Porque tres son.
La práctica hebrea, basada en Deut. 17:6; 19: 15; etc., exigía el firme testimonio de dos o tres testigos para poder tomar una decisión en ciertas disputas legales. Juan cita aquí a tres testigos en apoyo de la divinidad de su Maestro (1 Juan 5:5-6,8), asegurando así a sus lectores de que su declaración era digna de fe.
1 Jn :7.8
"Dan testimonio.
Gr. marturéÇ , "dar testimonio", "testificar". MarturéÇ se ha traducido como "dar testimonio" en el vers. 6, y "testificar" en el vers. 9. El texto griego implica que el testimonio seda continuamente.
En el cielo.
La evidencia textual establece (cf. p. 10) la omisión del fin del vers. 7 y del comienzo del vers. 8. No aparecen las palabras: "En el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra". El texto que queda de los vers. 7 y 8 es el siguiente: "Porque tres son los que dan testimonio: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan". El texto de los vers. 7-8, como aparece en la RVR, no se encuentra en ningún manuscrito griego anterior a los siglos XV y XVI. Las palabras mencionadas penetraron en las Biblias del siglo XVI, entre ellas la versión Reina-Valera, a través del texto griego del NT de Erasmo (ver t. V, p. 143). Erasmo, según se dice, prometió incluir las palabras en cuestión en su Nuevo Testamento griego si se le mostraba un solo manuscrito griego donde estuvieran. Se le presentó entonces un manuscrito procedente de una biblioteca de Dublín [conocido como 34] con las palabras mencionadas, y las incluyó en su texto. Ahora se cree que dicho pasaje se introdujo en las últimas ediciones de la Vulgata por error de un copista que incluyó un comentario exegético marginal en el texto de la Biblia que estaba copiando. Las palabras o texto impugnado se han usado mucho para apoyar la doctrina de la Trinidad, pero como las pruebas en contra de su autenticidad son abrumadoras, ese apoyo no tiene valor, y por lo tanto no debe usarse. A pesar de que tales palabras están en la Vulgata, se admite con franqueza en una obra católica: "Ahora se afirma generalmente que este pasaje, llamado Comma Johanneum [inciso o parte menor del período de Juan], es una glosa que se introdujo desde hace mucho en el texto de la antigua Vulgata Latina, pero que llegó hasta el texto griego sólo en los siglos XV y XVI" ( A Catholic Commentary on Holy Scripture , Thomas Nelson e Hijos, 1951, p. 1186).
8.
El Espíritu.
El apóstol recapitula su testimonio, pero encabeza la lista con el Espíritu. Cuando Jesús fue bautizado, el Espíritu Santo en forma de paloma dio testimonio a Juan de que el que había bautizado era el Mesías divinamente instituido, y Dios mismo pronunció la alabanza a su Hijo (Mat. 3:16-17). Cuando Cristo derramó su sangre en la cruz, su noble paciencia y tranquila dignidad, más las sombrías tinieblas y el terremoto, impresionaron en los espectadores la divinidad de Jesús (Mat. 27:45-54). De ese modo el Espíritu actuó en los sucesos representados por el agua y la sangre para afirmar que Jesús era el Hijo de Dios.
Estos tres concuerdan.
O "coinciden en lo mismo". Los tres testigos tienen un mismo propósito: testificar de la divinidad de Cristo para que los hombres crean en él y sean salvos. Y Juan escribió su Evangelio con este mismo propósito (Juan 20:31)." CBA