estaban a su servicio porque él era el general del ejército español en el norte de África. Es que para aquellos que no lo sepan, el Sáhara era español. Sin embargo esas tropas volvieron a su territorio natural cuando acabó la guerra.
Respecto a la política de inmigración, el PP ha demostrado ser bastante más restrictivo que el PSOE aunque al final se logró un pacto de estado sobre el tema. Pero si hay algo evidente es que es la izquierda, no la derecha, la que quiere puertas abiertas para todos los inmigrantes
 
Re: ¡¡¡ MALDITOS !!!

Luis Fernando dijo:
Tobi, parece que no recuerdas que los moros de Franco estaban a su servicio porque él era el general del ejército español en el norte de África. Es que para aquellos que no lo sepan, el Sáhara era español. Sin embargo esas tropas volvieron a su territorio natural cuando acabó la guerra.
Respecto a la política de inmigración, el PP ha demostrado ser bastante más restrictivo que el PSOE aunque al final se logró un pacto de estado sobre el tema. Pero si hay algo evidente es que es la izquierda, no la derecha, la que quiere puertas abiertas para todos los inmigrantes

Ya... los unos las quieren abiertas y los otros les complacen.
Eso de que todos los males vienen de la izquierda social demócrata del PSOE no deja de ser una auténtica perogrullada. Nunca jamás he sido partidario de ninguna forma izquierdista. Pero eso no me quita objetividad.
Procuro (y debes procurar) ver com ambos ojos.
 
Re: ¡¡¡ MALDITOS !!!

De Elisa
Tobi, acá, desde que el pueblo español cedió al chantaje, sabemos que nos puede suceder igual, ya que allá dió resultados óptimos, como bien explica el hombre del artículo que pegó Luis Fernando. Es mas sabemos, que lo del 3-11, se lo repetirán a ustedes cuántas veces lo crean oportuno.

El pueblo español, no pudo actuar peor en contra de sus propios intereses, vida y libertad.

Completamente de acuerdo contigo.

No hay nada peor que ceder al chantaje de los chantajistas.
Al chantajista no hay que darle alas. Lo que hay que hacer es cortárselas.
Hay que asumir que el Islam ha declarado la guerra a TODO mundo occidental. Si este no se difiende veremos dias muy malos. Pero se olvidan de una cosa. Que cuando se poner en marcha no para hasta el final.
Eso lo supo Hitler.
Un abrazo
 
Re: ¡¡¡ MALDITOS !!!

Sí, desde luego. Tiene dos momentos "finos". El principio y luego, después de comentar otras noticias
 
Re: ¡¡¡ MALDITOS !!!

Elisa dijo:
Estoy oyendo todavía, no tiene desperdicio. ¡¡ Gracias !!


Bueno... bueno.... al margen de "Santa Eugenia, San Pablo, San Cándido y San Jeremías" el programa de Don Federico es cierto que no tiene desperdicio. En casi media hora de programa este periodista dice unas cuantas verdades les duela a quienes les duela, pese a ser una emisora católica, yo seguiré escuchando la COPE, porque como dije en otros sitio hace unos minutos, en el pais de los ciegos el tuerto es el rey.

Shalom!!
 
Re: ¡¡¡ MALDITOS !!!

toni dijo:
Bueno... bueno.... al margen de "Santa Eugenia, San Pablo, San Cándido y San Jeremías" el programa de Don Federico es cierto que no tiene desperdicio. En casi media hora de programa este periodista dice unas cuantas verdades les duela a quienes les duela, pese a ser una emisora católica, yo seguiré escuchando la COPE, porque como dije en otros sitio hace unos minutos, en el pais de los ciegos el tuerto es el rey.

Shalom!!
La verdad es la verdad, la diga quien la diga. Yo no tengo esos complejos tampoco. Ese hombre es un gigante con un dedo en llaga, y si fuera musulmán, diría igual.

Santa Eugenia, San Pablo, San Cándido y San Jeremías"
¿ Sabes que me asombré cuando oí eso ? por acá, o en Cuba, nunca habia oido comenzar un programa así. Ya lo oí. Acumulo experiencias.
Quizas en las emisoras católicas si lo hagan, pero en ellas no hablan de política, o CREO que no hablan de política. Es cosa de investigar. Pero ¿ Investigar para queeeeee ? :Eye_anim:

Lo oí, y no pasó NAAAA.

¿ Cual es el problema de algunos ? ¿ Acaso nosotros somos los únicos dignos de tener en cuenta, o que decimos verdad en el aspecyo político ? Soy un poquito mas humilde que eso. :cool: :cool:
 
La 'célula' de Avilés

La 'célula' de Avilés

La 'célula' de Avilés

Son ya cinco los detenidos del 11-M que eran confidentes

LOS AGUJEROS NEGROS DEL 11-M (II). Las detenciones de los principales implicados en el entramado asturiano, relacionado con los atentados, han producido nuevas sorpresas. Al menos tres de ellos tenían una relación telefónica fluida, antes y después de los trágicos sucesos, con un inspector jefe de estupefacientes de la comisaría de Avilés. Precisamente desde una cabina situada justo enfrente de esta comisaría se realizaron llamadas claves a Jamal Ahmidan, 'El Chino', acusado de participar en la matanza y uno de los 'suicidas' de Leganés. EL MUNDO ha realizado una investigación exhaustiva sobre los explosivos utilizados por los terroristas, la ruta que recorrieron y el entramado delincuencial que comerció con ellos. Decenas de llamadas telefónicas entrecruzadas indican que la 'célula' de Avilés mantenía con los marroquíes implicados una relación fluida en las mismas 'narices' de las Fuerzas de Seguridad. De nuevo se demuestra que delincuentes de poca monta y confidentes derrotaron, incomprensiblemente, a la Seguridad del Estado.

La luna de miel de Carmen con Milio se vio bruscamente interrumpida en la noche del 18 de marzo de 2004. Se habían casado en Avilés nada menos que el día de los enamorados, el 14 de febrero anterior.Ella era una empleada de seguridad de unos grandes almacenes de la localidad. El, ex ayudante de minero, había conseguido una incapacidad permanente, por enfermedad mental, a los 27 años.Entre el dinero de su baja y el sueldo de ella podían arreglárselas.Claro que para mejorar su situación habían echado mano de pequeñas trampas con sus amigos los moros, traficantes de hachís de poca monta de los bajos fondos madrileños.

La joven no las tenía todas consigo desde el maldito 11-M. Le aterrorizaba pensar que aquellos muchachos marroquíes con los que se había reunido dos veces en Madrid, y a los que había incluso invitado a su boda, pudieran ser los autores materiales de la matanza. Por eso llamó a su protector al menos tres veces en aquel fin de semana electoral.

-Manolo, ¡creo que la hemos cagado! ¡Creo que han sido los nuestros los de los explosivos!

El policía, Manuel García Rodríguez, un inspector jefe de estupefacientes de Avilés, veterano de la lucha antiterrorista, le contestó con el tono más sereno que pudo.

-Calma. Puedes estar totalmente tranquila. La matanza ha sido cosa de ETA. Te lo aseguro.

Carmen se lo contó con estas mismas palabras a su marido Milio, José Emilio Suárez Trashorras, en el primer encuentro cara a cara que pudieron tener en la cárcel después de la detención del ex minero, el día 18 de marzo, acusado de colaborar con los terroristas del 11-M y de haberles entregado los explosivos y los detonadores. Ella nombró en esa conversación a más personas y acusó a varios de sus conocidos de Asturias, del ámbito minero, como los causantes de todas sus desgracias. Lo que no podía saber en ese momento es que esa conversación estaba siendo grabada y que estaba proporcionando a los investigadores un valiosísimo material.

Si las pesquisas en torno a los marroquíes acusados como autores y colaboradores de la masacre nos dejaron atónitos, por la irrelevancia de la personalidad de los implicados, pequeños delincuentes muy controlados por las Fuerzas de Seguridad, los datos que se desprenden de los imprescindibles colaboradores asturianos producen aún mayor desconcierto. Se trata de pequeños matones de discoteca, rateros de minas que trapichean con droga y dinamita. Gente perfectamente identificada y controlada en los ambientes de la noche asturiana.Personajes de tres al cuarto con antecedentes policiales, condenas preventivas y, sobre todo, chivatos de la policía.

Estremece considerar que de los siete terroristas reunidos en un McDonald's madrileño para preparar el intercambio de explosivos, al menos cuatro eran confidentes de la policía o la Guardia Civil.Rafá Zouheir, como ya se ha desvelado, colaboraba con la Benemérita.Emilio Suárez, su mujer, Carmen Toro, y el hermano de ésta, Antonio Toro, eran confites, soplones, confidentes del inspector jefe Manuel García. Como más tarde explicaremos, uno de ellos, Antonio, llegó a ofrecer dinamita a terroristas etarras encarcelados en la misma prisión que él.

LLAMADAS CLAVE

El histórico de los teléfonos que manejaban -así se llama al tráfico de llamadas que se puede detectar desde y hacia cualquier móvil- deja bien a las claras que entre el policía, sus confidentes y los marroquíes implicados en los atentados existía una comunicación permanente en las semanas anteriores y posteriores al 11-M. Muchas de esas llamadas se hacían justo desde la cabina que está enfrente de la comisaría de Avilés.

Hemos conseguido hacer un seguimiento minucioso de cada uno de los cartuchos de dinamita que llegaron a Mina Conchita, el lugar desde donde según muchos indicios salió el explosivo que manejaron las personas a las que se ha involucrado en los atentados. El juez Juan del Olmo tiene ya en su poder todos estos datos y está actuando en consecuencia, como prueban las detenciones de ayer en Asturias. Pero vayamos al detalle.

Rellenar los agujeros negros del 11-M es una tarea muy compleja.Ya no hay hueco para más conjeturas. Ahora deben prevalecer los hechos, los datos precisos. Sólo así podremos ayudar a descubrir la verdad de lo que realmente sucedió.

Una de las luminarias más grandes que los asesinos dejaron en el camino -las que en una primera entrega denominamos como las piedras de Pulgarcito- está situada en la cuenca minera asturiana, el escenario del asunto que hoy va a ocuparnos. Concretamente en la zona de Avilés se formó «un entramado delincuencial sin cuya colaboración nunca se hubieran podido cometer los crímenes», según los investigadores encargados por el juez Juan del Olmo de seguir la trama de los explosivos. El juez jamás se fió de la veracidad de la inconexa declaración de Emilio. Por eso hizo algo que al principio molestó a algunos de los investigadores: impidió que pudieran hablar con él. El juez quería que trabajaran con la cabeza limpia, sin haber sido contaminados por la confusa verborrea del ex minero.

Asombra todavía a algunos de los agentes que siguen el caso la facilidad y la rapidez con la que se llegó a la conclusión de que Emilio Suárez era quien había proporcionado los cartuchos de Goma 2 a los terroristas. Ni siquiera ahora, después de casi tres meses de investigaciones, se puede asegurar que fuera así.

Desde el primer momento se dio como explicación válida la de que cada cartucho tenía en su envoltorio datos precisos, una especie de matrícula, por la que se puede saber el lugar de procedencia y destino de cada uno de ellos. En realidad, cada cartucho sólo lleva un número de serie, el mismo para un montón de ellos. La misma serie -como sucedió con la dinamita que se empleó para los atentados- se reparte entre varias explotaciones mineras.Por tanto, en ningún caso el hecho de conocer el número de esa serie podía llevar sólo a una mina concreta y menos aún a una persona que no trabajaba en ninguna de ellas desde hacía ya un año y medio.

Se explicó que se habían encontrado varios cartuchos en la mochila que apareció en una comisaría de Vallecas y que la policía consiguió desactivar. Se había hallado además una bolsa de plástico debajo del asiento delantero del pasajero de una furgoneta blanca Renault Kangoo, matrícula 0576-BRX -en la que también se encontró la famosa cinta de audio con canciones de versículos del Corán que llevó a la pista islamista-, con unos cuantos detonadores. La dinamita y los detonadores «llevaban», según la policía, a Emilio Suárez. ¿Por qué?

En primer lugar, tendrían que haber hecho una investigación, de al menos varias semanas, para poder descartar el resto de las minas a las que también se había enviado ese tipo de explosivo de la serie que indicaba el número de registro. Una vez concretada la atención en una de ellas, por ejemplo en Mina Conchita o en Mina Collada, pertenecientes a la empresa Caolines de Merillés, se tendría que haber investigado a los que tienen la posibilidad de acceder a los polvorines de esas minas donde se guarda la dinamita, a los que tienen las llaves por razón de su cargo y a los barrenistas que pueden sustraer algún cartucho como consecuencia de estar diariamente en contacto con el explosivo por su trabajo.Casi en último lugar se habría reparado en José Emilio, ya que éste había dejado de trabajar allí muchísimo antes, concretamente el 31 de octubre de 2002.

LO SABIAN

No. La razón por la que la policía detuvo tan rápidamente a Suárez Trashorras no fue porque una prueba material le llevara hasta él, sino porque alguno de sus miembros conocía de antemano cuáles eran sus manejos, cuáles sus compañías y cuáles sus propósitos.

El marroquí Rafá Zouheir fue detenido el día 19 de marzo por la Guardia Civil, que conocía con detalle sus funciones de intermediario para conseguir explosivos, ya que lo había hecho trabajando para su Unidad Central Operativa (UCO) y, por tanto, con su consentimiento.Un día antes, el 18 de marzo, la policía, conociendo que Zouheir iba a delatar a Emilio en cuestión de horas, prefirió proceder a la detención de éste para quitarlo de en medio.

