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Salud y bendición en la paz de Cristo.
FUENTE ORIGINAL
DR. PEDRO CHÁVEZ: “TODA MI FAMILIA TOMA DIÓXIDO DE CLORO: MIS SUEGROS, MIS HIJOS, MIS AMIGOS, TODOS, Y NADIE SE HA INFECTADO DE CORONAVIRUS”
Dicen que hay más de 150 laboratorios en el mundo buscando la vacuna de la Covid-19. Hay millones y millones de euros en juego, y la salud del planeta. Pero mientras tanto y a la chita callando, un pequeño país, Bolivia, ha puesto en marcha una operación sanitaria sin precedentes. Una operación muy simple que consiste en administrar a los contagiados de coronavirus dióxido de cloro o CDS. De momento, en una alcaldía, San José de Chiquitos, la curva de la pandemia se ha venido abajo en pocos días. En algunos hospitales se está ya administrando… Nos pone al día el doctor Pedro Chávez, presidente de la COMUSAV mejicana, la cual aglutina a más de 3.000 médicos que defienden las propiedades del dióxido de cloro frente al coronavirus.
MM.- ¿Usted tiene el virus Covid-19 y toma el dióxido de cloro y aquel desaparece? ¿Es instantáneo? ¿Necesita tiempo? ¿Cómo actúa?
PC.- Yo lo tomo, porque si lo promuevo, lo tomo, y lo hago para protegerme. Es muy simple, se diluyen 10 ml del concentrado de dióxido en un litro de agua y de ese producto se tomen 100 ml cada hora. De acuerdo a la farmacocinética, la acción del dióxido de cloro dura 2 horas en el organismo, por lo que tienes que tomarlo continuamente.
Si ustedes ponen en internet dióxido de cloro, la publicidad engañosa o la campaña negativa mostrarán una foto de una persona dejando caer directamente el concentrado del dióxido en la boca, y eso es totalmente engañoso e injusto porque le hace pensar a la población que el dióxido de cloro se ingiere en forma de concentrado. El dióxido de cloro jamás se ingiere concentrado, sino siempre diluido en agua. La acción del dióxido de cloro, una vez se diluyó en el agua, pasa al torrente sanguíneo, es una molécula inteligente que busca las áreas ácidas o protonizadas que son los virus, las bacterias y los hongos. Entonces el cloro, por un mecanismo que se llama oxidación reducción, oxida la cápsula del virus y el oxígeno que se desprende de la molécula oxida el material genético del virus.
MM.- ¿Entonces lo toman ustedes también de manera preventiva?
PC.- Cien por ciento. En San José de Chiquitos, en Bolivia, hay muchas personas que lo están tomando de manera preventiva ya en este momento y es por lo que no ha habido contagios.
MM.- ¿Qué efectos tiene con quienes están en la UCI?
PC.- Tengo conocimientos cercanos de casos clínicos en algunos hospitales donde ya, de manera compasiva, han utilizado el dióxido de cloro intravenoso, que tiene otra manera de prepararse porque tiene que ser obtenido por un proceso que se llama electrólisis, a través de un generador. Allí, el clorito sódico no se hace reaccionar con un ácido sino que pasa por este generador. Así se obtiene directamente la solución dióxido de cloro con una pureza del 99.999, y este es el dióxido de cloro intravenoso. Se administran 20 ml en medio litro de solución salina al punto 9%. Se pasa en una bomba de infusión o a un goteo de 14 gotas por minuto en 8 horas, se deja descansar 2 horas y se vuelve a repetir. He sabido de casos, los conozco de cerca, que se han salvado de la UCI con el óxido de cloro intravenoso.
MM.- ¿Y cuándo dice usted que hay que tomarlo durante 10 horas es de manera permanente, durante unos días, unas semanas…?
PC.- Hasta que termine la pandemia. Yo llevo 4 meses tomándolo a diario. Me hago el concentrado, lo diluyo en un litro de agua y cada hora lo tomo porque convivo con pacientes, tengo que ir al hospital muchas veces en áreas de carga viral y de esa manera me protejo. Nadie de mi familia se ha infectado y quiero decir que desde que empezó esta pandemia alrededor de mí hay más de 2.000 personas que lo están tomando como preventivo y nadie se ha infectado. Y hemos sacado adelante a 400 pacientes con Covid, positivos.
