Re: LA TRINIDAD ES UNA DOCTRINA PAGANA
“No tendrás dioses ajenos delante de mí.” (Exodo 20:3)
“Entonces el pueblo respondió y dijo: Nunca tal acontezca, que dejemos a Jehová para servir a otros dioses” (Josué 24:16)
“Y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA.” (Apocalipsis 17:5)
La trinidad no es una doctrina cristiana, sino que es una doctrina que se infiltró desde el paganismo a la “cristiandad” apóstata. La trinidad tiene sus raíces en el politeísmo, en la religión pagana y en la filosofía pagana. Muchas personas que se hacen llamar cristianas no adoran al Dios de la Biblia, sino que adoran a un dios falso llamado trinidad. El dios trinitario no es más que la reminiscencia de las doctrinas de demonios y de las filosofías paganas.
Para mostrar los orígenes de la trinidad, tenemos que remontarnos a Babilonia, la gran ciudad donde los hombres pervirtieron su camino delante de Dios y alejados del verdadero y único Dios, inventaron al dios trinitario.
Hubo un hombre que llegó a convertirse en el primer emperador de la tierra. Ese hombre fue llamado Nimrod. La Escritura afirma que la capital de su reino fue la ciudad de Babel – qué más tarde se llamó Babilonia – en donde el hombre pervirtió su camino delante de Dios. (Génesis 10 y 11).
En el capítulo 11 del libro del Génesis, la Biblia nos enseña que la humanidad hablaba en aquel entonces un solo idioma. También nos enseña que los hombres habían desarrollado una tecnología en el campo de la construcción que les permitió soñar con la edificación de una gran ciudad. Ese adelanto pudo haber sido provechoso en todos los sentidos, pero lamentablemente, ellos vieron en ese progreso tecnológico la posibilidad de desafiar a Dios. Entonces creyeron que si construían una torre serían capaces de llegar al cielo.
Ellos se creyeron tan sabios, que buscaron no tener en cuenta a Dios para nada. Sin embargo, contrario a su deseo, terminaron convertidos en ignorantes. Aquellos hombres creyeron que el cielo estaba tan cerca que con una simple torre lo podrían alcanzar. Desarrollaron un conocimiento que en vez de constituirse en bendición lo que hizo fue cegarles el entendimiento. La Biblia enseña que profesando ser sabios se hicieron unos necios.
“Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios…ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. (Romanos 1:21-25).
Este hombre llamado Nimrod, no solo se convirtió en el emperador de aquellas gentes, sino que también llegó a constituirse en el máximo pontífice de la religión idolátrica de Babilonia. Nimrod argumentó que él era la encarnación del mismísimo Dios y exigió ser adorado como un dios (en los siglos subsiguientes esa misma costumbre sería imitada por otros emperadores de distintas culturas). Nimrod fue el artífice de toda esta confusión. “Nimrob significa rebeldía. Como lo dice la Enciclopedia Judía, Nimrod fue aquél quien hizo a las gentes rebelarse en contra de Dios.”
La esposa de Nimrod era Shammuramat, quien fue llamada Semíramis por los griegos. De acuerdo con una leyenda, los jardines colgantes de Babilonia, que son considerados como una de las siete maravillas del mundo antiguo, fueron construidos por Semíramis.
Tras la muerte de Nimrod, Semíramis asumió el poder de Babilonia, y perpetuó la adoración idolátrica de su esposo. Sin embargo añadió un nuevo componente, ya que exigió adoración argumentando que ella era una diosa.
Pasado un tiempo después de la muerte de Nimrod, Semíramis quedó embarazada. Por supuesto, el niño no podía ser hijo de Nimrod porque este ya había muerto hace un buen tiempo. No obstante, Semíramis reclamó que ella había quedado embarazada porque el espíritu de Nimrod había sido capaz de fecundarla viniendo desde el más allá. Ella argumentó que el niño que iba a nacer, no era más que el mismo Nimrod reencarnado en su vientre para renacer. El nombre que recibió ese niño fue Tamuz, y fue conocido como el niño dios, o dios el hijo. Ella decía que ese niño era el salvador del mundo.
