Pero no quiero irme sin antes compartirles lo que un sabio hombre me explicó un día...
Aunque todo intento de explicar la Trinidad resulta inadecuado, tomemos el ejemplo de un huevo: Un huevo se compone de cáscara, clara y yema. ¿Cual de los tres elementos es el huevo? Los tres. Si los separamos, solo será una clara, sin dejar de ser huevo, una yema, sin dejar de ser huevo, y una cáscara, sin dejar de ser huevo. Por separado, las tres partes son distintas entre ellas, pero no dejan de ser huevo, pero el huevo únicamente lo es plenamente cuando las tres partes están unidas en perfecta armonía y orden. Separadas, no son la plenitud del huevo, sino tres partes distintas, que no dejan de ser huevo cada una de ellas. Pero para contemplar que es un huevo y en verdad, las tres partes han de ser UNA.
Si a quien nunca antes ha visto un huevo, le enseña la clara, tendrá conocimiento de que es la clara, pero no de que es un huevo. Si le enseña únicamente la yema, tendrá conocimiento de que es la yema, pero no que es un huevo, e igual sucede con la cáscara. Nunca será posible llegar al conocimiento de aquello que es un huevo verdadero, sin solo es mostrado, a quien no lo conoce ni ha visto jamás, una parte del mismo. Son necesarias las tres partes, para poder llegar al pleno conocimiento y entendimiento de lo que es un huevo.
Tres partes forman un huevo: la clara, la yema y la cáscara. TRES PARTES DISTINTAS, UN SOLO HUEVO. Cada una de ellas, por separado, aun siendo huevo, no manifiestan la plenitud de lo que en verdad es ser de huevo. La tres son necesarias para llegar a conocer la plenitud de lo que en verdad es un huevo.
Y el milagro de la vida, solo tiene lugar, cuando las tres partes del huevo, y en perfecta armonía, obran para producir la vida.
Simple, sencillo, y para niños. Dios me los bendiga.