De hecho, el juez lo puso a buen recaudo, incomunicado, en la cárcel de Valdemoro. Como en el caso de la Guardia Civil con Zouheir, la policía de Asturias había dado hilo a la cometa de Suárez Trashorras y cuando voló demasiado alto nada le resultó tan fácil como recogerlo.

El colmo de los despropósitos se produce cuando más tarde se conoce que todos ellos, tanto el ex minero como su mujer, Carmen Toro Castro, así como el hermano de ésta, Antonio Toro Castro, habían sido y seguían siendo confidentes de la policía de Avilés.Eran personas que no daban un paso en el mundo de la delincuencia sin contárselo antes a su controlador.

Emilio Suárez nunca fue un hombre muy inteligente. Los médicos le habían detectado una enfermedad, síntomas de esquizofrenia y personalidad bipolar, que habían sido decisivos para que la empresa prescindiera de él cuando se terminó su contrato. Gracias a su padre, trabajó primero para una empresa láctea de Avilés, pero duró en ella muy poco tiempo. A los 18 años quiso entrar en el Ejército pero le rechazaron. Consiguió un empleo intermitente en Caolines de Merillés como ayudante de minero. Un familiar, Ramón López, relacionado con los propietarios, le había recomendado para que entrara. Su historial laboral arroja el siguiente saldo: entra el 3 de abril del año 2000 y antes de que pase un año, el 28 de febrero de 2001, causa baja. En este mismo año trabaja tan sólo tres días más, del 17 al 20 de septiembre. En 2002 trabaja ocho meses, del 28 de enero al 28 de junio y del 1 de agosto al 31 de octubre. Deja de trabajar cuando tiene tan sólo 25 años.

Para llenar los días de ocio, Emilio, con el dinero de la baja permanente en el bolsillo, se junta con malas compañías. Sus problemas se agravan por la influencia del que llegaría a ser su cuñado, Antonio Toro, un año menor que él. Este es un hombre de gimnasio, un portero de locales de alterne y discotecas que ha brujuleado por pequeños empleos como mensajero. Le encantaba armar broncas por cosas intrascendentes y juntos llegaron a formar una pareja violenta y temible. Comenzaron con el pequeño tráfico de droga y pronto sirvieron de carne de cañón, ya que estorbaban a los traficantes más asentados en la zona. Es así como les sorprende la policía, en junio de 2001, en la operación antidroga denominada Pipol. En un garaje alquilado por Antonio Toro encuentra un coche con 100 tabletas de hachís, 16 cartuchos de Goma 2 y casi un centenar de detonadores.

Fue el propio Antonio Toro quien delató a Emilio, pero éste consiguió salir libre después de una declaración ante el juez. Nunca se le pudo probar la relación con la droga o la dinamita. A Toro, el aparentemente más listo de los dos y el que llevaba la voz cantante, le ingresan como preventivo durante algo más de cuatro meses en el centro penitenciario de Villabona, en julio. Y es allí donde comienza a colaborar con la policía y a urdir un plan con el conocimiento de sus manipuladores. Tiene acceso a mineros que saben cómo proporcionar dinamita a buen precio.

En Asturias eso es algo habitual. Hay un mercado subterráneo en el que se vende de estraperlo a los pescadores. La onda expansiva de un par de cartuchos liquida a los peces sin reventarlos. También se hace un poco de contrabando para las obras de carretera y pequeñas canteras. Las revisiones son estrictas, pero siempre hay una forma de evitarlas. Son muchas las asociaciones de vecinos que protestan por el trasiego a deshora de coches deportivos y furgonetas que llegan, sin el menor control, a las proximidades de las pequeñas explotaciones.

Es el caso, por ejemplo, del pueblo de La Collada, donde los vecinos me cuentan, tras invitarme a una botella de sidra y enseñarme las grietas de sus casas debido a las explosiones, cómo protestan desde hace dos años por el descontrol de una nueva explotación.

En La Viesca tan sólo ven trabajar a tres o cuatro operarios y, sin embargo, en toda la parroquia han tenido que soportar los sustos de explosiones en plena noche y el trasiego de coches de lujo deportivos a altas horas de la madrugada en un lugar de donde nunca se ve salir el mineral.

«La policía y la Guardia Civil nos han tomado el pelo», asegura uno de los 400 afectados. «Les avisamos y cuando llegan, casualmente, nunca encuentran a nadie y todo está en orden. En cuanto se van, comienza de nuevo la actividad».

El 11-M ha puesto los pelos de punta a todas estas comunidades en este sentido. «Nosotros vimos a chicos extranjeros por aquí y observamos una furgoneta blanca por aquellas noches. No queremos tener las manos manchadas de sangre. Dicen que el explosivo salió de Mina Conchita, pero todos sabemos que pudo salir un poco de aquí, un poco de allí, de cualquiera de estas explotaciones.Nuestra conciencia está tranquila porque ya avisamos a la comandancia mucho antes».

Como ésta, son centenares las explotaciones que surgen en cada recoveco del paisaje. Los terroristas pudieron agenciarse la dinamita en cualquiera de ellas. En España hay más de 10.000 pequeños depósitos de explosivos. Su control, hasta ahora, ha sido en la práctica imposible. Pero sigamos la peripecia de nuestros protagonistas de hoy.

EXPLOSIVOS PARA ETA

Antonio Toro, el futuro cuñado de Emilio Trashorras, se hizo muy popular entre ciertos presos de Villabona. Conectó con miembros encarcelados de ETA y estableció un diálogo con ellos en el que les ofreció la posibilidad de venderles explosivos.

Estaba muy cercano el 11-S y algunos de los terroristas etarras comenzaban a pensar en un atentado a gran escala sin descartar la colaboración del mundo radical islámico, como ya se ha desvelado en este periódico. En la cárcel asturiana se encontraban en esa época cuatro miembros de ETA: Itziar Arrizabalaga, Jesús Amantes, Javier Izaga y Anselmo Olano. También estaban tres miembros de la organización Jarrai: Enrique Urarte, Daniel Ortiz y Juan Luis Camarero. Este último mantuvo -como ya ha relatado EL MUNDO- una conversación con Joseba Iñaki Bereciartúa, que estaba en libertad en ese momento, en la que alardeó de su amistad con otro preso, un argelino del GIA -Abdelkrim Beresmail-, y señaló que los métodos de los radicales islámicos -muchos muertos y ningún aviso previo- podrían ser más eficaces en la nueva estrategia de ETA.

Los terroristas etarras no sabían que Antonio era un confidente de la policía. Al final, las cosas se tuercen. Hay versiones contradictorias sobre por qué no llegan a un acuerdo. La más aceptada es la de que Toro, un muchacho criado en la calle, no se fía de los de ETA por si se llevan la dinamita sin pagar.Por eso cambia el tercio y se lo ofrece esta vez a los moros de la prisión. Y así es como conoce a Rafá Zouheir, un marroquí acusado de robo con violencia, que enseguida se interesa por la mercancía.

No es una casualidad. Rafá es un confidente de la UCO, la Unidad Operativa de la Guardia Civil. Toro sale de prisión a finales de 2001 y Zouheir, en febrero de 2002. Continúa entre ellos el contacto y la amistad. Un año más tarde, Zouheir comunica a la Benemérita que Toro sigue ofreciendo explosivos. La Guardia Civil le pide una prueba de la mercancía, según ha detallado recientemente EL MUNDO. Rafá viaja a Asturias y Toro le da una muestra del explosivo que resulta ser auténtica Goma 2. La policía y la Guardia Civil intercambian mercancía sin que ninguno de sus confidentes intermediarios sepan para quién trabaja el otro. La muestra de dinamita termina en la escuela de adiestramiento de perros antidroga de El Pardo, en Madrid.

Toro y Emilio siguen con sus trapicheos. Montan un negocio de compra-venta de coches en una localidad muy próxima a Avilés, Piedras Blancas. Antonio tiene otro tropiezo con la Justicia.Esta vez regresa a prisión en junio de 2003 después de que le relacionen con 1.700 dosis de cocaína. Sólo está encerrado un mes. Cuando sale, sorprende a todos porque se le ve con aparentes ganas de dejar el mundo de la delincuencia. Se ha dado cuenta de que, si no cambia, va a acabar muy mal. Pero la realidad es que continúa en contacto con marroquíes a los que ha conocido a través de Zouheir.

Los marroquíes siguen con su negocio de hachís. Se establece así un vínculo con Asturias en el que participarán Emilio Suárez, Antonio Toro y su hermana Carmen Toro como compradores y el marroquí Rachid Aglif como representante de los vendedores.

Rachid Aglif es un marroquí de 25 años que entró en España en 1999, un delincuente que hoy se encuentra detenido en la cárcel de Valdemoro, implicado en el 11-M por haber hecho de intermediario entre la célula asturiana y los autores de los atentados. Por las declaraciones de Rafá Zouheir se sabe que el propietario de la droga era Jamal Ahmidan, alias El Chino, aunque en Asturias se le conocía más por su segundo alias, Mowgli.

El tercer marroquí que siempre aparece en las reuniones es Mohamed Oulad Akcha, de 29 años. Entró en España en 1997 y trabajó como agricultor y albañil. Fue el conductor, en varias ocasiones, de los coches con los que se trasladaban a Asturias, y presuntamente participó en la caravana que transportó a Madrid los explosivos relacionados con el 11-M. Murió junto a su hermano Rachid y Jamal Ahmidan y otros cuatro integristas en la explosión de Leganés, el 3 de abril.

¿Cómo ha llegado la policía a probar la relación de los atentados del 11-M con las minas asturianas? Estos son los datos que ya tiene en su poder el juez Juan del Olmo sobre el tema.

LOS DETONADORES DE ALUMINIO

Los únicos detonadores que han podido ser recuperados en relación con los atentados son los encontrados en la furgoneta blanca Renault Kangoo, matrícula 0576-BRX, aparcada en los aledaños de la estación de Alcalá de Henares, el de la bolsa que se encontró en la comisaría de Vallecas, el de la mochila que colocaron en las vías del AVE y los recuperados en el piso de Leganés.

Envueltos en una bolsa de plástico, la policía certifica que halló en la furgoneta dos detonadores de aluminio con dos metros de rabiza -el cabo de sujeción- y cinco de cobre de la misma longitud. También hay un detonador de cobre con la rabiza manipulada.Fue en esta bolsa de plástico donde la policía encontró unas huellas correspondientes a los dedos corazón y pulgar de la mano derecha de un hombre. Primero se atribuyeron a Brandon Mayfield, un abogado estadounidense convertido al islam. El FBI tuvo que reconocer que había cometido un error cuando los investigadores españoles certificaron que las huellas correspondían a un ciudadano argelino, Daoud Ouhnane, que tiene una orden internacional de busca y captura y cuyo ADN apareció en la casa de Morata de Tajuña donde, presuntamente, se prepararon las mochilas bomba para los atentados del 11-M.

El detonador que se encontró en la mochila de Vallecas, que no llegó a explotar y que un policía consiguió desactivar, era de cobre. El que se halló en la mochila junto a las vías del AVE Madrid-Sevilla, a la altura del término municipal de Mocejón, en la provincia de Toledo, era de aluminio con la rabiza de las mismas características que los descubiertos en la furgoneta.En el piso de Leganés, donde murieron buena parte de los terroristas implicados, la policía encontró 236 detonadores; de ellos, 222 de aluminio.

Se da la circunstancia de que los detonadores de aluminio con dos metros de rabiza son una exclusiva de las minas de Caolines de Merillés. Es la única empresa de toda España a la que se sirven.

Así que muchos de los detonadores encontrados -curiosamente no la mayor parte de los que se hallaron en la furgoneta ni en la mochila del AVE- llevaban necesariamente a Mina Conchita y Collada, en la comarca de Tineo, en Asturias.

Conseguir detonadores no es demasiado difícil. Pueden robarse con cierta facilidad por su pequeño tamaño. De hecho, Emilio Suárez ha reconocido que dio a los marroquíes algunos. Sin embargo ha negado, hasta ahora, que haya entregado explosivos.

LA RUTA DE LOS EXPLOSIVOS

La policía ha certificado que en el piso de Leganés se encontraron casi 600 envoltorios correspondientes a otros tantos cartuchos de dinamita. Los de la marca Goma 2 ECO tienen una anchura de 26 milímetros y una longitud de 200. El peso de cada uno es de, aproximadamente, 152 gramos. En el envoltorio se puede leer una advertencia de su peligrosidad en cinco idiomas y una numeración correspondiente a una serie. Cada cartucho no tiene una numeración particular, por lo que la misma etiqueta sirve para todos los cartuchos de la misma serie. Las numeraciones de los envoltorios correspondían en esta ocasión a tres series: 033N212, 044E071 y 044E151.

La suma del peso de todos los cartuchos correspondientes a esos envoltorios apenas si sobrepasaría los 80 kilos. Una labor minuciosa en la fábrica de Unión Española de Explosivos, situada en Páramo de Masa, en Burgos, llevó a los investigadores a comprobar que esas series fueron enviadas a los depósitos de Villanueva de Jamuz, en León y a los de Columbiello, en Asturias.

Las series de los cartuchos reseñados se fabricaron entre el 21 de noviembre de 2003 y el 15 de enero de 2004. Al depósito de Columbiello llegaron de la siguiente manera: 500 kilos de la serie 044E071, el 14 de enero de 2004. Algo más de 3.000 kilos de la serie 044E151 y 044E151-152, en tres lotes, los días 21 y 30 de enero y 3 de febrero. De la serie 033N212 llegaron 4.100 kilos en los primeros 10 días de febrero de 2004.

