Los cristianos no tenemos “decálogo”. No tenemos que guardar el Sabbat. Podemos llevar encima un crucifijo simbólico, da igual que sea fundido en metal o tallado en madera o en piedra, a modo de recordatorio de los terribles padecimientos de nuestro Señor.
También podemos, por ejemplo, orar o mostrar fervor delante de la cruz de una iglesia —entendida esta aquí como el lugar físico donde se lleva a cabo la liturgia—, sabiendo siempre que la cruz no es el Señor como tal, sino una muy necesaria remembranza (y agradecimiento) de su obra redentora para con nosotros.
Los cristianos no tenemos que sacrificar animales en ningún lugar para expiar nuestras faltas (los judíos, por cierto, sí que deberían seguir haciéndolo con arreglo a su ley; que yo sepa, a día de hoy, Jehová no ha movido una sola yod de la Torá para ellos). Nuestras mujeres no son impuras cuando menstrúan ni los hombres tenemos que circuncidarnos el prepucio. Y ambos podemos comer cualquier tipo de alimento —nada que viene de DIOS es impuro per se; el hombre y su pecado son quienes tornan impuras las cosas—. No estamos obligados a celebrar la Pesaj o el Sukkot, ni los varones tenemos que peregrinar tres veces al año a Jerusalén para presentarnos delante de Jehová.
Y así podría seguir en un larguísimo etcétera, hasta el hartazgo, pero creo que con esto se entiende bien lo que pretendo mostrar. La Torá contiene 613 preceptos que todo judío piadoso debería seguir al pie de la letra... ¡desde este mismo instante! ¿De veras alguno de los foristas aquí presentes no percibe con claridad que la ley mosaica ya tuvo su tiempo? Nuestra Ley no es esa ley, hermanos. Usando un término propio de la jerga legal, yo os diría, para que todos lo entendierais, que la ley mosaica está caducada. Pero, ¡he aquí la buena nueva para todos los cristianos legalistas! Nosotros seguimos teniendo Ley: ¡el Evangelio de Jesucristo, nuestro Señor!
Un ejemplo os pongo. Nosotros tenemos siete*** mandamientos, todos ellos expresamente señalados por el Mesías en el Evangelio. A saber:
1. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas (Marcos 12:30).
2. Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Mateo 22:39).
3. No matarás (Mateo 19:18).
4. No cometerás adulterio (Mateo 19:18).
5. No hurtarás (Mateo 19:18).
6. No dirás falso testimonio (Mateo 19:18).
***
7. Honra a tu padre y a tu madre (Mateo 19:19).
***Nota: Marcos añade uno más: “No defraudes”, aunque este no tiene reflejo exacto en el Pentateuco.
Después, el propio Señor desarrolló todo esto a través de su Ministerio. Por ejemplo, ampliando el 4º precepto, dijo:
Oísteis que fue dicho: «No cometerás adulterio». Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
... Y así con todo lo demás. Queda claro, por tanto, que los cristianos sí que tenemos Ley: el Evangelio, y no la Torá, es nuestra Ley.
Hermanos, no caigáis en el error de poneros un yugo que no es vuestro, que no os corresponde.
Saludos.