Cómo se puede apreciar, esa falsa religión fue tomando verdades, pero las fue pervirtiendo en un culto falso. Imitó la verdad, pero esa imitación se convirtió en la peor de las mentiras. La verdad de la venida del Mesías era algo que la humanidad ya conocía en aquellos tiempos, pues Dios se la reveló a Adán y a Eva (Génesis 3:15). Sin embargo, Semíramis mintió a la humanidad presentando a su hijo como el Mesías, y lo que hizo fue convertirlo en un dios falso.
En aquella falsa religión, pronto tomaron fuerza los llamados “misterios”. Estos supuestos misterios no eran nada más que una forma de mantener a la gente en la ignorancia y en el poder de esa falsa religión. Fue una estrategia de Satanás para que ningún hombre pudiera, por si acaso dudar, de lo que esa falsa religión proclamaba como verdades indiscutibles. Si la religión babilónica proclamaba que algo era cierto, entonces todo el mundo debía aceptarlo sin cuestionamientos. Incluso se llegó a proclamar, que aún cuando sus misterios fueran ilógicos y no pudieran ser comprendidos por la mente humana, de todas maneras debían ser aceptados por todos los profesantes.
También se desarrollaron muchos símbolos que representaban cosas ocultas o misteriosas. Se utilizaron muchos símbolos del sol, de la luna, y en general de todos los astros. De igual forma se usaron símbolos de animales y de árboles. Otros símbolos que se usaron fueron el número 666, los triángulos, los círculos, las pirámides, las esferas, y las cruces.
De esa manera, aquella religión babilónica fue conocida como la religión de los misterios ocultos e incomprensibles.
La gente de Babilonia contó originalmente con el concepto universal de un Dios único. Ellos eran monoteístas puros. Sin embargo, cuando se revelaron contra Dios, esta fe fue prontamente corrompida y cayeron en la adoración de lo que no era Dios. Perdieron la noción de los atributos intrínsecos de Dios (eternidad, omnisciencia, omnipresencia y omnipotencia) y llamaron dios a cada uno de los tres seres humanos que pertenecieron a la familia que ejerció poder político sobre ellos. Adoraron a los hombres y no a Dios.
“Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible...” (Romanos 1:21-23).
Pero, a pesar de estar adorando a esos tres dioses, ellos sabían que la revelación original había sido la de un solo Dios verdadero. Entonces ¿Cómo podrían “armonizar” su politeísmo con el monoteísmo original? Lo que se hizo en Babilonia fue proclamar que Nimrod (el dios padre), Semíramis (la diosa madre) y Tamuz (dios el hijo) no eran tres dioses separados sino la emanación de un solo y mismo dios. Se argumentó que todos eran un solo dios porque emanaron de una misma sustancia divina. Así, ellos eran de igual sustancia. De ese modo fue como inventaron a la trinidad o al dios triuno, que siendo tres no era tres sino uno. El concepto de un Ser supremo jamás se desarraigó del alma de aquellos hombres, pero pervirtieron esta creencia en una trinidad. La trinidad llegó a ser uno de sus más grandes misterios y desde luego, de los más representados por medio de sus símbolos.
La confusión de aquella gente de Babilonia, no solo los hizo inventarse a estos dioses, sino que los llevó a idearse una trinidad profanando así la dignidad Divina. Cada uno de esos dioses era un dios, los tres juntos eran dios. Tan pronto como establecieron que los tres dioses eran uno solo, entonces idearon formas de representar a los tres como si fueran uno. “En la unidad de ese un solo dios de Babilonia, habían tres personas, y un simbolismo muy conocido que ellos empleaban para representar a la trinidad era el triángulo equilátero.”
En Babilonia tres seres humanos, usurparon la adoración y la gloria que se le debe dar al único Dios Verdadero, quien es nuestro Señor Jesucristo. Nimrod, Semíramis y Tamuz formaron una deidad triuna, pues se argumentó que siendo tres que no eran tres sino uno. Enseñaron que ellos estaban perfectamente unidos como un solo dios.
La trinidad es una doctrina diabólica pues proviene de Babilonia. La trinidad fue inventada en Babilonia cuando se argumentó que tres seres humanos (ahora llamados dioses) formaban una sola divinidad. El número del hombre es el seis, y tres seis unidos en uno nos conducen al número seiscientos sesenta y seis, el número de la bestia. La trinidad es una doctrina diabólica que presenta como dios a un dios que no es el Dios de la Biblia.
“Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis.” (Apocalipsis 13:18)
Por esta razón, otros de los símbolos utilizados para representar al dios trino inventado en Babilonia consistían en la exhibición de tres números seis formando una sola unidad.
La Escritura sostiene que Dios ejecutó un juicio sobre aquellas personas de Babel al confundir su lengua, para que ninguna entendiera el habla de su compañero. De esa manera desistieron de construir aquella ciudad y aquella torre y fueron esparcidos por todo el mundo. El nombre de aquella ciudad fue llamada Babel porque allí confundió Dios el lenguaje de toda la tierra. Dios obligó a los hombres a que se reagruparan por lenguas y así los esparció por toda la faz de la tierra.
Babel se desprende de la palabra hebrea balal que significa confusión. En Babel no solo se presentó la confusión de las lenguas, sino que el hombre fue confundido en todos los sentidos, pues se apartó de Dios inventando filosofías y huecas sutilezas que hicieron que apartara de la verdad el oído. Desarrolló una falsa religión que por más que imite a la verdad siempre será una gran mentira y será la perdición del hombre. En Babel el hombre en vez de adorar a Dios adoró a Baal (el dios de la confusión) que es otro de los nombres que los judíos han aplicado a Satanás el enemigo de nuestras almas. Sin embargo la Biblia dice que el Dios verdadero no es dios de confusión, sino de paz (1. Corintios 14:33)
Cuando los hombres fueron esparcidos sobre la faz de la tierra se llevaron esa falsa religión hacia todos los rincones. La religión misterio, que no podía ser plenamente comprendida llegó a todo el mundo y ha afectado a todas las culturas. Por eso la Escritura afirma.
“Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado: con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites.” (Apocalipsis 18:3)
Pero la invitación de nuestro Dios siempre ha sido:
“Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades.” (Apocalipsis 18:4-5)
“Además de la prueba escrita de que Babilonia fue la madre, la cuna de las religiones paganas, también tenemos el testimonio de conocidos historiadores; por ejemplo, Herodoto, el viajero mundial e historiador de la antigüedad. Él presenció la religión misterio y sus ritos en numerosos países y menciona como Babilonia fue el nido original del cual proviene todo sistema de idolatría.
“Bunsen dice que el sistema religioso de Egipto fue derivado de Asia y (del imperio primitivo de Babel). En sus conocidos trabajos titulados Nínive y sus ruinas, Layar declara que tenemos el testimonio unido de historias profanas y sagradas, que la idolatría originó en el área de Babilonia el más antiguo de los sistemas religiosos.”
Dado que el principal dios babilónico consistía en una trinidad, esta idea de la trinidad afectó a toda la civilización. El reconocimiento de una trinidad llegó a ser universal y por eso se encuentra en todas las naciones del mundo (salvo en la revelación dada por Dios a Israel). El trinitarismo era otra de las tantas doctrinas de misterio de la antigua Babilonia, donde podían concebir a su dios siendo más de uno, mientras que al mismo tiempo mantenían que hay un solo dios.
“Podemos apreciar que Babilonia, fue creando un método religioso que adoptaron todos los pueblos del mundo. La única diferencia que existe, es que muchos de estos pueblos cambiaron algunas de las deidades y de los ritos, disfrazándolos de otros hábitos y vestimentas, adaptadas a las tradiciones y costumbres de cada región donde se establecían, convirtiéndolos en autóctonos o típicos de su región.”
Cuando los hombres salieron de Babilonia, se fueron forjando las grandes civilizaciones. Las más antiguas de las que tenemos noticia son Mesopotamia, Egipto, India y China. Estas cuatro grandes civilizaciones se desarrollaron a lo largo de las cuencas de extensos ríos gracias a los cuales la agricultura se vio favorecida.
A pesar de esta desastrosa experiencia de la humanidad, el Señor nuestro Dios, sostuvo su misericordia para con los hombres y manifestó su gloria en una nación de la descendencia de Abraham. La nación de Israel recibió “la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la Ley, el culto y las promesas” (Romanos 9:4). Por esto se diferenciaba notablemente de las demás naciones, en el sentido de que todas se hundieron en el politeísmo y construyeron imágenes a sus dioses, mientras que Israel adoró al Uno, Sólo, único e Indivisible Dios Verdadero, al que no se debía construir imagen alguna y quien es perfecto en santidad y atributos.