Desde el depósito de Columbiello, los explosivos viajaron por cuenta de Canela Seguridad hasta el depósito de Valdellano, en Cangas de Narcea, el proveedor de Mina Conchita, en las siguientes fechas: 15 de enero -500 kilos-, 3 de enero -1.000 kilos-, 6 de enero -500 kilos-, el 12 -500 kilos- y 18 de febrero -otros 1.000 kilos-.

Los explosivos de cuyos envoltorios tiene conocimiento la policía se almacenaron en el depósito número 3 de Valdellano, que tiene una capacidad de algo más de 2.000 kilos, equivalente a 42 cajas de 25 kilos cada una. En el depósito no existe un control escrito del reparto, por lo que sólo se puede fijar de una forma aproximada la entrega del material que nos interesa a Mina Conchita.

Teniendo en cuenta el sistema habitual -primero se distribuye el material que antes ha llegado al depósito- y otras circunstancias, los investigadores consideran que Mina Conchita pudo recibir entre el 23 de enero y el 23 de febrero alrededor de 1.000 kilos de las cuatro series que corresponden a los envoltorios encontrados por la policía.

Si consideramos solamente la cantidad de explosivos correspondiente a esos envoltorios, se puede deducir que esos 80 kilos de dinamita podrían haber salido de Mina Conchita entre el 23 de enero y el 29 de febrero de 2004. La fecha coincide con la declaración del ex minero Trashorras, que asegura que se transportó una importante cantidad de explosivos en la última semana de febrero desde Asturias hasta Madrid, después de que Jamal Ahmidan le pidiera que le proporcionara alrededor de 60 kilos.

Ninguno de estos datos lleva directamente a la dinamita empleada en los atentados. Parece más bien corresponder a la dinamita que explosionó en el piso de Leganés, donde precisamente la policía dice haber encontrado los 600 envoltorios de cartuchos.

PISTAS INTACTAS EN LEGANES

En el piso de Leganés -no deja de producir asombro la de cosas que se encontraron intactas en ese lugar a pesar de una enorme explosión en la que sólo quedaron las vigas de sustentación- también halló la policía 14 bolsas vacías, originales de fábrica, de las que se utilizan para transportar los cartuchos de dinamita.Cada bolsa puede contener cinco kilogramos de Goma 2. La cantidad por tanto que se pudo transportar en esas bolsas de color verde no sobrepasa los 70 kilos.

Todos los mineros de la zona coinciden en afirmar que un robo de una cantidad tan grande de explosivos -alrededor de 70 u 80 kilos- no habría podido pasar inadvertido, y menos si se hubiera efectuado con sus embalajes originales. Para poder cometerlo tuvo que existir, necesariamente, la colaboración de varias personas.Y aquí es donde entra en escena el entramado delincuencial asturiano.

Tanto Carmen como Antonio Toro se asustan cuando se enteran de los brutales atentados del 11-M. Están convencidos de que han podido contribuir a que se hayan cometido. Desde el jueves hasta el domingo llaman a su controlador de la policía en seis ocasiones.

Zouheir se muestra tranquilo hasta que sus contactos de la Guardia Civil le dan una cita trampa y lo detienen el día 19 de marzo.Rafá cree que puede estar a salvo dada su condición de confidente.Luego se pondrá nervioso y comenzará a enviar cartas y a hablar al ver que a Toro lo mantienen en libertad. Primero declara ante la Unidad Central Operativa de la Benemérita en la comandancia 111 situada en Guzmán el Bueno de Madrid. Después es trasladado a las dependencias policiales de Canillas y ahí se da cuenta de que tiene problemas graves. Aparentemente, desvela lo que sabe. Denuncia a sus contactos asturianos y marroquíes sin conocer que los de Avilés son confidentes de la policía.

Según un relato de Carmen Toro, la detención de su marido, Emilio Suárez, se produce en circunstancias poco claras. Emilio habla con Manolo, el inspector jefe de Avilés que lo controla, y éste le convence, después de una cena, de que su vida corre peligro y de que lo mejor que puede hacer es dejar que lo trasladen a Madrid para ponerlo en un sitio seguro. Emilio confía en su controlador y en los dos policías llegados de Madrid que le acaban de presentar.En medio de la conversación le dan a firmar un papel, con el que al parecer podrá tener derecho a un seguro por si le pasara algo en el viaje. Siempre en la versión de Carmen, en realidad lo que está firmando, sin embargo, es la confirmación de la lectura de sus derechos. Manolo le acompaña hasta Madrid para que esté más tranquilo.

Poco después de llegar a Madrid, su controlador le dice que tiene que volver a Asturias pero que lo deja en muy buenas manos. Comienza a comprender que está detenido en relación con el 11-M.

Dice que quiere colaborar. Aparentemente se muere por contar todo lo que sabe, pero los hechos demostrarán que no es cierto.Su declaración presenta demasiadas lagunas.

Ante la autoridad judicial reconoció que tenía una relación tanto con Rafá Zouheir como con Jamal Ahmidan y Mohamed Oulad. Aseguró que a estos últimos los había visto un par de veces en Madrid y que había mantenido alguna conversación con El Chino por teléfono.Luego recuerda más reuniones, como la de Navidad de 2003 en Avilés.Se le olvida mencionar que a través de dos números de dos teléfonos móviles, desde el día 17 de enero de 2004 hasta el 4 de febrero, ha hablado con Jamal Ahmidan nada menos que en 40 ocasiones.Eso supone una media de más de dos veces al día.

Por si a alguien le pareciera poco, El Chino recibe en la última semana de febrero cuatro llamadas de Carmen Toro, además de 21 llamadas desde cuatro cabinas públicas de Avilés y otra llamada el 21 de febrero desde Tenerife, lugar donde estaban los recién casados Emilio y Carmen en esa fecha. Ahmidan, según Emilio, le llamó desde Mallorca -luego se ha sabido que era desde una teléfono público del aeropuerto de Ibiza- tan sólo siete días antes de los atentados.

UNA CABINA FRENTE A COMISARIA

Otro de los implicados marroquíes, Mohamed Oulad Akcha, llamó a Emilio, según se ha comprobado por el histórico de los móviles, cinco veces el día 4 de marzo de 2004. El 8 de marzo, tan sólo tres días antes de los atentados, Oulad recibió una nueva llamada desde una cabina pública de Avilés.

Son cuatro las cabinas utilizadas por el entramado para comunicarse.Están situadas en Avilés, en el céntrico Parque de Meanas, en un establecimiento público de Acero 7, en la calle Llano Ponte número 50 y en Jiménez Díaz número 15. Precisamente esta última cabina adquiere especial relevancia al comprobarse el gran número de veces que se ha utilizado, en momentos claves, para que pudieran conectarse entre sí los terroristas con la célula asturiana.

Ni siquiera en la imaginación del maestro John le Carré habría podido concebirse que el emplazamiento de la cabina estuviera en un sitio tan singular: exactamente, enfrente del gran recinto esquinado de la comisaría de policía de Avilés. El edificio donde desempeña su trabajo el inspector jefe que controlaba a la familia Toro, Manuel García Rodríguez.

Desde esa cabina se ha conectado también con otros miembros de la red, como Javier González Díaz, más conocido como El Dinamita, un hombre con una estrecha relación con Emilio Suárez y Antonio Toro en negocios poco limpios.

Se ha podido establecer por la secuencia de llamadas una relación directa entre las que se producen desde la cabina de Avilés que se encuentra enfrente de la comisaría a El Chino, y llamadas inmediatamente posteriores desde la misma cabina a Javier González, El Dinamita. Lo mismo sucede con llamadas de El Dinamita a Emilio que son inmediatamente contestadas desde la citada cabina.

También se han detectado llamadas de El Dinamita al policía Manolo García, con el que comparte otros 10 contactos telefónicos. Hay que reseñar que también llama a Zouheir, el confidente de la Guardia Civil, y a uno de los números que participan en el entramado y del que todavía no se ha podido identificar a su propietario.

Javier González, El Dinamita, viaja a Madrid seis días antes de los atentados. Su móvil es localizado como uno de los que llamaron a partir de las 12 del mediodía de ese día desde la localidad madrileña de Humanes. Regresó a Avilés esa misma noche.

El inspector jefe Manuel García Rodríguez recibe llamadas de Emilio Suárez -a través de sus dos teléfonos-, de Antonio Toro, de su hermana Carmen y de uno de los teléfonos misteriosos a cuyo dueño no se ha identificado -un número desde el que se llama a El Dinamita y a Rafá Zouheir-.

En uno de los informes elaborado por encargo del juez Del Olmo consta algo muy preocupante. Se insiste en que la mayoría de los contactos de los miembros del entramado de Avilés con Manuel García se producen el mismo día en que alguno de los anteriores contacta con Jamal Ahmidan, El Chino. Esto sucede especialmente los días 27 de febrero -el día anterior a que el grupo de El Chino consiga los explosivos en Asturias-, 1 y 2 de marzo -cuando los explosivos teóricamente acaban de llegar a Madrid- y los días 11 y 12 de marzo -el día del atentado y el día siguiente-.Una relación pormenorizada de las llamadas de un solo día puede dar al lector una visión más precisa del entramado.

TODOS LLAMAN AL POLICIA DE AVILES

El día 2 de marzo, por ejemplo, Carmen Toro llama a su controlador en la policía. Son las 14.18 horas y la llamada dura sólo 27 segundos. A las 15.00 h., Carmen llama a su marido Emilio Suárez tan sólo ocho segundos. Emilio llama a las 15.15 h. y a las 15.30 h. a un número de alguien sin identificar -el mismo al que llama Carmen Toro el día 27 de febrero tan sólo dos minutos después de haber llamado al policía-.

A las 15.33 h. y a las 15.55 h. Emilio llama a Jamal Ahmidan, El Chino. Sólo necesita 25 segundos. Desde una cabina de Avilés, una de las situadas en el Parque de Meanas, alguien llama a El Chino a las 16.02 h. A las 20.54 h., Emilio envía un mensaje SMS a El Chino. Veinte minutos más tarde vuelve a llamarle durante tres segundos. Cuatro minutos más tarde llaman a El Chino, esta vez desde la cabina que se encuentra enfrente de la comisaría de Avilés. Son las 21.14 h. y la duración de la llamada es de 83 segundos. Tan sólo dos minutos más tarde Emilio vuelve a comunicarse con él. A las 22.00 h., Emilio llama una vez más a El Chino.Dos minutos después es El Chino quien llama a Emilio. En siete horas se han llamado los dos siete veces, sin contar las posibles llamadas desde cabinas telefónicas.

En las declaraciones de Emilio, corroboradas en parte por Rachid Aglif y Antonio Toro, mantiene que en septiembre de 2003 se reunieron los tres con Rafá Zouheir, Carmen Toro, Jamal Ahmidan y Mohamed Oulad Akcha en un restaurante McDonald's que está cerca del Hospital Militar Gómez Ulla, en el barrio de Carabanchel Alto, en Madrid.En esta reunión, El Chino «le vuelve a preguntar» por explosivos y detonadores.

Esas declaraciones textuales, que figuran en la declaración de Emilio, dejan en evidencia que ya habían hablado de explosivos con anterioridad. No debemos olvidar que, como si se tratara de la famosa novela de Chesterton El hombre que fue jueves en la que todos los conspiradores reunidos resultan ser policías, al menos cuatro de los siete reunidos en McDonald's eran confidentes de las Fuerzas de Seguridad.

Trashorras menciona una nueva reunión con los marroquíes en Avilés, en la Navidad de 2003. Desde esa fecha y hasta marzo de 2004, Jamal Ahmidan habría estado al menos cuatro veces más en Asturias, según Emilio. Los investigadores coinciden en que en esas reuniones es más que probable que se hubiera tratado el tema de los explosivos.

El ex minero concreta que el 26 de febrero, el día en que él y su esposa, Carmen Toro, llegaron a Madrid procedentes de Tenerife, donde habían viajado para su luna de miel, llamó a Jamal Ahmidan para quedar con él, «ya que disponían de cuatro o cinco horas libres». Concertaron una cita en un local de la calle Marqués de Vadillo con El Chino y otros dos marroquíes.

Emilio reconoce en su declaración, bastante caótica, a las Fuerzas de Seguridad, después de su detención, que recibieron una demanda de explosivos de algunos de los terroristas implicados en los atentados del 11-M. Cuenta que Jamal Ahmidan y Mohamed Oulad Akcha, así como un tercero al que no sabe identificar, viajaron a Asturias el 28 de febrero. Le preguntaron por la ubicación de la mina en la que había trabajado, Mina Conchita. Habían llegado en un coche modelo Golf. Jamal le preguntó antes de regresar a Madrid por la ruta hacia León pero pasando por Mina Conchita.Era una noche de perros. Había nevado en todo el país.

Encontrar el lugar exacto de la mina a plena luz del día es muy laborioso. Te pierdes en pequeñas carreteras de montaña y te pierdes aún más si te dejas guiar por las indicaciones de los vecinos. Sólo alguien que conozca perfectamente el lugar puede llegar hasta donde están los explosivos.

EXPLOSIVOS EN EL MALETERO

El ex minero relata que a eso de la 1.30 horas, El Chino le llama para decirle que se han perdido, que han regresado a dormir a Avilés. Se cita con ellos y los encuentra llenos de barro. Al abrir el maletero del Golf -no sabe explicar por qué lo abrieron-, Emilio ve que llevan explosivos en unas bolsas verdes inconfundibles.Le dicen que el coche les está fallando y le piden un vehículo.A través de Antonio Toro conseguirán un Toyota, todoterreno, matrícula 3241CDW de color marrón. Emilio declara que esas circunstancias se las contó a la policía como tres o cuatro días después de los atentados de Madrid.