MM.- ¿Quiere decir que si los fallecidos los hubieran tomado, hoy estarían vivos?
PC.- Totalmente. Estamos seguros de que si lo hubieran tomado a tiempo, muy probablemente estarían vivos.
MM.- Pero esa es una acusación gravísima sobre la Sanidad de los países…
PC.- Yo no los estoy acusando, estoy mostrando las evidencias y la gente lo va a interpretar como más les convenga, pero las evidencias lo muestran y lo vemos diario, inclusive en familiares de médicos. De los 32 estados que hay en el país tenemos delegaciones en 13 estados de la República, un médico en cada estado. Y todos los médicos tienen un común denominador, tienen experiencia clínica con el CDS y han salvado cientos de pacientes. Nos decía una doctora que ella hace tres meses no conocía el dióxido de cloro y que su papá de 86 años enfermó con la Covid, alguien le dio la propuesta de tratarlo con el dióxido de cloro y se salvó, cuando estaba a punto de ser internado para entubarlo, de lo grave que estaba. Trató a su papá y empezó a usar el dióxido a partir de que vio en carne propia lo que sucedía. Esta doctora lleva decenas de pacientes tratados y sanados con el dióxido de cloro. Y así les puedo contar un libro de casos de personas que sanan con el dióxido de cloro.
MM.- En Bolivia la gente, en abril, moría en las calles y no había futuro. ¿Cómo están hoy tras la autorización del gobierno de la ingesta de dióxido de cloro?
PC.- Está dividido, pero las alcaldías vecinas a San José de Chiquitos, al ver que la población también se estaba salvando, empezaron a incrementar medidas. Desgraciadamente estas experiencias son muy duras porque ha costado la vida de millones de personas en el mundo, pero cuando las personas empiecen a despertar y observen lo que está pasando, si ven como ejemplo una alcaldía en la que ya sanaron sus casos y que ya previnieron contagios, esto se va a esparcir y se va a esparcir… Aunque en Bolivia hay un sector que, por causas que desconozco, dice que el dióxido de cloro es tóxico, que produce daños: insuficiencia respiratoria, daños renales, trastornos cardiovasculares, pero lo que hemos visto es totalmente lo contrario. ¿Por qué esta información no se sabe? Es responsabilidad nuestra, de los presidentes de COMUSAV, dar a conocer la información científica al mundo científico. Ese es un punto, pero el otro, platicábamos con empresarios, es el de que la economía se está viniendo abajo a nivel mundial. ¿Qué pasa si las empresas lo toman como preventivo? ¿Quién puede impedir que un empresario le dé a sus trabajadores, con su consentimiento, que tomen el dióxido de cloro? En esa empresa nadie se contagiaría. Hay un doctor aquí, el doctor Castellanos, en una ciudad del estado de Guanajuato, en Cela, este doctor tiene una empresa de 120 empleados, es doctor y es empresario, y con su consentimiento les está dando el dióxido de cloro y ninguno de sus trabajadores se ha infectado. Y así como en una alcaldía el dióxido sentó precedentes, también una empresa puede sentar precedentes y haga ver a los empresarios que su economía no tiene por qué deteriorarse pues pueden estar protegidos. Podría entrar en escena una autoridad sanitaria que podría decir: “No, eso está prohibido, pero saben qué hay arriba de una autoridad sanitaria, el derecho internacional, los derechos humanos, y hay dos derechos humanos que son el derecho a la vida y el derecho a la salud. Los derechos humanos se aplican a todos los habitantes de este planeta”.
