Cuando no se tiene a mano una buena recopilación de chistes, la literatura (porque no es nada más que eso: literatura) producida por la secta remanente de los adventistas puede hacer que brote en nuestros labios una sonrisa. Estaba repasando el otro día un librucho titulado
Symposium on Revelation — Book I, editado por Frank B. Holbrook en 1992. Es un conjunto de disparates escritos por muchos autores de “prestigio” dentro de la secta adventista, y publicado por el “Biblical Research Institute”. El capítulo 12 de dicho tomo lleva un título que, traducido, dice algo así como “Los santos sellados y la tribulación”, y su autora es Beatrice S. Neall.
Los asiduos de este foro sabemos que la secta remanente mantiene la descabellada teoría, desconocida para la Biblia, de que en “el tiempo del fin” (con su lengua bífida, los adventistas llaman así, según les convenga, o bien a todo el tiempo posterior a 1798 o bien a algún momento indefinido, pero “cercano” o “inminente” de nuestro futuro), “la bestia” (según sus locos desvaríos, el papa, el papado o la jerarquía de la Iglesia Católica) y la “imagen de la bestia” (según su aberrante pensamiento, el protestantismo “apóstata” de estadounidense, puesto al servicio de la bestia con cuernos de cordero, pero que hablaba como drágon, supuestamente, ¡el gobierno de EE. UU.!) impondrán a escala mundial (!) una supuesta “ley dominical”, con la que todos los habitantes del mundo recibirán una fatal “marca de la bestia” en la frente (para los convencidos de la bondad de la medida) o en la mano derecha (para los que se avienen a la inevitabilidad de la misma). Los únicos exentos de tan fatal circunstancia serán, según nos cuentan los adventistas, ellos mismos, pues estarán salvaguardados por el “sello de Dios” que es, nada más y nada menos, que su “fiel” observancia del sábado. Tan grotesca e ignorante tergiversación de Apocalipsis 13 los adventistas suelen “aderezarla” con materiales del más diverso origen. En el caso que nos ocupa, Ms. Neall tuvo a bien de soltar esta “perla” de la ignorancia:
“La marca en la mano derecha o en la frente (13: 16) es una alusión a Deuteronomio 6: 6-8, donde Dios ordenó a Israel que atara sus mandamientos (especialmente los Diez Mandamientos que acababan de repasarse, Deut. 5) «como una señal en tu mano, y […] como frontales entre tus ojos». Los judíos cumplieron literalmente esta orden poniéndose filacterias. De aquí que la marca en la mano o en la frente signifique la escritura de las leyes de Dios en la mente y el comportamiento de su pueblo. El uso de la frente y la mano por parte de la bestia sugiere una parodia de la orden divina: la sustitución de las leyes de Dios por las leyes de la bestia” (página 257).
Sí, hemos leído bien. A la hora de alistar aliados para su locas tesis conspiratorias, los componentes de la secta remanente echan mano de lo que sea. En esta ocasión, como apoyo de esa funesta marca que algunos desdichados habían de llevar en su mano derecha (Apoc. 13:16), los adventistas recurren a las filacterias. ¿Cuán “atinada” es esta alusión? Lamentablemente, como les ocurre de continuo, también en esta ocasión parece que los miembros de la secta remanente “saben” mucho más de lo que saben en realidad. No es malo no saber lo que eran las filacterias. Lo malo es suponer que se sabe cuando no se tiene ni la más remota idea. En realidad, basta echar una ojeada al Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua para saber exactamente qué era una filacteria. La primera acepción del término es la siguiente:
“Cada una de las dos pequeñas envolturas de cuero que contienen tiras de pergamino con ciertos pasajes de la Escritura, y que los judíos, durante ciertos rezos, llevan atadas, una al brazo izquierdo, y otra a la frente”.
¿Habremos leído bien? ¿Quieren los secuaces del adventismo darnos gato por liebre? Parece que sí, que quieren causarnos dislexia y que no distingamos entre izquierda y derecha. Se preguntarán mis lectores a qué se debería que los portadores de filacterias las llevaran en el brazo izquierdo y no en el derecho. Muy sencillo. Igual que ocurre mayoritariamente en el mundo moderno, la mayoría de la población israelita era diestra, no zurda. Por el sencillo motivo de que la filacteria del brazo debía atarse, la mayor parte de sus portadores, siendo diestros, usaban la mano derecha para realizar el atado y, por lo tanto, tenían que atarla en el brazo izquierdo. Únicamente los zurdos (una minoría de la población) se ataba la filacteria al revés, en el brazo derecho (véase, por ejemplo, para quien sepa inglés,
http://www.jewishencyclopedia.com/view.jsp?artid=290&letter=P&search=phylactery).
Así, pues, podemos ver que nuestros “amigos”, los adventistas, intentan vanamente tomarnos el pelo con el asunto de cómo llevaban las filacterias los judíos supersticiosos. Sin embargo, ¿podrá asistirlos la razón en el concepto de que las filacterias representen ese supuesto “sello de Dios” que, según cuentan, es el sábado? Sabido es que las filacterias contenían ciertos pasajes bíblicos. ¿Será que contenían, por ejemplo, los diez mandamientos, o, al menos, ese supuesto “sello”, puesto en su mismo centro, el mandamiento de observar el sábado?
También eso es muy fácil de comprobar. Según la Enciclopedia Judaica, cuya versión electrónica se ha citado más arriba, las filacterias contenían cuatro pasajes bíblicos. El primero era Éxodo 13:1-10; el segundo era Éxodo 13:11-16; el tercero era Deuteronomio 6:4-9; el cuarto y último era Deuteronomio 11:13-21.