Al presunto conductor del Toyota, Rachid Oulad, la Guardia Civil de Tráfico le multará en tres ocasiones por diversas infracciones.Para identificarse utiliza -como ya se ha explicado- un pasaporte falsificado a nombre de un ciudadano belga.

Antonio Toro envía con posterioridad a un menor, al que llaman El Gitano, hasta Madrid para recuperar el vehículo. El Gitano es un conductor inexperto, que según algunas versiones ni siquiera tiene carné de conducir. Al regreso hacia Asturias tiene un accidente con el coche. Se descubre que la matrícula no corresponde al vehículo y que se ha troquelado de forma ilegal.

Emilio termina su enmarañada declaración relatando que en uno de los viajes de los marroquíes a Asturias se dio cuenta de que El Chino tenía cicatrices en la cara. Le explicaron los marroquíes que habían probado unos detonadores y que les habían explotado.En la declaración no se concreta la fecha de este incidente, pero las cicatrices estaban ya cauterizadas.

Antonio Toro Castro, el cuñado de Emilio, ha soportado con estoicismo varios interrogatorios de la policía y la Guardia Civil. No cuenta casi nada y muchos de los interrogadores le conocen como el Señor No Sé. Toro ha mantenido dos móviles operativos sin la menor relación con su actividad laboral.

El seguimiento de las llamadas del número con el que contactaba con Zouheir no deja la menor duda sobre otro hecho sorprendente: Toro llamó desde Madrid los días 10 y 11 de marzo de 2004. En definitiva, se encontraba en la ciudad donde se llevaron a cabo los atentados el día anterior y el mismo día de producirse los mismos.

Tomaba sus precauciones. Utilizaba uno de sus teléfonos solamente para recibir llamadas. Desde otro conectaba, entre otras personas, con el inspector jefe de Avilés, Manuel García, y con otros dos números de móviles cuyos usuarios aún no han podido ser identificados.

Toro declaró a las Fuerzas de Seguridad que no sabía quién era Manuel García. Pero los investigadores habían visto el número de teléfono por medio del que se comunicaba con el policía escrito en su agenda junto al nombre MANPOL, se supone que para referirse a MAN-olo POL-icía. Después de conocer el dato, Toro rectificó y dijo que sí lo conocía, que se trataba de un inspector de Avilés y que no se había dado cuenta antes sobre quién le estaban hablando.

En el otro teléfono de Antonio Toro sólo se registran llamadas salientes. Los investigadores creen que lo empleaba para impartir órdenes después de haber recibido mensajes de otros implicados.Toro utilizaba a su hermana Carmen para dar instrucciones a Emilio.Las horas marcadas como llamadas indican que conectaba con su marido inmediatamente después de haber recibido una llamada de su hermano.

Carmen Toro, con apenas 23 años, es una persona clave para los investigadores. La reciente esposa de Emilio Suárez mantuvo al menos dos reuniones en Madrid con al menos dos de los acusados de perpetrar los atentados. También se cree que el 26 de febrero acudió junto a su marido a la casa que poseía El Chino en Morata de Tajuña para ver un zulo con droga. Las Fuerzas de Seguridad consideran que ha tenido un papel «activo e imprescindible» para que los terroristas pudieran cometer sus atentados. Curiosamente también llamaba de forma habitual al inspector jefe de la policía Manuel García Rodríguez.

EL PANICO DE CARMEN

A Carmen le entró pánico en los días posteriores a los atentados.Así lo reconoció en la primera conversación que pudo tener en la cárcel con su marido, después de que éste fuera detenido.Lo que no podía saber es que la conversación estaba siendo grabada.

En ella, como hemos apuntado al comienzo, reconoció que llamó al policía para decirle: «¡Manolo, creo que la hemos cagado!», en referencia a la entrega de explosivos a los marroquíes. El inspector jefe le tranquilizó: «Puedes estar totalmente tranquila.Los atentados son cosa de ETA». Fue en la misma conversación donde mencionó nombres de personas relacionadas con las minas, ahora detenidas, y que pueden llevar hasta los implicados en la salida del explosivo de Mina Conchita.

Y es que al no existir denuncias de robo por parte de la empresa Caolines de Merillés ni evidencias de que haya sido forzada la entrada de los polvorines, los famosos minipol en el argot de los mineros, se llega a la conclusión de que si ha habido una entrega de explosivos ha tenido que ser con colaboración desde dentro de la explotación.

Un estudio concienzudo del sistema de trabajo refuerza la convicción de que no sólo han tenido que intervenir los que tienen acceso a las llaves sino también los que tienen capacidad para alterar documentalmente los consumos de los detonadores y explosivos.

Los investigadores han encontrado errores, que posteriormente se han subsanado sólo de viva voz, en el asiento de consumos de Goma 2 del mes de marzo de 2004. También se han comprobado diferencias entre la cantidad de explosivos consumidos, según el Libro de Asientos y lo que los diferentes artilleros, picadores y ayudantes comunican a la empresa haber consumido. Esas diferencias son de 415 kilos en enero, 300 en febrero y más de 500 en marzo.Se ha consumido en esos periodos un número de detonadores excesivamente alto para el explosivo empleado en las diferentes voladuras.

SOSPECHOSOS

No son muchas las personas que en Mina Conchita reúnen las condiciones necesarias para ser sospechosas. En primer lugar está Emilio Llano Alvarez. Es el vigilante y encargado de la mina. Entre sus obligaciones están las de controlar los pedidos de explosivos, apuntar su consumo y comunicárselo a la intervención de armas de la Guardia Civil y, por supuesto, a la propia empresa. Posee llaves de los polvorines de Mina Conchita y tiene acceso a las llaves de Collada. El propio Emilio Llano corrigió de viva voz un aparente error, ya que el día 1 de marzo había una diferencia de la cantidad de Goma 2 consumida y apuntada de 50 kilos.

Hay dos hermanos que también tienen acceso a las llaves. Son Conrado Pérez Tronco y Juventino Pérez Tronco. Ambos son cuñados del encargado, Emilio Llano.

Se ha hecho también un estudio del consumo medio de explosivos que necesita un barrenista para realizar su trabajo y el que han empleado cada uno de los trabajadores de Mina Conchita. En el consumo pueden influir factores como la negligencia del trabajador o su impericia. También, claro está, hay que tener en cuenta que los mineros pueden tener la tentación de distraer algún cartucho para trapichear con él. La policía sigue el rastro de los mineros que más dinamita han consumido en los primeros meses de 2004 y lo compara con otros periodos de su actividad laboral. Se estrecha así el cerco que podrá llevarse a cabo con mucha mayor velocidad después de las últimas detenciones.

Dos de los contactos telefónicos más asiduos de Emilio Suárez Trashorras son dos de los detenidos ayer, el ya citado Javier González, El Dinamita, y Rubén Iglesias Díaz. Los investigadores consideran que éste ha tenido un papel relevante durante la estancia de Jamal Ahmidan y Mohamed Oulad en Asturias en los días 28 y 29 de febrero cuando viajaron hasta la zona de Avilés para conseguir explosivos.

Las detenciones que se han producido en Asturias y el interrogatorio de los nuevos implicados servirán para abrir un poco de luz en este entramado asturiano. Es difícil llegar a creerse que tres muchachitos, de nuevo delincuentes de poca monta y además confidentes de la policía, hayan podido poner en jaque al Estado y cambiar el rumbo político de un país.

Los agujeros negros siguen ahí, casi intactos, mientras los españoles continúan exigiendo respuestas.

Autor: FERNANDO MUGICA
Fuente: Edición impresa de El Mundo 10/06/2004





GRAVES INDICIOS DE CONNIVENCIA POLICIAL CON LA TRAMA AUXILIAR DEL 11-M

Los seis detenidos ayer en relación con el robo de los explosivos utilizados por los terroristas del 11-M forman parte de lo que la investigación de EL MUNDO ha denominado la célula de Avilés.Su detención corrobora la complejidad que tuvo la organización de aquel terrible atentado y también la que va a conllevar su investigación.

Es indiscutible que los autores materiales y los organizadores en sentido estricto del 11-M fueron fundamentalistas islámicos, y la detención de Mohamed el egipcio que tuvo lugar anteayer en Milán es de esencial importancia.

Pero colaborando con esos islamistas existieron otros cómplices españoles, como sostienen los investigadores que han puesto a disposición del juez a los seis de Avilés. Sin los explosivos presuntamente aportados por ellos, los atentados del 11-M nunca hubieran tenido lugar.

Resulta extremadamente significativo que al menos tres de esos seis mantuvieran una relación estrecha y constante con la Policía.Antonio Toro Castro, su hermana Carmen, y Javier González El Dinamita llamaban constantemente a un inspector jefe de la comisaría de Avilés, Manuel García Rodríguez, en paralelo a sus arduas y minuciosas negociaciones con Jamal Ahmidan El Chino y otros miembros del comando de Leganés. Sin olvidar que el ya detenido Suárez Trashorras, cuñado de Antonio y marido de Carmen, también actuaba como confidente. Según revelamos hoy, Trashorras fue acompañado a Madrid por ese mismo controlador policial la noche de su detención. ¿Con qué intención? ¿Velar por él? ¿Condicionar su declaración?

Añadamos a la trama que, como en una novela de espías, una gran parte de las llamadas efectuadas por desde Asturias a los islamistas que compraron los explosivos se hizo desde una cabina situada justo enfrente de la comisaría de Avilés. Y que el marroquí Rafá Zouheir, otra persona clave en el desarrollo de los prolegómenos del 11-M, era también confidente de la Guardia Civil.

Inevitablemente la conclusión es que existen indicios altamente sospechosos de connivencia entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la trama auxiliar de los atentados del 11-M que deben ser investigados. Ayer el ministro de Interior, José A.Alonso, no hizo ninguna referencia a estos evidentes vínculos en su comparecencia, pero tarde o temprano tendrá que ofrecer alguna explicación.

Rafá Zouheir sí ha pedido relatar ante la comisión del 11-M sus vínculos con la Unidad Central Operativa de la benemérita y su comparecencia, en el momento en el que el juez la autorice, resulta imprescindible.

Queda también por confirmar hasta qué punto conocía ETA la trama, pues Toro Castro le ofreció los explosivos antes que a los islamistas.Más agujeros negros que exigen aclaración.

Fuente: Edición impresa de El Mundo 10/06/2004




La trama del 11-M

La detención o re-detención de seis eslabones españoles en la cadena criminal del 11-M abunda en la hipótesis más siniestra: que la policía conociera lo que se estaba gestando y no diera los pasos necesarios para evitarlo. En un primer momento, parecía imposible un comportamiento tan abiertamente criminal, a fuer de criminógeno. Tras la nueva detención de Toro Castro, el confidente policial que puso en contacto a los compradores y vendedores de explosivos, y que en la cárcel estuvo en contacto con etarras y terroristas islámicos (cuyo aprecio mutuo ha quedado ya establecido en anteriores entregas de EL MUNDO), es cada vez más difícil creer en una mera concatenación de casualidades como base real de la masacre que rompió la vida de centenares de españoles y cambió la vida política nacional, derribando al gobierno del PP y colocando al PSOE en La Moncloa. Difícil, no. Imposible.

La tribu de confidentes policiales que participó en la consecución de los explosivos para que los marroquíes triunfaran donde no habían conseguido hacerlo los etarras es demasiado tribu y demasiado confidente como para no resultar demasiado policial. Qué, cuánto y cuándo supieron sus contactos en la Policía y la Guardia Civil no ha sido establecido todavía, pero, según las propias fuentes policiales, hay un dato objetivo y espeluznante: la detención de los seis de la Tribu Confite se ha realizado gracias a la intervención de sus teléfonos antes del 11-M. Insisto: antes del 11-M. No será fácil persuadirnos de que el tráfico de 200 kilos de dinamita ante las mismas narices de las fuerzas del orden, así como la relación de los dinamiteros con ciertos sujetos marroquíes, más o menos islamistas pero totalmente marroquíes, no fue advertida y valorada por ninguno de los oficiales que supervisaban la información de sus confidentes o confites. No sé si lo intentarán, pero cada vez resultará más difícil conseguirlo.

Una semana antes de que comience su andadura la Comisión parlamentaria, las seis detenciones de ayer iluminan algo más este tenebroso episodio que cambió radicalmente no sólo el Gobierno de España sino aspectos sustanciales de la política europea e internacional.Cuando en los próximos días veamos comparecer a algunos de los directa o indirectamente implicados en lo que sucedió del 11-M al 14-M, y sobre todo cuando en las próximas semanas veamos a los barcos de guerra marroquíes de maniobras conjuntas con los norteamericanos frente a Canarias, los españoles conscientes oscilarán entre dos sensaciones angustiosas: el vértigo y el horror.

Autor: Federico Jiménez Losantos
Fuente: Edición impresa de El Mundo 10/06/2004
 
Re: La 'célula' de Avilés

Re: La 'célula' de Avilés

Bart dijo:


y sobre todo cuando en las próximas semanas veamos a los barcos de guerra marroquíes de maniobras conjuntas con los norteamericanos frente a Canarias, los españoles conscientes oscilarán entre dos sensaciones angustiosas: el vértigo y el horror.

Autor: Federico Jiménez Losantos
Fuente: Edición impresa de El Mundo 10/06/2004
Pero esto que afirma este periódico es extraordinario, mi hermano.

¿Qué a caso dice que mi país, USA, va a invadir las islas Canarias cuando acabe en Irak?

