LOS NUEVOS JUDAIZANTES VUELVEN A COLOCAR EL YUGO SOBRE LOS HOMBRES.
Pasaba por aquí, y no me queda claro el punto que alega el judaizante -"León-El"- en su controversia con Manhattan y Patricio.
Parace que este forista judaizante desea invalidar lo que quiso enseñar Jesús con la doctrina del Nuevo Nacimiento, con estas palabras:
León-El escribió:
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-"Los prosélitos no eran los únicos que gozaban del nuevo nacimiento para el judaísmo.
También nacían VARIAS VECES, en su vida, cada israelita que seguía esta religión.
Jamás pensé que JESÚS dijera que "los prosélitos significaran un nuevo nacimiento."
Al contrario, JESÚS le transmitía un novedoso concepto de NACER DE NUEVO a Nicodemo, el cual no viene de la carne."-
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Respuesta:
Jesús no está hablando de un nuevo nacimiento como lo entendía el judaísmo tradicional, ni como el proceso de conversión de los prosélitos.
Él le revela a Nicodemo una verdad espiritual: que nadie puede entrar en el Reino de Dios sin ser transformado por el Espíritu Santo.
Este nacimiento no viene de la carne, ni de la voluntad humana, ni de rituales religiosos, sino de Dios mismo.
Es una obra sobrenatural, no una repetición de prácticas religiosas conforme al sistema mosaico.
En el caso de Nicodemo, el Señor está corrigiendo enseñanzas de los textos rabínicos que señalaban al prosélito como un niño recién nacido, borrando su pasado gentil.
Además, los israelitas podían experimentar “renacimientos” simbólicos al asumir nuevos compromisos religiosos, como el estudio de la Torá o el cumplimiento de mandamientos.
Jesús no está simplemente repitiendo estas ideas.
Más bien las está haciendo "aparte" a la vez que introduce algo radicalmente distinto: un nacimiento “de agua y del Espíritu” (Juan 3:5), que no depende de la ley mosaica ni de la tradición rabínica.
Jesús enseñó que el nuevo nacimiento no es una mejora religiosa ni una afiliación doctrinal, sino una transformación espiritual que viene de Dios.
Desde Pentecostés, este poder se manifiesta en el evangelio como testimonio de Dios, basado en Cristo crucificado (1Cor.2:1-2), que no solo informa, sino transforma.
Como Pablo, no confiamos en palabras persuasivas, sino en la demostración del Espíritu.
Y como los corintios, muchos creyentes hoy pueden decir: "Esto éramos… pero ahora hemos sido lavados." (1Cor.6:9-11).
Nacer del agua y del Espíritu es entrar en una nueva vida, con una nueva naturaleza, por la gracia de Dios y no volver a las prácticas judaicas, pues nada perfeccionó la ley.
Es como poner remiendo nuevo en traje viejo.
O echar el vino nuevo de la gracia de dios en los viejos odres del judaísmo.