La Trinidad. La unidad de Dios no excluye en absoluto la distinción entre las personas de la divinidad. Ya el AT deja entrever esta distinción, aunque ciertamente de una manera velada, ya que era sobre todo la unidad de Dios lo que debía ser destacado frente al politeísmo ambiental. Incluso si no se quiere tener en cuenta la forma plural Elohim unida a un verbo en singular, debido a que este hecho recibe varias interpretaciones, hay textos en los que el nombre de Dios es aplicable por adelantado al mesías (Sal. 45:7-8; Is. 9:5); también siendo que el nombre del señor equivale al nombre inefable de Jehová, se ha de considerar el Sal. 11:1. Con Jehová se asocia un Hijo (2 S. 7:14; Pr. 30:4; cp. Sal. 2:12). El pasaje acerca de la Sabiduría en Proverbios (cap. 8) nos la presenta como un ser personal, y no como una abstracción, hasta tal punto que, desde el mismo marco de referencia del judaísmo, sus filósofos llegaron a la conclusión de la existencia de un mediador, el Logos, entre Dios y el mundo.
El Espíritu de Dios es igualmente mencionado con frecuencia en el AT, y ello en términos que implican a la vez Su existencia propia y su unidad sustancial con Dios (Gn. 1:2; Sal. 51:13; 2 S. 23:1). Al llegar al NT hallamos allí la doctrina de la Trinidad netamente formulada, aun cuando no se emplee este termino. De entrada, el NT es tan formal como el AT al afirmar la unidad de Dios (Mr. 12:29; Stg. 2:19). La divinidad del Hijo y del Espíritu Santo no contradice en nada este hecho. Pablo opone el solo Dios y Padre y el solo Señor Jesucristo a la multiplicidad de las divinidades y de los señoríos de paganismo
(1 Co. 8:5,6). Así, en el seno de la esencia divina única se puede distinguir 3 personas que reciben igualmente el nombre de Dios, que en el seno de la Deidad mantienen unas relaciones a nivel interpersonal. Seria prolijio enumerar todos los pasajes donde este nombre se aplica al Padre. He aquí unos ejemplos: Jn 20:17; 1 Ts. 1:1; P. 1:2; Stg. 1:27; Jud. 1.
El Hijo es llamado Dios por el apóstol Juan (Jn. 1:1; 1 Jn. 5:20), por el apóstol Pedro (2 P. 1:1), por el apóstol Pablo (Tit. 2:13; Ro. 9:5), por el autor de la epístola a los Hebreos (1:8).
El Texto mas contundente es aquel en el que el mismo Jesús acepta que se le llame asi (Jn. 20:28).
En cuanto al Espíritu Santo, es evidente en base de Hch. 5:3, 4 que mentirle a El es lo mismo que mentir a Dios. Ello es debido a que se trata de Dios. Su personalidad queda también evidenciada por cuanto tiene voluntad (He. 2:4); se comunica (He. 9:8); conduce a los suyos (Ga. 5:18); justifica (1 Co. 6:11) enseña (1 Co. 2:13); y da testimonio (Ro. 8:16), aparte de muchas otras actividades, de las que se mencionan varias principales en Jn. 14, 15 y 16.
Las 3 Personas de la Trinidad son mencionadas juntas en la formula bautismal (Mt. 28:19) y en la bendición apostólica (2 Co. 13:13); también en 1 Co. 12:4,6 y en Ef. 4:4-6, de manera que queda implicada su distinción. Esta distinción queda además posiblemente destacada aun mas claramente en los pasajes que las 3 Personas aparecen con funciones distintas: Por ejemplo, en el bautismo de Jesús, el Padre da testimonio del Hijo, sobre quien desciende el Espíritu Santo (Mt. 3:16, 17); a su muerte, el Hijo se ofrece al Padre por el Espíritu (He. 9:14); en Pentecostés, el Padre envía el Espíritu Santo en nombre del Hijo, y el Hijo le envía de parte del padre (Jn. 14:26; 15:26). En nuestra experiencia de la salvación, la distinción entre las personas s nos hace clara. Somos salvados según la presencia de Dios Padre. Es el Hijo quien se ofreció en sacrificio para la redención. Es el Espíritu Santo quien aplica la bendiciones (1 P. 1:2). Pero esta distinción no esta limitada a la administración de la salvación, sino que existe desde toda la eternidad en el seno de la esencia divina (Jn. 17:5).