Eso estara muy bien para tener bases en el Atlántico Sur. Ya me imagino allá, viviendo en Lanzarote, donde mi familia tiene un bonito hotel, con las ventajas de estar en la patria.

Y lo mejor del caso es que casi todos los españoles lo pidieron.

Esperemos que sea cierto, mi hermano. Hasta en nuestro dinero pone que Dios estan con nosotros.

Dios le vendiga, mi hermano. Sera maravilloso vivir en Canary Islands con la ventaja de ser americano y ser español.
 
Así se transportó la dinamita

Así se transportó la dinamita

Así se transportó la dinamita

Parte de los explosivos viajó en tres autobuses de línea

LOS AGUJEROS NEGROS DEL 11-M (III). Desvelamos hoy los detalles pormenorizados de uno de los capítulos más intrigantes de los atentados de Madrid. Se trata de la forma en que se obtuvieron los explosivos y la metralla utilizada en la masacre de los trenes, la forma en que se organizó su transporte desde Asturias hasta Madrid y cómo se entregó a los islamistas radicales. Produce espanto que buena parte de la dinamita se trasladara en autocares de línea regular, llenos de pasajeros, al menos en tres viajes diferentes, desde la estación de autobuses de Oviedo hasta la de Méndez Alvaro de Madrid. Introduce un nuevo dato, si cabe más desasosegante, constatar que la 'célula de Avilés', todos españoles y muchos de ellos confidentes policiales, sirvieron de guía durante meses a los integristas, les proporcionaron vehículos y les recordaron que no se olvidaran de los clavos que les habían preparado y que luego fueron usados como metralla. El abismo del 11-M nos lleva, cada día más, a exigir que se esclarezca toda la verdad.

El relato ha salido de la boca de El Gitanillo con la naturalidad del que tiene aún todo por vivir y ya nada que perder.

El juez central de menores de la Audiencia Nacional, Javier Gómez Bermúdez, decretó ayer el internamiento preventivo por tres meses, prorrogables por otros tres, de un menor de tan sólo 16 años, G.M.V., conocido en su ambiente de Avilés donde reside como El Gitanillo.

El juez Juan del Olmo decretó ayer también prisión incondicional e incomunicada para cinco de los detenidos esta semana en Asturias en relación con la célula de Avilés: la mujer de Emilio Suárez Trashorras, Carmen Toro; Antonio Toro, hermano de la anterior; Iván Granados; Raúl González y el encargado de Mina Conchita, Emilio Llano.

A todos ellos se les acusa de colaboración con banda armada y al último se le imputa también un delito de cooperación en el transporte de explosivos.

El menor G.M.V. explicó ayer en presencia del Ministerio Fiscal, representado por Olga Emma Sánchez Gómez, y del abogado José Baeza Martínez, y con todo lujo de detalles, los pormenores sobre cómo se consiguieron los explosivos presuntamente utilizados para la masacre del 11-M, quiénes los robaron y cómo se transportaron a Madrid y se entregaron a los islamistas radicales.

Se despeja de esta forma una parte importante del modo en que se prepararon los atentados que costaron la vida a 192 personas.

Tal vez la sorpresa más importante para el lector sea que los explosivos comenzaron a transportarse desde Asturias a Madrid en la primera semana de 2004 y no a finales de febrero, como se creía hasta ahora.

Por la ruta de la muerte que organizó la llamada célula de Avilés con el confidente policial Emilio Suárez Trashorras a la cabeza, viajaron decenas de pasajeros en los autobuses de línea junto a una mortífera carga que sumaba de 15 a 20 kilos en cada ocasión.El colmo de la perplejidad se produce al comprobar que, según el testimonio directo de El Gitanillo, Suárez Trashorras insistió a El Chino -uno de los autores de la matanza- en que, además de los explosivos, recogiera de la Mina Conchita los clavos que les había preparado junto a la dinamita. Puntas como las que sembraron el dolor y la destrucción en las explosiones de los trenes, al ser usadas como metralla. O como las que fueron descubiertas en la mochila sin explotar que apareció en la comisaría de Vallecas.

El traslado de la dinamita se realizó, al menos, en cuatro ocasiones y utilizando dos métodos distintos. En los tres primeros viajes -entre la primera semana de enero y la tercera de febrero- se usó como mulas a tres jóvenes del mundillo de la delincuencia de Avilés.

Uno de ellos, al que El Gitanillo identifica como Sergio, alias Amocachi -Sergio Alvarez, de 23 años, ya detenido-, lo hizo para obtener dos tabletas de 200 gramos de hachís, que en el mercado puede equivaler a algo más de 1.000 euros.

El viaje -en el que estaba muy asustado, según comentó Sergio más tarde- lo hizo como un pasajero más en un autobús de Alsa.Lo mismo había hecho un joven al que identifica el declarante como Jimmy -y al que las Fuerzas de Seguridad están tratando de localizar-. En esta ocasión, y también en un autobús de Alsa, Jimmy transportó una maleta «para los moros» y un dinero que terminó quedándoselo, por lo que tuvo una bronca con los que le esperaban en Madrid.

El tercer viaje lo hizo el propio G.M.V. por encargo de Emilio Suárez. En su declaración detalla cómo éste le ofreció a primeros de febrero el encargo.

Le dio la mochila en el garaje de Emilio que está en la Travesía de la Vidriera, de Avilés. Se subieron en el coche de Emilio, un Toyota Corolla, y se fueron hasta la estación de autobuses de Oviedo. Subió a uno de la compañía Alsa, en clase Supra, dejando la mochila con los explosivos en el espacio de carga del autobús junto al resto de las maletas de los pasajeros.

Llegó a Madrid a la estación de autobuses de Méndez Alvaro. Buscó enfrente el bar Virrey y llamó a un número de teléfono, el 665040605, que correspondía, según Emilio, «a un moro amigo» suyo.

Cuando llamó a ese número y se identificó como «el asturiano» le dijeron que aguardara allí durante media hora. El moro le llamó poco después y le dijo que cruzara la calle hasta un coche que estaba aparcado en doble fila. Le entregó la mochila al hombre que estaba en un Opel Astra de color oscuro.

PESABA 15 O 20 KILOS

Era el mismo moro que luego vio, a finales de febrero, por Avilés en un Volkswagen Golf de color negro.

Regresó a la estación y compró un billete para volver a Oviedo ese mismo día. Según El Gitanillo, la mochila pesaba entre 15 y 20 kilos y estaba cerrada con un candado. La bolsa era negra con asas muy grandes, como las que se usan para llevar la ropa de hacer deporte.

Sabía que llevaba explosivos porque se lo había dicho Iván Granados Peña, alias El Piraña, quien le contó que él mismo había ido con Emilio Suárez hasta la mina donde éste había trabajado -Mina Conchita- para recoger el explosivo y que fue Emilio quien la robó mientras Iván se quedaba vigilando.

El sistema para poder hacerlo era simple, según cuenta El Gitanillo.Un minero al que Emilio conocía anotaba que consumía más explosivos de los que en realidad utilizaba. El minero le daba a Emilio el sobrante. Primero lo escondía en los alrededores y luego Emilio iba a buscarlo cuando no había nadie.

El menor G.M.V. fue un testigo de excepción en el viaje que realizaron los marroquíes Jamal Ahmidan, alias El Chino, Mohamed Oulad y Abdennabi Kounjaa los días 28 y 29 de febrero a Avilés para recoger el cargamento principal de explosivos. El propio Gitanillo les ayudó con la dinamita. Estos son los detalles de la operación.

Antes de que «vinieran los moros», Emilio le llevó camino de Pravia a la mina donde había trabajado hasta octubre de 2002 -Mina Conchita-. Le dejó allí en el coche y se fue a hablar con dos mineros, hacia las cuatro de la tarde. Cuando regresó le comentó: «Esto está hecho. Esto está bien».

«NO OS OLVIDEIS LAS PUNTAS Y TORNILLOS»

Dos días después, el 28 de febrero, sobre las cinco de la tarde, Emilio apareció en su barrio en el Toyota Corolla con «dos moros» que iban en un Golf negro. Uno de ellos era el que «había visto en la estación de Madrid» -se trataba de El Chino-.

Fueron a Avilés a casa de Emilio a por unas botas para «el moro».Se marcharon a la mina y Emilio y El Chino caminaron hacia el monte mientras El Gitanillo y los otros dos marroquíes esperaban en el Toyota.

Bajaron después de tres cuartos de hora y El Gitanillo -según ha declarado- le oye a Emilio una frase que, a la luz de lo sucedido después, adquiere un sentido terrorífico: «No os olvidéis de coger las puntas y tornillos» que estaban «15 metros más adelante».

Los marroquíes se fueron a comprar unas mochilas. Emilio dejó al menor en su casa, pero le llamó media hora más tarde para que fueran a la panadería Magdalena sobre las 22.30 horas. Allí se encontraron con Rubén Iglesias y Javier González El Dinamita.Hablaron del hachís que traían los moros.

Esa misma noche, Emilio envió a El Gitanillo con los tres marroquíes hasta la mina, en dos coches, el Golf de El Chino y un Ford Escort de Emilio. Dejaron el Golf aparcado en las inmediaciones de un bar de la carretera, pasado un puente. Metieron las mochilas que estaban en el Golf en el maletero del Escort y se subieron todos en este último vehículo.

Las mochilas las habían comprado en un centro comercial de Avilés y eran del tipo de montaña.

Pasada la medianoche llegaron hasta la barrera de la mina. Estaba muy oscuro. Los marroquíes se marcharon con linternas muy finas.

El menor aparcó el vehículo en los alrededores como le había aconsejado Emilio, de forma que si llegaba la policía pudiera decir que venían de fiesta y se encontraba descansando. Cuatro o cinco horas más tarde llegaron los moros con las mochilas cargadas.Una la llevaba El Chino y los otros cargaban con dos cada uno.Las metieron en el maletero y se fueron a buscar el otro coche.

INTERCAMBIO EN EL GARAJE DE EMILIO

Cuando se dirigían hacia Avilés se cruzaron con Emilio, que iba en su Toyota, y pararon todos en un aparcamiento para camiones.Emilio mandó al menor que se cambiara de coche y habló con los marroquíes durante cinco minutos. Luego continuaron la marcha en los tres vehículos hacia el garaje de Emilio, en Avilés.

Allí, más o menos cuando estaba amaneciendo, sacaron lo que había en las mochilas y lo metieron en bolsas de basura de color azul que volvieron a meter, una vez llenas, en el Golf. El Gitanillo describe el contenido como paquetes de unos 30 centímetros envueltos en plástico a través del cual se distinguían como unos tubos redondos de unos 20 centímetros.

Volvieron a la mina ya de día. Pararon a descansar como media hora. Los tres marroquíes, tal como habían hecho durante la noche, caminaron de nuevo, cargados de mochilas, hacia el monte. Una hora y pico más tarde bajaron con las cinco bolsas llenas. Se dirigieron después al garaje de Emilio, en Avilés.

Al menor, esta vez, le mandaron afuera. Eran como las 12 del mediodía cuando acabaron y se fueron a desayunar a Casa Tito.Allí Emilio se encontró con Rubén Iglesias y hablaron de nuevo sobre hachís.

Emilio comentó al menor que lo que habían traído eran explosivos para reventar los escaparates de las joyerías y las cajas fuertes en Madrid. Emilio se apresuró a asegurarle que si se lo contaba a alguien le matarían a él y a su padre.

Es curioso que durante la estancia en el garaje, el menor comenta que apareció una persona, a la que no identifica y que al verles con las mochilas les preguntó algo relacionado con el Puerto de San Isidro.

G.M.V. declara que habló sobre esa noche más adelante con Emilio.Fue cuando el 1 de marzo salió la noticia de que se habían interceptado 500 kilos de explosivos con los que se iba a cometer un atentado en un polígono de Madrid. Emilio le dijo que podían haber sido los moros. Luego, al ver que era ETA se olvidó del asunto.

Cuando sucedió la tragedia del 11-M en Madrid, Emilio le dijo textualmente: «Menuda la que ha armado Mowgly» -era el apodo con el que más conocían a El Chino en Avilés-. A partir de ese momento, El Gitanillo sintió miedo de que le pasara algo y se alejó del entorno de Emilio.

EL ACCIDENTE CON EL TOYOTA

Por el trabajo de aquella noche de finales de febrero, el menor no recibió ningún pago, aunque Mowgly le dio 200 euros.

Quiso incluso que le acompañara en el viaje con los dos coches, el Golf y el Toyota, llenos de explosivos a Madrid, pero no aceptó.Emilio le mandó cinco días más tarde a Madrid a recoger el Toyota.Fue él quien le compró, de nuevo, un billete en autobús.

Llegó a la estación de Méndez Alvaro pasadas las 11 de la noche.Allí le esperaban «dos moros», uno al que ya conocía y otro desconocido para él. Sólo faltaban seis días para los atentados del 11-M.

Les preguntó por Toledo, porque quería ir hasta una caravana donde vivían sus tíos. Los propios marroquíes le acompañaron un trecho en el Toyota por Madrid. Luego le indicaron la dirección que debía tomar. Fue poco después cuando un coche de la policía le dio el alto. Se puso nervioso y tuvo un accidente. Quedó inconsciente y le llevaron al hospital, no sabe a cuál. Desde allí fue hasta un cuartel de la Guardia Civil y luego a un Centro de Menores cerca de la Gran Vía.

Javier González, El Dinamita, e Iván acompañaron a la hermana de El Gitanillo, Tamara, en un coche Lancia que les proporcionó Emilio hasta Madrid para recogerlo. Pero sus tíos, los de Toledo, se adelantaron, así que El Dinamita tuvo que volverse ese mismo día, enfadado, a Avilés. El menor se quedó unos días en Toledo con sus tíos. Emilio se apartó de El Gitanillo desde el día del accidente, según el propio declarante.