Con toda seguridad la trinidad es un duro golpe al estricto monoteísmo hebreo y, por lo tanto, un cambio con las enseñanzas de este. Esta es una enseñanza opuesta e incompatible con la Palabra de Dios y atenta nada menos que contra la creencia más central y fundamental del judaísmo que es: la unidad y la unicidad de Dios. No existe ni un solo versículo del Antiguo Testamento en los que se de a entender que Dios sea la unión de tres personalidades. Solo una mente afectada de una manera previa por la falsa idea trinitaria creerá que esta se encuentra en algunos versículos que nada tienen que ver con esta cuestión. Sin embargo, los versículos que enseñan el monoteísmo estricto, abundan en la palabra de Dios. Veamos sólo algunos ejemplos:
“Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas” (Deuteronomio 6:4-5)
“Ved ahora que yo, yo soy, Y no hay dioses conmigo; Yo hago morir, y yo hago vivir; Yo hiero, y yo sano; Y no hay quien pueda librar de mi mano.” (Deuteronomio 32:39)
“Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.” (2. Samuel 7:22)
“Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, Señor, Y glorificarán tu nombre. Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas; Sólo tú eres Dios.” (Salmos 86:9-10).
“Proclamad, y hacedlos acercarse, y entren todos en consulta; ¿quién hizo oír esto desde el principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino yo Jehová? Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí. Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más. Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada: Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua.” (Isaías 45:21-23)
Mientras que todo el mundo estaba contaminado por la adoración al dios trino, Israel contó con la revelación del Dios Único. Por eso, el Todopoderoso prohibió al pueblo de Israel establecer alianzas con las naciones paganas que pudieran conducirlo a la idolatría. Los trinitarios afirman que una de las muestras de la revelación original que el hombre recibió de parte de Dios, es que en todas las culturas existía el concepto de una trinidad, pero es simplemente ignorar lo que la Escritura enseña. Los paganos jamás pudieron tener mayor revelación de Dios, que la que tuvo el pueblo de Israel. Entre los paganos el concepto de la trinidad era bastante claro, pero en la revelación dada por Dios a Israel no se puede ver nada de eso.
En algunas ocasiones, el pueblo de Israel dejó a Jehová y buscó a los falsos dioses que conformaban a la trinidad, y fue grande su ruina.
“Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales. Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová. Y dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y a Astarot.” (Jueces 2:11-13)
Baal y Astarot eran nombres cananeos de Nimrod y Semíramis, quienes eran el padre y la madre de la trinidad babilónica. Para los hebreos Baal era el dios de confusión o el mismo diablo. Ellos llamaban Astoret a la esposa mitológica de Baal, con el objetivo de que la pronunciación sonara como boset, que en hebreo significa «oprobio» o «vergüenza».
La Biblia también menciona que ellos adoraron al otro miembro de esa trinidad llamado Tamuz.
“Me dijo después: «Vuélvete, verás que estos hacen aún mayores abominaciones». Me llevó a la entrada de la puerta de la casa de Jehová, que está al norte; y vi a unas mujeres que estaban allí sentadas llorando a Tamuz.” (Ezequiel 8:13-14)
El más grande de los pecados cometidos por el pueblo de Israel fue dejar a Jehová, e irse tras la adoración de los dioses de los pueblos que estaban a sus alrededores. Israel pecó adorando a la trinidad, y todas las veces que eso hicieron, Dios los desechó. ¿Por qué cometer ese mismo error el día de hoy? Nosotros debemos adorar al Dios Único y Verdadero que nos enseña la Biblia y debemos desechar a todos los dioses falsos, de los cuales el más prominente es la trinidad. Si alguien se llama cristiano pero adora a la trinidad, ha mentido. Sólo hay un Dios y su nombre es Jesús.
A mados:
“Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado: con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites.” (Apocalipsis 18:3).
“Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades.” (Apocalipsis 18:4-5).
¡Gloria y alabanza sean al único Diose indivisible y asu nombre Jesús.!