Para acabar de precisar esta doctrina, debemos mencionar los textos que destacan la unidad entre las 3 personas; el primer libro en antigüedad del NT, la 1.era Epístola a los Tesalonicenses, presenta al Padre y al Hijo de tal manera unidos, que el verbo que denota la acción de ellos esta en singular, lo que es tan contrario a todas las leyes de la gramática griega como pueda serlo a la gramática de la lengua castellana. “Mas el Dios y Padre nuestro, y Señor Jesucristo, dirija (sic) nuestro camino” (3:11). Jesús dijo de manera explicita: “Yo y el Padre somos una sola cosa” (Jn. 10:30). Por su parte el Espíritu Santo esta tan estrechamente unido al Padre y al Hijo, que por su venida al corazón vienen a morar allí (Jn. 14:17, 23). La subordinación del Hijo al Padre y la del Espíritu Santo al Padre y al Hijo no implican diferencia alguna de esencia entre las tres Personas.
TRINIDAD: Este termino, empleado por primera vez por Tertuliano (siglo II d. C.), expresa una magna verdad Bíblica. El Dios único se revela a nosotros en las tres Personas del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Hay dos facetas a considerar en base a los textos:
a) La deidad esencial del Hijo y del Espíritu Santo, siendo innecesario tratar la del Padre;
b) El Hecho de que las tres Personas son un único y mismo Dios.
1. Deidad de Cristo. Esta implícitamente presentad y claramente anunciada en el AT.
Las teofanías del Ángel de Jehová debieron hacer comprender a los patriarcas que Dios ejercería un día un ministerio de Salvación, al asumir forma humana (Gn. 16:7-13; 18:1-2, 10, 13, 17; 32:24-30; cfr. Os. 12:4-5; Zac. 3:1-5). Esta escrito de una manera expresa que el Mesías será el Hijo de Dios (Sal. 2; 110:1; cfr. Mat. 22:44), y el mismo Dios (Sal. 45:6-7). Se anuncia su nacimiento milagroso de manera que el podrá ser Emanuel, Dios con nosotros (Is. 7:14; Mat. 1:22-23). Recibe nombres divinos (Is. 9:5). Su ministerio y sus sufrimientos son presentados de manera expresa como los del Señor: es Jehová quien es vendido por treinta monedas de plata (Zac. 11:4, 13); el Salvador de Jerusalén se presentara a la vez como Dios, el Ángel de Jehová y el representante de la casan de David (12:8)es el mismo Jehová quien dice: “Y miraran a mi, a quien traspasaron” (v. 10). El pastor herido por las ovejas recibe el nombre de “compañero de Jehová”(13:7).Se afirma de una manera expresa la eternidad del Mesías (Mi. 5:1).
El mismo Cristo destaca Su divinidad. Se aplica a si mismo el “Yo soy” de Jehová (Jn.8.24, 58). Los judíos comprendieron sin sombra de duda Su afirmación de divinidad, y quisieron apresarlo (v. 59; cfr. 5:18; 10:30-33). Jesús afirma que El es el Señor del AT (Mt.22:42-45) y que es en esencia uno con el Padre (Jn. 10:38; 14:9-11; 17:3, 11, 22). Posee los atributos divinos: omnipresencia (Mt. 18: 20; Jn. 3:13), omnisciencia (Jn. 2:24-25; 11:11-14; Mr.11:6-8), omnipotencia (Mt. 28:18; Lc. 7:14; Jn. 5:21-23), eternidad (Jn. 8:58; 17:5); santidad (8:46), gracia salvadora (Mr. 2:5-7; Lc. 7:48-49). Jesús acepta y aprueba la adoración de los hombres (Mt. 2:11; 14:33; 28:9; Lc. 24:52; Jn.5:23; 20:28). Los escritores del NT atribuyen a Cristo los títulos y atributos divinos (Jn. 1:1, 3, 10; Ro. 9:5; Col. 1:16-17; He. 1:2, 8-12; 13:8; Jn. 5:20). Enseñan que se le debe rendir adoración al igual que al Padre (Hch. 7:59-60; 1 Co. 1:2; Fil. 2:6, 10-11; Col. 2:9-10; He. 1:6; Ap. 1:5-6; 5:12-13). Su resurrección de entre los muertos fue la prueba deslumbradora de su divinidad (Ro. 1:4).