MM.- La OMS, Organización Mundial de la Salud, no parece ver con buenos ojos lo que usted dice…
Tedros Adhanom, director general de la OMS
PC.- No sabemos el porqué. Dicen que no hay evidencias clínicas, dicen que es tóxico, pero no tienen cómo demostrar esa toxicidad, así que la pregunta obvia es ¿de dónde sacan esos testimonios? Quiero aclarar esto porque yo uso el dióxido de cloro desde hace 10 años. El dióxido de cloro no es una sustancia que se haya regulado en Europa ni en ninguna parte del mundo, regulación sanitaria. Muchas personas lo empezaron a obtener a través de sitios de internet y se empezaron a auto medicar, no fueron guiados por un médico. Entonces, si esas personas no sabían cómo tomarlo y no fueron guiados, si asumimos que alguien lo tomó sin diluir y le hizo úlceras o daño en la mucosa porque se lo tomó concentrado, esta sustancia se ganó una mala reputación a lo largo de los años. ¿Qué es lo que está pasando ahora? Que se está reivindicando la sustancia dando a conocer su preparación correcta por los ingenieros químicos o por las entidades que designe el gobierno en un futuro y también la prescripción correcta para la enfermedad a la que se dirija, en este caso el Covid 19. Tal vez quedó una inercia de la reputación que se ganó el dióxido de cloro por la mala práctica o la mala administración y esa inercia quedó en las autoridades sanitarias, que lo repiten y lo repiten sin detenerse a evaluarlo realmente, porque la gente se está salvando con la administración correcta de esta sustancia.
MM.- ¿En España se ha acusado a los que lo toman de que en realidad lo que toman es lejía?
PC.- Es una ignorancia, perdón, pero es una ignorancia de las más grandes que he escuchado en toda mi carrera como médico. La lejía es el hipoclorito de sodio. Muchos médicos tienen una ignorancia de la química impresionante, como que se les olvidó. Y este concentrado ni siquiera es clorito de sodio, es una reacción entre el clorito de sodio y el ácido clorhídrico. Este CDS es la reacción entre el clorito de sodio y el ácido clorhídrico al 4%. Y ese gas se hace impregnar en el líquido que lo rodea, en una campana, cuando se hace con métodos industriales en grandes cantidades. Hay mucha desinformación e ignorancia. Ni es hipoclorito, ni es clorito ni es solo dióxido sino que este concentrado es dióxido de cloro, gas impregnado en el agua.
MM.- Hay un médico, el doctor Manuel Aparicio Alonso, que dice haber sanado a 100 pacientes usando el dióxido de cloro. ¿Qué pruebas hay?
PC.- Tengo la presentación del doctor Aparicio y os la puedo pasar. Están las muestras de tomografía, las pruebas de laboratorio, las oximetrías… Lo que tengo es de mayo y ya no son 100 pacientes, lleva 400, más 7000 personas que lo están tomando de manera preventiva y nadie se ha infectado. El doctor Aparicio es vicepresidente de la COMUSAV Méjico.
MM.- ¿Puede ser dañino si se toma en grandes cantidades?
PC.- En medicina hay algo que se llama LD50, que quiere decir la dosis letal para el 50% de las personas. Está publicada la toxicidad del dióxido de cloro. La LD50 es de 292 mg por kilogramo de peso durante 14 días. Así que una persona de 50 kilos tendría que consumir 14.000 mg de dióxido de cloro durante 14 días. Nosotros utilizamos 10 mg o ml en un litro de agua. La diferencia es abrumadora.
MM.- ¿Tiene efectos secundarios?
PC.- Ninguno. Al contrario. Hay que distinguir entre lo que es un efecto secundario y una crisis curativa. Si toman un antiinflamatorio, un analgésico, porque tienen un dolor crónico en el hombro, y van a tener una gastritis medicamentosa, ese es un efecto secundario. Si toman muchas sales de hidróxido de aluminio porque tienen gastritis a la larga les va a provocar cuadros de litiasis renal, cálculos en los riñones, es un efecto secundario. El dióxido de cloro tiene una toxicidad en microorganismos, se llama biotoxicidad, de cerca de 200 tipos de bacterias, virus y hongos, porque no solo se ha mostrado su toxicidad en el coronavirus sino en diferentes tipos de virus, bacterias y hongos. Muchas personas llevan años viviendo con esos microorganismos y se acostumbraron a vivir con ellos. Viven cansados, de mal humor, no duermen, son exagerados en el consumo de harinas, azúcares y lácteos, tienen un cuerpo tóxico. Pero cuando empiezan a tomar el dióxido esas colonias de bacterias, virus y hongos empiezan a morir. La parte sólida del microorganismo, por ejemplo cuando está en el tubo digestivo, se elimina por el excremento, pero la parte líquida del microorganismo pasa al torrente sanguíneo y tiene que ser eliminado por la vías naturales de excreción: el sudor, la orina, secreciones corporales. Esas sustancias de deshecho de los microorganismos muertos, llamémosle así, cuando pasan al torrente sanguíneo provocan un efecto que se llama crisis curativa, que una vez que se eliminan esas toxinas dejan de tener esa sintomatología en el cuerpo. Eso es lo que hemos visto, y llevo 10 años usando el dióxido de cloro. A estas crisis se las llama reacciones Herx Heimer y fueron descritas por primera vez por un dermatólogo alemán.