UN CHALE POR LA ZONA DE LA WARNER

Sobre la ubicación de los moros en Madrid, G.M.V. ha manifestado que Emilio le comentó que Mowgly se estaba haciendo un chalé «por la zona de la Warner» y que él y su mujer habían estado comiendo allí al regreso del viaje de novios -el 26 de febrero-.

El Gitanillo insiste en que Emilio usaba muchos móviles a la vez, incluidos el de su mujer y el de Iván. Afirma que existe una relación muy buena entre El Dinamita y Emilio y que ambos han ido a Madrid para hacer negocios de hachís con Mowgly.

El menor dice no conocer a Rafá Zouheir, el marroquí confidente de la Guardia Civil que puso en contacto a los radicales islamistas con los de Avilés, tras coincidir con Antonio Toro en la cárcel asturiana de Villabona, pero comenta que Emilio le habló de un Rafa «moro» que conoció en la cárcel y que había atracado una joyería en Parque Principado, cerca de Oviedo.

En toda investigación periodística los datos se van entretejiendo a base de paciencia y de separar la verdad de la mentira en centenares de conversaciones con personajes de toda condición. Es casi un milagro encontrar la declaración de una persona que pueda, por sí sola, desvelar uno de los capítulos más enrevesados de los agujeros negros del 11-M.

Un chico de 16 años, casi un niño, ha hecho una aportación de gigante para el esclarecimiento de los hechos. La conexión española, que fue capaz de proporcionar el explosivo, la metralla y la infraestructura de su transporte, nos asoma, sin embargo, a un abismo que parece cada vez más tenebroso.

LA CABINA DE LA ESTACION 'TERMINO'

'El Gitanillo' llamó, como había convenido, desde la esquina del bar Virrey, frente a la estación de autobuses de Méndez Alvaro de Madrid, donde acababa de llegar en un autobús de la línea Oviedo-Madrid de Alsa, con una bolsa en la que transportaba, por orden de Emilio Suárez Trashorras, más de 15 kilos de dinamita. Al otro lado del teléfono estaba El Chino, quien recogería la 'mercancía'.

Autor: Fernando Múgica
Fuente: Edición impresa de El Mundo - 17/06/2004






EL CONFIDENTE SABIA PARA QUE ERA LA DINAMITA... ¿Y LA POLICIA?

Arduo trabajo le espera a la comisión parlamentaria sobre el 11-M, ya que, cada día que pasa, surgen nuevos interrogantes sobre comó y con qué complicidades se cometieron los atentados.

EL MUNDO revela hoy que parte de la Goma 2 utilizada en la masacre fue transportada a Madrid en el maletero de los viajeros de un autobus de línea que enlaza Oviedo con la capital. Un menor, G.M.V., de 16 años, apodado El Gitanillo, fue uno de los correos utilizados para el transporte de los explosivos robados.

Pero lo más relevante de la información de nuestro periódico es que el ex minero Suárez Trashorras, confidente policial, proporcionó también metralla similar a la empleada en los atentados. Así lo ha declarado ante la fiscal El Gitanillo, que afirma que oyó cómo Suárez Trashorras le decía a El Chino, miembro del comando: «No os olvidéis de coger las puntas y los tornillos». Ello sólo puede ser interpretado como que Suárez Trashorras sabía que la intención de sus clientes no era cometer atracos sino provocar una masacre con esas puntas y tornillos, mezclados con el explosivo.

Suárez Trashorras, en prisión incondicional, ha declarado en repetidas ocasiones que El Chino y los otros miembros del comando siempre le dijeron que la dinamita era para atracar joyerías.Pero su versión parece puramente exculpatoria porque él, como minero, no podía ignorar el destino de la metralla, que sólo sirve para matar personas.

Los robos de explosivos en Asturias comenzaron a principios de enero y prosiguieron de forma escalonada hasta el 28 de febrero.El propio Suárez Trashorras participó directamente en uno de ellos. Contaba con la ayuda de su cuñado Toro Castro y la mujer de éste. Ayer, el juez decretó por fin la prisión incondicional e incomunicada para Toro Castro, que había sido puesto en libertad en dos ocasiones, para su esposa y varios cómplices.

Suárez Trashorras, su hermana y su cuñado Toro eran confidentes del inspector jefe de estupefacientes de Avilés, con el que mantuvieron frecuentes contactos por esas fechas.

¿Es verosímil que ninguno de los tres informara al inspector de los sucesivos robos de explosivos, máxime cuando tenían poco menos que la certeza de que eran para cometer un atentado? ¿Es creíble que, a pesar del continuo tráfico de llamadas entre ellos, ni siquiera le insinuasen que varios ciudadanos marroquíes estaban comprando cientos de kilos de Goma 2? ¿Cómo lograron que nadie se enterara de la desaparición de decenas de kilos de explosivos?

Todas estas cuestiones carecen hoy de contestación al igual que el resto de las veinte preguntas clave que EL MUNDO ha recopilado en sus páginas. El principal objetivo de la comisión parlamentaria debería ser despejar estos interrogantes y profundizar en esta trama asturiana, encabezada por Suárez Trashorras, sin la cual no hubiera sido posible el 11-M.

Un representante del PSOE dijo ayer que las comparecencias deberían tener «un marcado carácter político». Es cierto que el secreto del sumario, decretado por el juez, impide en estos momentos citar a declarar a policías, imputados y personal judicial. Pero ello es sólo un impedimento temporal. Cuando se levante el secreto, todos ellos deberían ser llamados por la comisión para dar su versión de los hechos. Sólo así se podran esclarecer algún día los agujeros negros de este caso, engrandecidos por el silencio del actual Ministerio del Interior.

Fuente: Edición impresa de El Mundo - 17/06/2004






El PSOE quiere que sólo declaren «quienes han tenido responsabilidades políticas»

Todos los partidos, no obstante, dicen que están dispuestos a llegar hasta el fondo del asunto - Varios grupos pedirán que declaren Aznar, Garzón, los ministros del Interior y varios periodistas.

La comisión constituida en el Congreso de los Diputados para investigar los atentados del pasado 11 de marzo en Madrid comenzó a trabajar ayer de manera oficial. Todos los partidos mostraron su mejor disposición para llegar hasta el fondo, pero el portavoz del PSOE, Alvaro Cuesta, dejó bien clara una cuestión: su grupo no pondrá ningún «límite», pero cree que lo más «razonable» es que sólo acudan a declarar quienes han tenido «responsabilidades políticas».

Los 16 diputados que integran esta comisión (cinco del PSOE, cinco del PP y uno por cada uno de los demás grupos) se reunieron ayer por vez primera, tras haberse constituido el pasado 27 de mayo.

Todos mostraron su mejor disposición a permitir que se investigue al máximo; todos dijeron que no pondrán ningún obstáculo a que se pida cualquier tipo de documentación o a que comparezca cualquier persona ante la comisión, y todos mostraron una «magnífica disposición» para colaborar, según explicó el presidente de esta comisión, el diputado de Coalición Canaria Paulino Rivero. Pero las precisiones que hizo el grupo mayoritario, el socialista, hacen prever que puede haber dificultades.

La comisión, según Paulino Rivero, ha dado de plazo hasta el martes próximo a todos los partidos para que digan qué documentos piden y qué personas quieren que sean llamadas a declarar. Al día siguiente, miércoles, sus 16 integrantes decidirán el calendario de trabajo.

Su intención, en principio, es trabajar al menos tres días a la semana en sesiones de mañana y tarde y, si es necesario, prolongarlas incluso por la noche. El objetivo es empezar las declaraciones a finales de junio y concluirlas muy a finales de julio, pero nadie pondrá inconvenientes si hay que ampliar las tareas al mes de agosto o incluso a septiembre, tras las vacaciones.

Las personas que sean llamadas a declarar deben ser citadas con una antelación de 15 días, según el Reglamento del Congreso, o sólo con tres en casos de urgencia. Todos los ciudadanos que sean llamados están obligados a comparecer.

De momento, los grupos parlamentarios no han desvelado a quién van a llamar a declarar, excepto Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds. Pero ayer adelantaron algunos nombres cuya comparecencia creen necesaria

El ex presidente del Gobierno, José María Aznar, va a ser llamado por Esquerra Republicana de Catalunya, el PNV y, «si es necesario», por la Chunta Aragonesista. IU-ICV no le cita en este primer momento, pero no descarta hacerlo más adelante, según Gaspar Llamazares.

Entre las personas que distintos grupos parlamentarios creen que deben declarar figuran, también, el anterior ministro del Interior (Angel Acebes) y el actual (José Antonio Alonso); Jorge Dezcallar, ex director del Centro Nacional de Inteligencia, y su sustituto, Alberto Saiz, y el juez Baltasar Garzón.

También serán citados los directores de medios de comunicación que recibieron llamadas telefónicas de Aznar -entre ellos Pedro J. Ramírez, de EL MUNDO- para decirles que el atentado lo cometió ETA.

El PNV también llamará a especialistas de la universidad en la religión musulmana y en el terrorismo y el fundamentalismo islamistas, para que quede claro que no se puede identificar al mundo islamista en general con el terrorismo, lo mismo que no hay que confundir a ETA con los nacionalistas vascos.

Gaspar Llamazares dijo que pedirán que comparezcan muchos altos cargos del Ministerio del Interior, Guardia Civil y Policía, tanto del anterior Gobierno como del actual, y otras muchas personas.

Sobre la posibilidad de llamar a José Luis Rodríguez Zapatero, el socialista Alvaro Cuesta prefirió no pronunciarse, porque aún no han elaborado su lista, pero hizo unas significativas declaraciones: «No era presidente del Gobierno ni el 11 de marzo ni el día 14, y no ha tenido responsabilidades de Gobierno en los ocho últimos años». Es decir, que el PSOE probablemente se opondrá a citarle, salvo que sea para hablar de «las líneas de futuro» en la lucha contra el terrorismo.

Autor: Agustín Yavel
Fuente: Edición impresa de El Mundo - 17/06/2004
 
11-M: Carmen Toro tenía un teléfono con un nombre igual al del jefe de los Tedax

11-M: Carmen Toro tenía un teléfono con un nombre igual al del jefe de los Tedax

11-M: Carmen Toro tenía un teléfono con un nombre igual al del jefe de los Tedax

11-M LA INVESTIGACION / La Guardia Civil entregó un informe a la Audiencia Nacional en el que aparecían los apellidos «Sánchez Manzano» / Casualmente, uno de los agentes de la UCIE los utiliza como un alias.

1. La Guardia Civil informó al juez de que a la esposa del minero confidente se le encontró una anotación con la referencia «Sánchez Manzano (Canillas)»

2. El propio magistrado advirtió que esos dos apellidos corresponden a los del comisario de la Unidad de Desactivación de Explosivos

3. Del Olmo marcó personalmente el teléfono y le contestó un policía que investiga el caso a sus órdenes

4. Este agente aseguró al juez que utiliza como seudónimo esos dos apellidos y que le facilitó a la confidente ese teléfono de contacto

MADRID.- La realidad a veces supera la ficción. Y, en el caso de la investigación de los atentados del 11 de marzo en Madrid, ese axioma se está cumpliendo con dramática precisión.

Ya sabemos que los dos hombres clave en el suministro de explosivos a los terroristas islamistas eran confidentes. Uno, Rafá Zouhier, de la Guardia Civil (en concreto, de la unidad de elite conocida como Unidad Central de Operaciones, UCO). Y el otro, José Emilio Suárez Trashorras, del Cuerpo Nacional de Policía (para más precisión, del jefe de la Brigada de Estupefacientes de Avilés).

Sabemos también que dos de los terroristas que participaron directamente en los atentados (Serhane, El Tunecino, y Jamal Zougam) habían sido investigados, seguidos, e incluso la policía había grabado sus conversaciones.

Además, al menos cinco miembros del comando asesino tenían antecedentes penales.

Pues bien, en las últimas 48 horas se ha producido otro hecho que añade al caso nuevas dosis de misterio.

El pasado miércoles, la Guardia Civil entregó un informe al juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo, que instruye el sumario, en el que, entre otras cosas, se contaba que en un registro a Carmen Toro, esposa del ex minero Suárez Trashorras, se había encontrado un papel en el que se hallaba escrito un teléfono fijo seguido de la referencia «Sánchez Manzano (Canillas)».

Algunas fuentes señalan que hay incluso grabada alguna conversación entre Carmen Toro y el hombre que figura como «Sánchez Manzano».

El complejo policial de Canillas, en Madrid, alberga, entre otras, la Comisaría General de Información, la de Policía Científica y la Unidad de Técnicos en Desactivación de Explosivos (Tedax).

Juan Jesús Sánchez Manzano es el comisario jefe de los Tedax.Esta es, sin duda, una de las mejores unidades de la policía española. De hecho, uno de sus agentes logró desactivar en la madrugada del 12 de marzo una de las bombas que iban en los trenes de la muerte, descubierta en la comisaría de Puente de Vallecas.

Gracias a esa acción, se pudo conocer con exactitud el explosivo utilizado y, sobre todo, se logró localizar la tarjeta del teléfono móvil que ha sido la clave para desarrollar toda la investigación posterior.

Por tanto, Del Olmo se percató perfectamente, cuando la Guardia Civil le entregó su informe, de la relevancia que tendría para el caso el hecho de que Carmen Toro, una de las personas relacionadas con los explosivos y que, además, acaba de ingresar en prisión, tuviera en su poder el teléfono del jefe de los Tedax.