2. Deidad del Espíritu Santo. Es asimismo afirmada de una manera clara. El Espíritu Santo recibe el nombre de Espíritu de Jehová, de Dios del Señor, con toda la intimidad y unidad que ello comporta (cfr. 1 Co. 2:10-11). El Señor es el Espíritu (2 Co.3:17) Dios es Espíritu (Jn 4:24). El Espíritu habla y actúa como siendo el mismo Dios (5:3-4). Le son atribuidas obras divinas (Job. 33:4; Sal. 104:29-30; Jn. 3:8; 6:63; Ro. 1:4; 8:11; 2 Co. 3:18, entre otros). El Espíritu Santo procede del Padre y es enviado a la vez por el Padre y el Hijo (Jn. 15:26; 14:16,26;16:7;Hch.2:33).
3. La unidad de esencia de las tres Personas divinas. Ya al revelar constantemente al Dios único, el AT hace presentir la pluralidad en el seno de la Deidad. En Gn. 1:1 se dice lit. : “En el principio creo los Dioses” (Elohim, forma plural, con el verbo en singular), y el v. 2 ya menciona al Espíritu de Dios presente en el acto creacional. El v. 26 dice: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. Después de la caída, Dios dice: “He aquí el hombre es como uno de nosotros…”(Gn. 3:22). El NT presenta constantemente a las tres personas unidas en la obra de la salvación de la misma manera en la que se han manifestado unidas en la de la creación. El padre, el Hijo, y el Espíritu Santo se manifestaron en el bautismo de Jesús (Mt. 3:16-17). Cristo ordeno que los discípulos sean bautizados en el nombre (singular) del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo (28:19.). El nuevo nacimiento es posible por la regeneración obrada por el Espíritu Santo, el amor del padre, y el don el Hijo, que murió en la cruz por nuestros pecados (Jn. 3:5-6, 14-16).El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo vienen a hacer su morada en el corazón del creyente (14:17,23 cfr. 1 Co. 3:16-17; 6:19; Col. 1:27); comunican juntos la plenitud de la vida divida (Ef. 3:14, 16-19). La bendición apostólica se da en el triple nombre de la Deidad (2 Co. 13:13). La resurrección de Cristo es atribuida al padre, al mismo Jesús, y al Espíritu Santo (Hch. 2:24; Jn. 2:19; 10:17-18; Ro. 8:11); asi será con la resurrección de los creyentes (Jn. 5:21; 6:40; Ro. 8:11: cfr. Otros pasajes trinitarios: Hch. 2:33; 1 Co. 12:4-6; Ef. 4:4-6; 1 P. 1:2; Ap. 1:4-6, entre otros). Las tres de la sola Deidad están unidas de tal manera que manifiestan la plenitud del solo Dios viviente: Cada persona cumple las mismas obras y recibe la misma adoración; participan del único Ser indiviso de la Deidad, manteniendo al mismo tiempo una relación tripersonal de amor y comunicación en el seno de la Deidad, con una perfección y armonía infinitas, con una total unidad, un amor infinito, una sumisión Perfecta al Padre, de quien proceden eternamente el Hijo y el Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo (Jn. 15:26; Ro. 8:9; Ga. 4:6). El estricto monoteísmo del AT no queda afectado en lo absoluto. Simplemente, al revelarse plenamente en la persona de Cristo, Dios nos ha dado a conocer mas realidades acerca de la inefable naturaleza del Dios y único y verdadero. En el AT, tenemos ante todo la revelación del Creador y Señor soberano, “Dios por nosotros”; En los Evangelios, el Señor se encarnó, llegando a ser “Dios con nosotros”, Emanuel. Una vez obrada la redención, en Pentecostés vino a ser “Dios en nosotros” por el Espíritu Santo. El dogma de la Trinidad ha suscitado numerosas controversias y ensayos de explicación. Sin embargo, el creyente debe aceptar que un ser finito no puede abarcar a lo infinito. ¿Quién puede sondear tal hondura? Acerca de nuestro mismo ser, Pablo menciona el espíritu, el alma y el cuerpo (1 Ts. 5:23), y no nos es posible determinar como están unidos y como tres esencias llegan a formar una sola persona. El hecho revelado de Tres Personas en un único ser de la Deidad, manteniendo, en el contexto de este único ser, una relación interpersonal de amor y comunión mutuas, no puede ser rechazado como contrario a la razón. No hay ninguna contradicción. No se afirma que Dios sea “una persona en tres personas”, sino ”Tres Personas en un solo Ser”. Esto no es contradictorio. Supera la razón humana, pero no milita contra ella. La negación de esta verdad no proviene de una imposibilidad lógica; nuestra capacidad de comprenderlo se debe a nuestra limitación. Es una doctrina que debe ser aceptada aun que no pueda ser comprendida. Como tampoco puede ser comprendida la existencia eterna de Dios, la maravilla de Su creación; como el hombre no puede comprender su propia naturaleza. La misma realidad, ignorada por nuestra familiaridad con ella, es incomprensible. ¡Cuánto las riquezas del Ser de Dios, que El se a placido en comunicarnos en cierta medida! La respuesta ante este misterio revelado en la Biblia es la adoración al Dios único y verdadero, Padre, e Hijo, y Espíritu Santo.