Veamos:
“El SEÑOR habló con Moisés y le dijo: «Conságrame el primogénito de todo vientre. Míos son todos los primogénitos israelitas y todos los primeros machos de sus animales». Moisés le dijo al pueblo: «Acuérdense de este día en que salen de Egipto, país donde han sido esclavos y de donde el SEÑOR los saca desplegando su poder. No coman pan con levadura. Ustedes salen hoy, en el mes de aviv, y en este mismo mes deberán celebrar esta ceremonia, cuando ya el SEÑOR los haya hecho entrar en la tierra que prometió dar a los antepasados de ustedes. Se trata de la tierra de los cananeos, hititas, amorreos, heveos y jebuseos: ¡tierra donde abundan la leche y la miel! Durante siete días comerán pan sin levadura, y el día séptimo celebrarán una fiesta en honor al SEÑOR. En ningún lugar de su territorio debe haber nada que contenga levadura. Ni siquiera habrá levadura entre ustedes. Comerán pan sin levadura durante esos siete días. Ese día ustedes les dirán a sus hijos: “Esto lo hacemos por lo que hizo el SEÑOR por nosotros cuando salimos de Egipto.” Y será para ustedes como una marca distintiva en la mano o en la frente, que les hará recordar que la ley del SEÑOR debe estar en sus labios, porque el SEÑOR los sacó de Egipto desplegando su poder. Año tras año, en la misma fecha, cumplirán con esta ley»” (Éxo. 13:11-16, NVI). Bueno, pues aquí hay una mención de las fiestas de la Pascua y de los panes sin levadura, pero del sábado no hay ningún atisbo.
Veamos si nuestros “amigos” de la secta remanente tienen más suerte con el segundo pasaje:
“«Una vez que el SEÑOR los haga entrar en la tierra de los cananeos y se la haya dado, conforme al juramento que les hizo a ustedes y a sus antepasados, le dedicarán al SEÑOR el primogénito de todo vientre, y todo primer macho de su ganado, pues éstos le pertenecen al SEÑOR. El primogénito de una asna podrá ser rescatado a cambio de un cordero; pero si no se rescata, se le quebrará el cuello. Todos los primogénitos de ustedes o de sus descendientes deberán ser rescatados. El día de mañana, cuando sus hijos les pregunten: “¿Y esto qué significa?”, les dirán: “El SEÑOR, desplegando su poder, nos sacó de Egipto, país donde fuimos esclavos. Cuando el faraón se empeñó en no dejarnos ir, el SEÑOR les quitó la vida a todos los primogénitos de Egipto, tanto de hombres como de animales. Por eso le ofrecemos al SEÑOR en sacrificio el primer macho que nace, y rescatamos a nuestros primogénitos.” Esto será para ustedes como una marca distintiva en la mano o en la frente, de que el SEÑOR nos sacó de Egipto desplegando su poder.»” (Éxo 13:11-16, NVI). Bueno, aquí tampoco hay nada sobre el sábado. Eso sí, el pasaje habla de burros, algo que deberían tener muy en cuenta nuestros “amigos” adventistas. ¿Quizá sea esa la “marca” que corresponda recibir a los componentes de esa secta?
Pero no desesperen nuestros “amigos” sectarios. ¡Quizá tengan más suerte con el tercer pasaje! Veamos:
“«Escucha, Israel: El SEÑOR nuestro Dios es el único SEÑOR.i Ama al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. 7 Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; 9 escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades” (Deut. 6:4-9, NVI). ¡Vaya! ¡Tampoco aquí figura ese “sello” que supuestamente es el sábado (según las elucubraciones de los adventistas)! En fin. Aún nos queda el cuarto pasaje de las filacterias. Veamos:
“«Si ustedes obedecen fielmente los mandamientos que hoy les doy, y si aman al SEÑOR su Dios y le sirven con todo el corazón y con toda el alma, entonces él enviará la lluvia oportuna sobre su tierra, en otoño y en primavera, para que obtengan el trigo, el vino y el aceite. También harán que crezca hierba en los campos para su ganado, y ustedes comerán y quedarán satisfechos. ¡Cuidado! No se dejen seducir. No se descarríen ni adoren a otros dioses, ni se inclinen ante ellos, porque entonces se encenderá la ira del SEÑOR contra ustedes, y cerrará los cielos para que no llueva; el suelo no dará sus frutos, y pronto ustedes desaparecerán de la buena tierra que les da el SEÑOR. Grábense estas palabras en el corazón y en la mente; átenlas en sus manos como un signo, y llévenlas en su frente como una marca. Enséñenselas a sus hijos y repítanselas cuando estén en su casa y cuando anden por el camino, cuando se acuesten y cuando se levanten; escríbanlas en los postes de su casa y en los portones de sus ciudades. Así, mientras existan los cielos sobre la tierra, ustedes y sus descendientes prolongarán su vida sobre la tierra que el SEÑOR juró a los antepasados de ustedes que les daría” (Deut. 11:13-21).
¡Qué se le va a hacer! Queriendo darse de listos, los secuaces del adventismo han intentado vendernos la burra vieja de que las filacterias constituyen un apoyo idóneo para sus locuras interpretativas sobre la recepción del “sello” del sábado en la mano derecha o en la frente, pero resulta que la mayoría de los judíos supersticiosos las llevaban en el brazo izquierdo, no en la mano derecha, y resulta que nunca mencionaban el sábado.
Este tipo de fiascos es lo que cabe esperar de una pandilla de sujetos con un conocimiento tan pésimo de la Biblia y de la sociedad en la que se creó ese interesantísimo libro. Es siempre un placer contribuir a befa y el escarnio de los apóstoles de la mentira de la secta remanente, pues, evidentemente, nada pueden ha
cer tales sujetos contra la verdad de la Biblia.