El juez preguntó al agente de la Benemérita si, efectivamente, se había comprobado que el número de teléfono allí apuntado se correspondía con el del comisario jefe de la Unidad de Desactivación.El agente respondió con una negativa. Así que el propio magistrado fue el que marcó el teléfono sospechoso.

Al otro lado de la línea, para sorpresa del juez, apareció la voz de una persona que se identificó como agente de policía.En efecto, se trataba de uno de los miembros de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) que está siguiendo el caso de los atentados de marzo a las órdenes del propio juez.

Preguntado por Del Olmo, el policía reconoció que había utilizado esos apellidos como un alias en ésta y en otras operaciones y que fue él mismo quien le dio su teléfono a la mujer de Emilio Suárez Trashorras antes de que se decretara su ingreso en prisión para que pudiera ponerse en contacto con él si recordaba algún detalle relevante para la investigación.

Hay algo que parece, cuando menos, extraño, y es el hecho de que la Guardia Civil no comprobara, antes de remitir su informe a la Audiencia Nacional, si el teléfono en cuestión correspondía realmente o no al jefe de los Tedax.

Juan Jesús Sánchez Manzano lleva algo más de dos años al frente de dicho cuerpo. Comenzó su carrera profesional en la policía en el área de formación y, tras convertirse en comisario, fue trasladado a Pamplona. Posteriormente, trabajó en el sector privado y, finalmente, fue nombrado responsable de la Unidad de Desactivación, en la que cumple una eficiente función como gestor de la misma.

¿Alguien ha tendido una trampa para fomentar la idea de que en torno al 11-M existe una trama policial con ramificaciones en la cúpula del cuerpo? Esa es una sensación que flota en el ambiente.

En un primer momento, la investigación sobre los explosivos correspondió a la Policía Nacional, que contó con la colaboración de agentes del CNI (Centro Nacional de Inteligencia). Desde hace casi dos meses, es la Guardia Civil la que se encarga de resolver ese aspecto del caso.

Complejo entramado

Por lo que se sabe hasta el momento, los explosivos que se utilizaron en los atentados comenzaron a ser trasladados a Madrid desde principios de año en pequeñas cantidades. Sin embargo, el robo de dinamita más importante tuvo lugar en la noche del 28 de febrero.

Las declaraciones de los miembros de la llamada célula de Avilés han puesto de relieve el papel relevante de Suárez Trashorras en el entramado para poner a disposición de los terroristas los 200 kilos de dinamita Goma 2 ECO usados en los ataques.

El contacto entre dicha célula y los terroristas se produjo gracias a Rafá Zouheir, quien coincidió a finales de 2001 en la cárcel de Villabona con Antonio Toro, hermano de Carmen y, por tanto, cuñado del minero Suárez Trashorras.

Fue en dicha cárcel donde Toro le informó a Zouheir de que él podía obtener dinamita con cierta facilidad. Pero también fue en esa prisión donde la Guardia Civil captó a Zouheir como confidente.

Desde ese momento, el marroquí estuvo pasando información puntual a los agentes de la UCO de sus viajes a Asturias e incluso consiguió que Toro y su cuñado le proporcionaran un cartucho de dinamita que el confidente entregó como prueba a sus controladores durante el verano de 2003.

Autor: CASIMIRO GARCIA-ABADILLO.
Fuente: Edición impresa de El Mundo - 18/06/2004




Libertad para tres de los primeros detenidos por el 11-M

Mohamed Chaoui, Mohamed Bekkali y Abderrahim Zbakh entraron en prisión como presuntos autores materiales de los ataques.

El juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo ordenó ayer la puesta en libertad de tres de los primeros encarcelados por el 11-M. Se trata de los marroquíes Mohamed Chaoui, Mohamed Bekkali y Abderrahim Zbakh, El Químico, que ingresaron en prisión acusados de ser autores materiales de los atentados.

Según explicaron fuentes jurídicas, la fiscal responsable de la investigación de los atentados, Olga Sánchez, solicitó al juez la puesta en libertad de los tres porque los indicios que apuntaban a su participación -tanto sus vínculos con Zougam como su posible identificación por testigos en los trenes atacados- resultaban demasiado «endebles» como para mantener su situación de prisión provisional.

Tanto Chaoui como Bekkali forman parte del grupo de detenidos por las Fuerzas de Seguridad apenas 48 horas después del 11-M, al igual que los ciudadanos indios Suresh Kumar y Vinay Kohly, que también se encuentran ya en libertad.

Mohamed Chaoui y su hermanastro, Jamal Zougam, fueron arrestados junto a Mohamed Bekkali en el locutorio Nuevo Siglo de Lavapiés en el que trabajaban. Los tres ingresaron en prisión cinco días después, acusados de 190 asesinatos consumados, 1.430 en grado de tentativa, cuatro delitos de estragos terroristas y pertenencia a banda armada.

Zbakh, también encarcelado hasta ayer en Soto del Real, fue detenido unos días más tarde, el 17 de marzo, en la segunda operación policial tras los atentados. Se le relacionaba con la fabricación de los explosivos por sus avanzados conocimientos en electrónica, ya que poseía una licenciatura en Ciencias Químicas por la Universidad de Tetuán. También estaba considerado autor material de los atentados, y se le imputaban los mismos cargos que a Chaoui y Bekkali.

Los tres pudieron abandonar ayer la prisión, aunque el Juzgado Central de Instrucción número 6 los mantiene como imputados en la causa. El juez Del Olmo les ha impuesto a los tres la obligación de presentarse semanalmente en el juzgado, así como fijar un domicilio y un número de teléfono. También les ha sido retirado el pasaporte, ya que tienen prohibido abandonar el país.

Durante su primera declaración ante el juez, Mohamed Chaoui defendió su inocencia y aseguró que la mañana de los atentados se despertó antes de las 10.00 horas y que en la misma habitación se encontraba durmiendo su hermanastro, con quien convivía pese a que, según explicó, apenas mantienen relación debido al extremismo religioso de Zougam.

Por su parte, Bekkali también proclamó su inocencia y declaró que en la mañana de los atentados un compañero de piso le despertó poco antes de las 11 de la mañana y le explicó que se había producido un atentado en la estación de Atocha. Diez minutos más tarde, continuó Bekkali en su declaración, ya se encontraba en su puesto de trabajo en el locutorio de Lavapiés.

Además de resolver las tres puestas en libertad, Juan del Olmo y Olga Sánchez prosiguieron ayer sus interrogatorios para intentar desentrañar la trama responsable del suministro y transporte de los explosivos utilizados el 11-M.

Mientras se mantenía en prisión incomunicada desde el día anterior a cinco de los implicados, el juez y la fiscal interrogaron ayer a otros tres. El primero en comparecer fue Otman el Gnaout, que trabajó como albañil en la casa de Morata de Tajuña donde se prepararon las mochilas bomba y que, por tanto, podría identificar a los miembros de la trama que estuvieron en ella, aclarando así su papel en la venta y transporte de la Goma 2. También se investiga, según informa Efe, su relación con la documentación falsa que utilizaba Jamal Zougam.

Gnaout, encarcelado desde la víspera del suicidio colectivo de Leganés, está imputado por un delito de colaboración y pertenencia a banda terrorista

Tras su declaración, llegó el turno a dos de las piezas fundamentales en la trama de los explosivos: los confidentes de las Fuerzas de Seguridad Rafá Zouheir y Emilio Suárez Trashorras. Según fuentes jurídicas, el marroquí fue interrogado por su relación con Antonio Castro Toro, con el que coincidió en la prisión asturiana de Villabona. Zouheir mantiene que no intermedió en la compra de los explosivos usados el 11-M y que, de todos los implicados, sólo conocía a Castro Toro.

Respecto a Trashorras, el juez trató de determinar en su interrogatorio si quienes proporcionaron los explosivos a los autores del 11-M también les facilitaron la metralla, como desvelaba ayer EL MUNDO.

Por último, el juez tomó declaración en la tarde de ayer a Rachid Adli, detenido el pasado 6 de abril y que supuestamente participó en una reunión en la que también estuvieron Zouheir y el ex minero Trashorras.

Tras los interrogatorios de ayer, Del Olmo tenía previsto levantar hoy mismo la incomunicación y decidir si deben seguir en prisión los implicados en la venta y transporte de los explosivos. También debe prestar hoy declaración ante el juez Sergio Alvarez, el último de los arrestados en Asturias.

Autor: FERNANDO LAZARO / MANUEL MARRACO.
Fuente: Edición impresa de El Mundo - 18/06/2004
 
El eslabón no investigado: ETA y el terrorismo islámico

El eslabón no investigado: ETA y el terrorismo islámico

El eslabón no investigado: ETA y el terrorismo islámico

No voy a adentrarme en la larga lista de falsedades, engaños y pistas manipuladas que se produjo tras los atentados del 11-M y que indujo al Gobierno de José María Aznar al equívoco de que los autores del asesinato eran los terroristas de ETA. Lo que se ha venido en llamar los agujeros negros del 11-M son poco a poco conocidos gracias al diario El Mundo. Sin embargo, el vuelco electoral producido por la vil matanza y las manipulaciones al relacionarla con la guerra de Irak debido a las acusaciones vertidas contra del anterior Gobierno de ocultar los datos sobre el terrorismo islámico, han hecho que cualquier vinculación de éste con los etarras haya sido tapada, minimizada o ridiculizada.

Los datos que sirven de nexo entre ambos terrorismos son inquietantes e inexplicablemente están todavía por investigar. Es el caso del presunto terrorista Luis José Galán González, vinculado a ETA, más conocido por el apodo de “Yusuf”, identidad que utiliza en el mundo radical musulmán. En el sumario 35/01 instruido por el juez Baltasar Garzón desde noviembre de 2001, es decir, mucho antes de la guerra de Irak, se considera a este individuo como un importante integrante de la célula terrorista de Al Qaeda en España. Garzón le acusa nada menos que de formar parte de la célula de de Ben Laden que estaba detrás de robos a bancos y que actuó como soporte financiero y logístico de Mohamed Atta –el cabecilla de los pilotos suicidas del 11-S.

La pista sobre este personaje no la ha seguido nadie salvo Libertad Digital. Por los datos que se conocen Galán fue un oscuro empleado de Seur durante 13 años. Paralelamente empieza a vincularse al entorno del nacionalismo radical vasco y en las elecciones europeas de 1989 actúa como interventor de HB, la coalición política etarra. Poco después da un nuevo cambio de rumbo a su vida, se convierte al islam y ficha por los terroristas fundamentalistas islámicos. En ese momento cambia su nombre por el de “Yusuf” Galán.

El sumario de la Audiencia Nacional demuestra que el interventor batasuno no se convierte en un terrorista cualquiera. Comparte piso nada menos con Najib Chaib, jefe de Al Qaeda en Madrid y considerado por el juez Garzón como el “enlace entre el 11 de septiembre y el 11 de marzo”. La investigación judicial revela también que seis meses antes de los atentados de las torres gemelas de Nueva York y del Pentágono, en un restaurante cercano al piso que comparten “Yusuf” Galán y Chaib se celebra una cumbre terrorista islámica con la asistencia del responsable de la red de Ben Laden en Europa, Abu Abderramam y de un hermano de Mohamed Chedadi, uno de los detenidos por los atentados de Madrid del 11 de marzo.

Por si estos hechos no fueran suficientemente elocuentes sobre las conexiones entre el entorno de ETA y el terrorismo islámico, entre los más de 40.000 documentos incautados por la policía en la vivienda de Yusuf Galán aparecen informes sobre cómo fabricar bombas para ser introducidas en mochilas y explotadas a través del teléfono móvil. Técnica que utiliza ETA desde antes de 2001 y que posteriormente Al Qaeda emplea en los atentados de Madrid.

Entrenado en un campo de Osama Ben Laden en Indonesia, según los documentos gráficos que existen, cuando en 2001 se produjo la detención de esta célula de Al Qaeda el entonces ministro del Interior, Mariano Rajoy afirmó: la presencia de “Yusuf” Galán “demuestra que los grupos terroristas siempre tienen relaciones entre sí”. Sin embargo, producida la mayor matanza de la historia de España el 11 de marzo de 2004 sorprende que nadie se haya preguntado por el papel de enlace que éste individuo ejercía entre la coalición terrorista vasca y el terrorismo islámico.

Extraña el interés político en mirar hacia otro lado, a pesar de la inquietante conjunción de objetivos de ambos grupos terroristas y de las asombrosas coincidencias obviadas por los investigadores de un plumazo. El lugar y la fecha coinciden con lo intentado por la banda terrorista ETA semana y media antes y con los mismos métodos experimentados durante las navidades precedentes por los terroristas vascos: mochilas bomba situadas en el interior de un tren listas para estallar al adentrarse en la estación madrileña de Chamartin.

Por cierto, una última casualidad más. “Yusuf” Galán, se había convertido en presidente de una tapadera revestida como asociación cultural islámica llamada IBN TAYMIYYAH en realidad vinculada a movimientos izquierdistas, supuestamente pacifistas y pro-palestinos. Aunque vive en Madrid, esta tapadera se encuentra en Asturias, curiosamente, el lugar de procedencia de la dinamita utilizada en los atentados del 11-M y de los españoles acusados de colaborar en la matanza.

Todos estos datos, si se quiere llegar a la verdad del asunto y no quedarse en mero discurso teórico, como ha ocurrido en otras ocasiones, deberían ser desentrañados por la comisión de investigación que inicia esta semana su andadura en el Congreso de los Diputados.

Autor: Isabel Galán.
Fuente: Libertad Digital.
 
