Cierto, pero tenemos numerosos ejemplos de ángeles que se hacen carne ante los ojos mortales, que se visten de hombre carnal, que se hacen visibles o invisibles a voluntad. Siendo una batalla a nivel global y estando el enemigo y sus ángeles físicamente en la tierra, parece más razonable que los ascendidos hagan lo mismo.
1 Corintios 15:42-58
De igual manera sucederá con la resurrección de los muertos. Lo que se entierra, se echa a perder; lo que resucita, no se corromperá jamás. El cuerpo que sembremos, es despreciable; pero cuando resucite será glorioso. Ahora es débil, pero cuando resucite será fuerte.
Al morir sembramos un cuerpo material, pero cuando resucite será espiritual. Así como hay cuerpos físicos, hay cuerpos espirituales. Dicen las Escrituras que el primer Adán se convirtió en un ser viviente; pero el postrer Adán, Cristo, es un Espíritu que da vida. Entonces, primero tenemos cuerpo humano y después Dios nos da un cuerpo espiritual. Adán fue hecho del polvo de la tierra, pero Cristo descendió del cielo. Cada ser humano tiene un cuerpo como el de Adán; y los que viven en el cielo, tienen un cuerpo como el de Cristo. Al igual que ahora hemos llevado la imagen de Adán, un día nos pareceremos a Cristo.
Les digo, hermanos míos, que ningún cuerpo de carne y hueso podrá entrar en el reino de Dios. Este cuerpo corruptible no puede heredar lo que es incorruptible. Les voy a revelar ahora un secreto: No todos moriremos, pero todos seremos transformados. Ocurrirá en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final. Cuando esa trompeta suene, los que hayan muerto resucitarán con cuerpos nuevos que jamás morirán; y los que estemos vivos seremos transformados. Porque es imprescindible que este cuerpo corruptible se convierta en un cuerpo incorruptible, y que lo mortal sea inmortal. Cuando así suceda, se cumplirá la siguiente profecía: «Ha sido devorada la muerte por la victoria». «¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde está, oh sepulcro, tu victoria?». En efecto, el pecado, que es el aguijón de la muerte, ya no existirá; y la ley, que le da poder al pecado, dejará de juzgarnos. ¡Gracias a Dios que nos da la victoria por medio de Jesucristo, nuestro Señor! Por eso, amados hermanos míos, estén firmes y constantes; trabajen siempre para la obra del Señor, conscientes de que nada de lo que hagamos para el Señor será en vano.
Ese cuerpo espiritual sera como el de los angeles de Dios en el cielo. Tendra forma pero sera espiritual con la capacidad de un espiritu. Teletransporte, cambiar de forma como hizo Jesucristo en sus apariciones, materializarse...