MM.- ¿Tiene la obligación el médico de ante una muerte cierta de un paciente, de utilizar cuanto esté en sus manos?
PC.- Eso está en la declaración de Helsinki, artículo 32, allí está especificado que cuando no existe una cura comprobada, que en este caso es una pandemia, puede utilizar los recursos y los medios que estén a su alcance para salvar la vida del paciente.
MM.- Usted ha dicho que lo toma, pero sus hijos…
PC.- Toda mi familia lo toma: mis suegros, mis hijos, mis amigos, todos, y nadie se ha infectado. Yo les digo: ¿ustedes creen que yo le daría a mi familia algo que fuera tóxico? Lo que más quiere uno en la vida es a su familia, a sus padres, hijos, hermanos… La pregunta es simple: ¿Podremos estar equivocados tantos médicos? Dicen que no hay evidencias científicas. Hay inductivas y deductivas. Si como investigador observas que se están salvando a las personas, ¿qué está pasando aquí? Algo tiene que estar ocurriendo. Los científicos, en lugar de observar las evidencias agarran un libro, se meten en internet y están como si fueran caballos de carreras con visión tubular, no tienen una visión global. Observen, observen: ¿qué están haciendo esas personas que las están salvando?
La manera más dramática de aprender del médico es cuando enferma o sus familiares enferman y entonces recurren al dióxido de cloro en una medida heroica. Un jefe en una unidad de terapia en un hospital de México hace 3 meses era el principal detractor del dióxido de cloro. Hace un mes, este señor se enfermó de Covid-19 y sus compañeros le dijeron: ahí está el dióxido. Y tomó el dióxido porque su cuerpo se estaba deteriorando. A los 3 días había mejorado en un 80% y a los 5 días se sentía prácticamente normal.
MM.- Doctor Pedro Chávez, nosotros le conocimos en un webinar organizado por la UCAM, Universidad Católica de Murcia. ¿Qué deberían hacer las universidades ante los informes positivos del dióxido de cloro que usted defiende? Por cierto, dicho webinar está en Youtube.
PC.- Hacer una investigación. Ya hay universidades en Méjico que las están haciendo. Investigación de dióxido de cloro y coronavirus en animales. Son estudios preclínicos, ni siquiera son estudios en fase 1 en humanos. En Bolivia están haciendo investigación. Yo participé en el comité científico de la subsecretaría de Salud de la Paz, en Bolivia, y dijeron: “Señores, se está muriendo la gente en las calles, no hay cabida en los hospitales, esto no puede ser”. Ellos mismos eran detractores del dióxido de cloro y dijeron: “Vamos a hacer un protocolo de investigación con dióxido de cloro”. Y otra cosa, en los hospitales bolivianos donde lo están usando están haciendo ya investigación. Les hacen tomografía a los pacientes, oximetría, estudios de laboratorio que se llaman marcadores de inflamación, y ven la evolución clínica y lo van registrando. Eso es lo que se debería hacer a nivel mundial.
MM.- ¿Cómo se consigue este producto? ¿Es ilegal o alegal…?
PC.- En Méjico hay un comunicado oficial nacional que dice que si alguien tiene conocimiento de un establecimiento médico que promueve o receta dióxido de cloro, lo denuncien. Lo catalogan de dañino para la salud. Así que este concentrado, que está salvando vidas, lo están prohibiendo. Pero qué bueno que lo prohibieron para que cualquier hijo de vecino no lo fabrique. En Bolivia dijo el gobierno: “Nadie produce dióxido de cloro excepto nosotros, lo vamos a tener controlado y regulado porque así sabremos que es confiable para que la población lo tome”. Otra cosa, si hay una Ley General en Bolivia que ha pasado por comités de investigación y de ética, esto sienta precedente para que se pueda hacer en otras partes del mundo.
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Paz a la gente de buena voluntad