Exceso de confianza

Exceso de confianza

Exceso de confianza

La detención y encarcelamiento de la célula española de Al Qaeda en noviembre de 2001 desató una oleada de protestas entre la comunidad islámica residente en España. Imad Eddin Bakarat Yarkas, conocido como Abu Dahdah, el jefe del grupo, no era más que un buen chico tal vez un tanto presuntuoso, decían. Mucha gente influyente se movió a todos los niveles. «España está influida por Estados Unidos»; «el juez Garzón sólo busca protagonismo, pero no tiene pruebas de nada», argumentaban. «En fin», se lamentaban, «España nunca ha sido objetivo del terrorismo islámico y conviene que las cosas sigan tal y como están ahora».

España era, sin duda, una especie de paraíso para el terrorismo islámico hasta que Baltasar Garzón comenzó a meter las narices en el complejo entramado que se fue creando con los años en torno a las mezquitas.

Incluso, tras la detención de la célula liderada por Abu Dahdah, España seguía siendo considerado como un país relativamente seguro.Tras los atentados de Nueva York y Washington, se produjo una desbandada general, sobre todo en Alemania, lugar donde habían recalado antes del 11-S Mohamed Atta (el piloto del avión que se estrelló contra la primera Torre Gemela de Nueva York) y Ramzi Binalshibh (coordinador del 11 de Septiembre).

Rabey Osman Sayed Ahmed, alias Mohamed El Egipcio, fue uno de los islamistas que se refugió en España por ser uno de los países más seguros de Europa.

En 2002, la policía alemana alertó a España de la llegada de un individuo sospechoso que ya había sido detenido en aquel país por falsificar pasaportes.

En una de las conversaciones grabadas el pasado 28 de mayo por la policía italiana en el apartamento milanés en el que vivía El Egipcio hasta su detención, presume precisamente de la facilidad con la que cambiaba de identidad: «Sí, estuve en Austria. Austria y Alemania antes de trasladarme a España. Incluso en España utilicé diversas nacionalidades: jordano, egipcio, palestino, sirio.Hasta que mis amigos de Tánger me dijeron: 'basta ya, que te van a descubrir'...».

De Tánger eran Jamal Zougam (imputado por ser autor material de los atentados del 11 de marzo en Madrid), su hermanastro Mohamed Chaoui; Mohamed Bekkali, Abderrahim Zbakh, El Químico, y Mohamed El Haddi Chedadi, detenidos en su día y que acaba de poner en libertad la pasada semana el juez Juan del Olmo. Pero los verdaderos hermanos de El Egipcio eran tres: Serhane Fakhet, El Tunecino; el marroquí Fouad El Morabit y el sirio Basel Ghalyoun.

Una vez recibidas las informaciones de la policía alemana, el juez Garzón ordenó la intervención de su teléfono (diligencias previas 53/02). Los miembros de la UCIE (Unidad Central de Información Exterior) hicieron su trabajo. Localizaron a El Egipcio, le siguieron, grabaron sus conversaciones y le fotografiaron en compañía de El Tunecino, El Morabit, Basel e incluso de Ray Mohamed, alias Mourat (detenido en Bélgica). Con este último, El Egipcio mantuvo una interesante conversación el 24 de mayo de 2004 que fue grabada por la policía italiana e incluida en el informe de la Fiscalía que ordenó su detención.

En dicha conversación, Rabey Osman le relata a su interlocutor el triste final que han tenido «Serhane [El Tunecino] y los otros hermanos...» Entre los que cuenta a «Fouad [El Morabit]»... «Sí, todos con Dios», se lamenta El Egipcio.

Es decir, que a principios de 2003, la UCIE tenía grabaciones de El Egipcio (que, en principio, resultaron irrelevantes por su contenido) y, sobre todo, un caudaloso material fotográfico en el que ya aparecían algunos de los hombres más destacados en la organización de los atentados de Madrid.

La policía española cerró la investigación en febrero de 2003.Hay que recordar que, de forma simultánea (según ha contado ya EL MUNDO), El Tunecino comenzó a ser objeto de seguimiento por parte de la Brigada Provincial de Información de Madrid. Los agentes lo colocaron bajo su lupa en el curso de una investigación sobre el grupo de empresas administradas por el sirio Imad Mohamed Eddin Roston, en una de cuyas inmobiliarias (Arconsa) acababa de ingresar a trabajar como vendedor Serhane Fakhet. Se pensaba que dicho grupo empresarial era tan sólo una tapadera para lavar dinero del narcotráfico.

Aunque tampoco esa investigación llegó a nada concreto, la policía volvió a detectar cosas interesantes. Por ejemplo, la estrecha relación entre El Tunecino, El Morabit y Basel, con los que se reunía habitualmente en un local de la calle Virgen del Coro, número 14, de Madrid.

El Morabit y Basel, que se ganaban la vida haciendo chapuzas, vivían en un piso alquilado a otro sirio: Moutaz Almallah, que se había marchado de España en 2002 y había dejado la gestión de sus negocios a su hermano Mohamed.

En dichas reuniones se hacía proselitismo de la yihad y se mostraban vídeos instructivos sobre la materia. Probablemente, algunos de esos vídeos fueron facilitados por El Egipcio.

La policía española volvió a tener noticias de Rabey Osman en octubre de 2003. El Egipcio fue visto en varias ocasiones en la mezquita de la calle Anastasio Herrero, 5 (en el barrio de Tetuán de Madrid).

¿Qué vino a hacer El Egipcio a España? Fuentes de la investigación creen que su visita sólo pudo tener por objeto poner en marcha los atentados de los trenes de la muerte.

Lo que sí es cierto es que, a partir de esas fechas, la relación entre los responsables de la masacre y los proveedores de la dinamita se intensificó. De hecho, Jamal Ahmidan, El Chino, viajó varias veces a Asturias y su presencia fue detectada en Avilés incluso en las Navidades de 2003.

Posteriormente, debió de haber otros contactos entre El Egipcio y los terroristas que prepararon la masacre de los trenes de la muerte.

En la conversación más reveladora que grabó la policía italiana en el apartamento milanés de Rabey Osman (la que mantiene con el joven Yahia), reconoce: «El hilo de Madrid soy yo. En el momento de los hechos yo no estaba allí, pero te digo la verdad, antes de la operación, el día 4, tuve contacto con ellos. ¡Ay de ti si abres la boca! Yo me muevo solo. Ellos trabajan en grupo».

Probablemente, el día 4 de marzo El Egipcio dio las últimas instrucciones a través del teléfono. Seguramente, su interlocutor fue Fouad El Morabit, gracias a cuya agenda electrónica la policía española pudo encontrar el teléfono 0039/33914922264 de Italia que llevó al descubrimiento y posterior detención de Rabey Osman.

¿Fue El Egipcio el verdadero organizador de los atentados o fue un hombre de rango superior a El Tunecino -al que la policía italiana califica como su «secuaz»- pero sólo un eslabón intermedio en una cadena más prolongada? Esta segunda es la tesis que sostienen fuentes de la UCIE.

Un dato parece avalar esa hipótesis como la más probable. En la conversación grabada con el palestino Yahia, Osman Rabey afirma: «Ya el día 4 comencé a proyectar, pero a proyectar a alto nivel.Quise proyectar de tal forma que fuese una cosa inolvidable, incluso para mí. Porque estaba dispuesto a saltar, pero me han detenido y nosotros obedecemos a la voluntad de Dios».

¿Quién fue la persona o personas que detuvieron a El Egipcio en su intención de saltar/venir a España a participar con sus hermanos en los atentados?

Esa es la parte del hilo que ahora debe seguir la investigación.

Sobre todo, para que no vuelva a ocurrir lo que ya ha sucedido en otras ocasiones.

Los miembros de la UCIE se tiran de los pelos cuando ven esas fotos de El Egipcio en compañía de los autores de los atentados del 11 de marzo.

Demasiado tarde para lamentarse. Ahora todos saben que España no está a salvo de la barbarie del terrorismo islámico.


Autor: CASIMIRO GARCIA-ABADILLO - [email protected]
Fuente: El Mundo - 21/06/2004
 
La bomba desactivada en Vallecas habría hecho explosión a las 7.40 horas del 12-M

La bomba desactivada en Vallecas habría hecho explosión a las 7.40 horas del 12-M

La bomba desactivada en Vallecas habría hecho explosión a las 7.40 horas del 12-M

11-M LA INVESTIGACION / Ese artefacto fue la clave para localizar a los autores de los atentados / Los expertos en desactivación de explosivos sospechan que no estalló porque sufrió desperfectos al ser colocado en el tren.

Los expertos creen que la presión sobre la junta de los cables que unían el teléfono móvil al detonador pudo provocar una mala conexión que evitó que estallara el 11-M - Sin embargo, cuando los 'tedax' la probaron, el mecanismo funcionó perfectamente en siete ocasiones.

Si un agente de los Tedax no se hubiera jugado la vida en la madrugada del 12 de marzo, la bomba encontrada en la estación de El Pozo, en Madrid, hubiera hecho explosión a las 7.40 de esa misma mañana.

Como pone de manifiesto el auto emitido por el juez Juan del Olmo el pasado 18 de junio, los expertos en desactivación de explosivos realizaron en los días posteriores a los atentados hasta siete pruebas con el teléfono móvil hallado en la bolsa de deportes de color azul en la que había 10,12 kilos de dinamita y más de 600 gramos de metralla. En las siete ocasiones, saltó el despertador a la hora fijada y se produjo la consiguiente explosión del detonador.

Las pruebas se realizaron en las mismas condiciones en las que estaba montado el artefacto. La batería del teléfono estaba cargada y, en tanto no se hubiera desactivado la alarma, el sistema se habría vuelto a poner en marcha a la misma hora a la que estaba programada. Es decir, a las 7.40 de la mañana.

Hay que tener en cuenta que el agente de los Tedax que desmontó la bomba con sus propias manos concluyó su trabajo sobre las 4.30 horas de la madrugada, tres horas y 10 minutos antes de la hora fijada para la explosión.

La conclusión a la que llegaron los expertos en desactivación tras las pruebas realizadas es que, sin ninguna duda, la bomba hubiera hecho explosión 24 horas después de la masacre del 11 de marzo.

Como relata el juez en su auto, fue la titular del juzgado de Instrucción número 49 de Madrid, Josefa Bustos Manjón, quien dio la orden, tras el levantamiento de cadáveres en la estación de El Pozo, de trasladar todos los efectos encontrados en dicho lugar hasta la comisaría de Puente de Vallecas.

Contrariamente a lo que se pensaba, la bolsa azul no viajó desde el pabellón 6 de Ifema a la comisaría, sino que fue directamente desde la estación hasta las dependencias policiales. En la jornada del día 11, en la que estallaron un total de 10 bombas, los Tedax llevaron a cabo la explosión controlada de otros dos artefactos encontrados en una bolsa y una mochila, pero que también habían fallado. Los Tedax los explosionaron al no poder desactivarlos.

Por tanto, fue la acción personal de uno de los agentes de dicho cuerpo la que produjo el punto de inflexión en la investigación sobre los autores de la matanza. Tras la desactivación de la bomba, se obtuvo la pieza fundamental que ha llevado a desentrañar algunos de los misterios que se escondían tras los atentados.La tarjeta del teléfono móvil ha sido la vía a través de la cual se ha podido localizar a los presuntos asesinos. La pregunta que aún está por contestar es por qué esa bomba no estalló el día 11 de marzo.

«Confección artesanal»

El juez se remite para responder a este interrogante al informe pericial emitido por la Unidad Central de Desactivación de Explosivos, en el que se apunta a la «confección artesanal» del mismo para explicar por qué no hizo explosión. Sin embargo, con esa misma confección rudimentaria, el sistema funcionó a la perfección en las siete ocasiones en las que se puso a prueba.

Según los expertos consultados, «para buscar una causa a esa anomalía hay que fijarse en cómo estaba confeccionada la bomba».El sistema era extremadamente sencillo y tenía poco que ver con la forma en la que otras bandas terroristas, como por ejemplo ETA, fabrican sus artefactos explosivos. No había ningún tipo de sistema de retardo, ningún elemento supletorio de seguridad, ni, por supuesto, ninguna trampa preparada para activar el mecanismo si se intentaba su desactivación.

Los terroristas habían soldado dos cables al vibrador del teléfono, de tal forma que, al sonar la alarma, se transmitiera a través de ellos una descarga eléctrica capaz de activar el detonador que, por simpatía, haría estallar la dinamita Goma 2 Eco, amasada y convertida en un bloque gelatinoso.

Los dos cables que salían de uno de los laterales del teléfono móvil y que tenían una longitud aproximada de dos metros fueron empalmados a los dos cables (o rabizas) que salen del detonador y que tienen a su vez otros dos metros de longitud.

La hipótesis más plausible que manejan los expertos es que, al tratar de meter la bolsa de deportes bajo uno de los asientos o en el maletero de algún vagón, se presionara una de las juntas de los cables, lo que pudo provocar una derivación o un corte en la circulación de la energía eléctrica que, finalmente, no llegó (o lo hizo sin la suficiente intensidad) a provocar el estallido del detonador.

Sin embargo, lo que todavía no se sabe con certeza es si fue una causa técnica la que evitó que la bomba hiciera explosión el 11-M o si los terroristas planearon que estallara un día después y a la misma hora. De haber sido así, el artefacto no habría viajado en los trenes de la muerte, sino que habría sido colocada con posterioridad en la estación de El Pozo. Los expertos consideran esta hipótesis como poco probable.

Autor: CASIMIRO GARCIA-ABADILLO
Fuente: Edición impresa de El Mundo 23/06/2004.