Estimado ice. Saludos cordiales.
Tú dices:
Respondo: La desobediencia a la Ley de Dios, los diez mandamientos en forma obstinada y rebelde, tendrán consecuencias eternas.
La paga del pecado es la muerte.
Y por supuesto no estoy cambiando de tema cuando escribo:
Respondo: "Porque la rebeldía es como el pecado de adivinación, y la obstinación es como la iniquidad de la idolatría” (1 Samuel 15:22-23)
El Señor en su bendito amor y paciencia, siempre ha tolerado al pecador, pero cuando éste es declaradamente rebelde y obstinado, ya ha rechazado la gracia salvadora y ha pisoteado la sangre de nuestro Señor.
"Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados,
sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.
El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente.
¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?
Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo.
¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!" Hebreos 10:26-31.
Hoy nadie necesita ejecutar la sentencia divina por la transgresión de la ley de Dios, en la Edad Media, la iglesia que sustentaba el poder, cometió atroces crímenes basándose en castigar a los herejes, que en muchas ocasiones eran los verdaderos y leales siervos de Dios.
"Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios.
Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí." Juan 16:2,3.
Bueno, ya sabes que Dios castiga la obstinación, y el hombre que fue a recoger leña lo hizo como un flagrante desafió a la autoridad de Dios.
Lo mismo ocurrió con Ananías y Safira y recibieron su merecido inmediato.
Hoy, ninguna iglesia se arroga la autoridad de ajusticiar a un sodomita, a un ladrón, a un asesino, pero esto no será para siempre, ya que se busca el favor del poder civil a fin de controlar el mundo para su causa, y aparte de religiones como el Islam, la gran ramera y sus hijas se confabularán con la primera potencia mundial a fin de imponer un decreto dominical que obligará a todo el mundo, bajo pena de muerte, obedecer la institución del papado.
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.