Re: URe: LA TRINIDAD - FALSA DOCTRINA...
Re: URe: LA TRINIDAD - FALSA DOCTRINA...
¿Acaso estás son mentiras?
¿Dios y Jesucristo hablaron cosas IMPOSIBLES?
[SpaRV] Levítico 19:2
Habla á toda la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santos seréis, porque santo soy yo YHWH vuestro Dios.
[SpaRV] Levítico 20:7
Santificaos, pues, y sed santos, porque yo YHWH soy vuestro Dios.
[SpaRV] Levítico 20:26
Habéis, pues, de serme santos, porque yo YHWH soy santo, y os he apartado de los pueblos, para que seáis míos.
[SpaRV] 1 Pedro 1:16
Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
[SpaRV] Mateo 5:48
Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
SI SE PUEDE ser Santos y perfectos... Jesucristo como hombre demostró que si tenemos fe en DIOS y en su palabra y si tememnos a DIOS podemos ser SANTOS Y PERFECTOS.
No entendiste lo que te quizó decir pablito.
El se refiere al "misterio de la Piedad" 1Ti.3:16.
Perdon si soy muy extenso pero creo que lo Justifica; Pon atención y así podras entender nuestra postura con respecto a la doctrina Biblica de Dios.
Pero ¿en qué consiste el misterio de la piedad? La Biblia afirma que consiste en que Dios se manifestó en carne. Dios, el Dios Eterno se manifestó, no en Espíritu sino en carne, para ser como uno de nosotros. No es que Dios se haya vuelto un hombre como muchos enseñan, el texto no dice eso, el texto lo que dice es que Dios se manifestó, se mostró, se dio a conocer como un hombre. Dios nunca dejó de ser Dios, pero él sí se manifestó en carne. Dios se puso un velo de carne y así fue como Dios se manifestó en carne.
¿Pero por qué Dios se manifestó en carne? ¿Cuál era el propósito que Dios tuvo al manifestarse en carne? ¿Qué lo movió a él para que realizara eso? Fue precisamente su misericordia para con los hombres a fin de proveerles una gran salvación. En la epístola a los Romanos capítulo 5 versículos del 12 al 21, se hace una comparación entre Adán y Cristo. Esa porción bíblica llama a Adán “el primer Adán” y a Cristo le llama “el segundo Adán”. Ese texto nos muestra como el primer Adán hizo del mundo un desorden por causa de su desobediencia, pero también nos muestra como el segundo Adán (es decir Cristo) ha reestablecido con Dios, la relación de todos los hombres que han creído en él.
La escritura llama a Adán “hijo de Dios”. El primer hombre que habitó sobre el planeta tierra ciertamente es llamado en las Santas Escrituras hijo de Dios Lc.1:38.
Cuando Dios creó a Adán, lo creó en un estado de inocencia y de pureza absoluta, lo creó a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:27). El propósito de Dios era que Adán procreara abundantemente una descendencia de personas que adoraran a Dios y se constituyeran en hijos de Dios tal y como Adán lo era. Dios le dio a Adán la orden de multiplicarse y llenar la tierra (Génesis 1:28). Adán engendraría a muchos otros hijos de Dios, así que ellos tendrían la misma naturaleza que él tenía, razón por la cual harían la voluntad del Señor. El propósito de Dios era que la humanidad llenara la tierra de gloria. La vida de Dios estaría dentro del hombre y el hombre manifestaría la naturaleza de Dios en el mundo. Dios sería entonces "todo en todos." Adán como hijo de Dios tenía como propósito gobernar a la humanidad bajo su dirección y actuar como rey bajo el poder de Dios (Génesis 1:28).
Ya hemos visto que el propósito de Adán como hijo de Dios era que a partir de él se pudiera obtener una descendencia de seres humanos que fueran hijos de Dios. Pero los descendientes de Adán no llegaron a ser hijos de Dios, pues el pecado causó división entre Dios y los hombres. Para que el hombre pudiera volver a recuperar esa alta condición que tuvo originalmente, se necesitaba de un hombre puro que gozara de la misma condición de santidad que tuvo el primer hombre. Se necesitaba de un ser humano que acreditara la condición de ser hijo de Dios para empezar nuevamente. Lamentablemente eso era imposible pues todos los hombres habían caído en el pecado.
“Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido que buscara a Dios. Todos se desviaron, a una se han corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.” (Salmo 14:2-3, comparar con Romanos 3:9-12)
Imagínese el deseo de Dios de escoger a uno de nosotros para utilizar a uno de nosotros como el nuevo Adán. Él requería de un hombre que no hubiera cometido pecado; de un hombre que fuera puro. Pero aquí se presenta inmediatamente un problema porque la humanidad nace en pecado. Adán hizo que toda la gente fuera constituida pecadora (Romanos 5:19). No había ni un solo ser humano que Dios pudiera elegir para comenzar de nuevo, ya que todos somos pecadores.
¿Ahora entiendes mejor?
La única manera para que Dios comenzara de nuevo y todavía nos salvara en el proceso, era que él se encarnara. Él tenía que ser completamente un hombre sin pecado, y ser Dios al mismo tiempo. Esa es la doctrina de la Unicidad. Así, no hay ningún "Hijo Eterno" como lo enseña la doctrina imaginaria de la trinidad, porque el único propósito para el Hijo de Dios, al igual que Adán (Lucas 3:38), era gobernar a la humanidad bajo su dirección y actuar como rey bajo el poder de Dios.
Así, el segundo Adán, el Hijo de Dios, apareció para recuperar lo que Satanás le había robado a Adán y para heredar las mismas promesas que Dios le dio a Adán, quien fuera el primer hombre que tuvo la condición de ser hijo de Dios. Este Mesías o Hijo de Dios, debía ser capaz de engendrar nuevos hijos de Dios (Hebreos 2:10, 2:13), y debía ser el verdadero Rey sobre toda la humanidad (Juan 1:49, 12:13) para gobernar al mundo con justicia y para establecer un reino de paz, a fin de que la gloria de Dios pudiera llenar nuevamente a la humanidad para que Dios fuera todo en todos.
Pero ese no era un trabajo fácil, pues la Biblia
enseña que la paga del pecado es muerte, y que el alma que pecare esa morirá (Ezequiel 18:20). Debido a que todos los seres humanos hemos pecado, se requería de un sacrificio por nuestros pecados, pues sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados (Hebreos 9:22). Para que el segundo Adán, el Hijo de Dios, pudiera lograr el propósito original que fue dado al primer Adán, se requería que él pudiera vencer a Satanás, que él mismo le pudiera arrebatar a Satanás lo que Satanás le había robado a la humanidad, se necesitaba que el Hijo de Dios pagara con su muerte la muerte que nosotros merecíamos.
El perdón de los pecados requería de muerte y de derramamiento de sangre inocente. Cómo Dios es Eterno, él no tuvo que nacer y tampoco puede morir; tampoco tenía sangre para derramar. Pero “el Hijo de Dios”, la manifestación de Dios en carne, sí poseyó sangre y sí pudo morir por todos nosotros. Cuando la Biblia dice que Jesús murió en la cruz, nunca pretende afirmar que Dios murió allí, pues Dios es eterno. Jesús murió allí como hombre, como el hombre que podía representar a toda la humanidad. Esa es la obra de Dios, él se manifestó como uno de nosotros, incluso, para someterse de esa forma a la muerte por todos los hombres. Por eso nosotros fuimos reconciliados con Dios por medio de esa obra.
“Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.” (Romanos 5:10)
Ahora, cuando Jesús murió, él murió sin haber cometido ni un solo pecado (Hebreos 4:15), y puesto que la muerte es la pena para el alma que peca (Ezequiel 18:4, Romanos 6:23), de ese modo la muerte de Jesús era ilegal. Él resucitó de los muertos, pues su derecho de conseguir la resurrección era ciertamente válido. De esa manera él estableció que todos los que creyeran en su obra redentora serían librados de la naturaleza caída de Adán.
"hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.” (Efesios 4:13)
No hay ningún Hijo eterno porque el único propósito para el Hijo de Dios era que un ser humano manifestara al Padre en esta tierra. Dios necesitó de un recipiente para que su Espíritu pudiera entrar a la dimensión del mundo físico. Adán fue llamado hijo de Dios (Lucas 3:38). Por esta misma razón, Romanos 5:14 nos enseña que Adán es figura del que habría de venir. Dios sabía que Adán fallaría, por eso cuando Dios creó a Adán, lo hizo pensando en el plan que tenía en mente para un futuro Hijo de Dios, quien no sería ningún otro que el mismo Dios manifestado en carne.
Bendiciones en el nombre de Jesús