El Espíritu Santo, Espíritu de Dios. La tercera persona de la Trinidad.
1. Nombres: Principalmente se le llama el Espíritu de Jehová, el Espíritu del Señor, El Espíritu del Padre, El Espíritu de Jesús (Gn. 6:3; Is. 11:2; 61:1; Mt. 10:20; Hch. 16:18, entre otros). Es el Espíritu de verdad, de vida, de fe, de amor, de poder, de sabiduría, de gracia, de gloria (Jn. 14:17; Ro. 8:2; 2 Co. 4:13; 2 Ti. 1:7; He. 10:29; 1 P. 4:14), entre otros.
2. Personalidad. El Espíritu no es un mero poder ni una expresión figurada de la energía divina, como lo pretenden por ejemplo, los antitrinitarios. La escritura le atribuye una personalidad distintiva, como también sucede con el Padre y con el Hijo (Mt. 3:16-17; 28:19; Jn. 14:16-17; 15:26). Siempre se emplea en relación con El el pronombre personal masculino, a pesar de que en gr. El termino Espíritu es neutro (Jn. 16:13-14; Hch. 13:2). El Espíritu piensa, conoce el lenguaje, tiene voluntad (Ro. 8:27; 1 Co. 2:10-13; 12:11). Se le puede tratar como una persona: se le puede mentir, se le puede contristar, se le puede afrentar (Hch. 5:3, 9; 7:51 Ef. 4:30; He. 10:29). Por otra parte también enseña, testifica, convence, conduce, entiende, habla, anuncia (Jn.14:26; 15:26; 16:8; 13.).
3. Divinidad. Los textos que hablan de la personalidad del Espíritu afirman también generalmente su divinidad. Posee los atributos divinos: omnisciencia, omnipresencia, omnipotencia, eternidad (1 Co. 2:10, 11; Sal. 139:7; Zac. 4:6; He. 9:14). Es identificado con Dios, con el Señor (Hch. 5:3-4). Es la blasfemia contra el Espíritu Santo la que no tiene perdón (Mt. 12:31-32).
4. El Espíritu Santo en el AT. Obra en la creación (Gn. 1:2). Es Él quien da aliento al hombre y a los animales (Gn.2:7; 6:3; Job. 33:4; Sal. 104:29-30). Esta en medio del pueblo de Dios (Is. 63:11). Capacita a ciertos hombres de cara a una tarea especial (Éx. 31:3; Jue. 6:34; 11:29; 1 S. 16:13). Pero no es dado a todos y puede ser retirado (Jue. 13:25; 16:20; 1 S. 10:10; 16:14). Asi se explica la oración de David: “ No quites de mi tu Santo Espíritu ” (Sal. 51:11). Los profetas anuncian claramente cual va a ser su obra en el Nuevo Pacto: será derramado sobre todo Israel, y sobre toda carne, será dado para siempre, morara en el corazón del hombre, que regenerara y santificara (Is. 44:3; 59:21; Jl. 2:28-29; Ez. 36:26-27; Jer. 31:33).
Otros Temas :
5.- La obra del Espíritu Santo en Jesucristo.
6.- Convicción de Pecado.
La blasfemia contra el Espíritu Santo (Pecado imperdonable)
7.- Regeneración y Bautismo del Espíritu Santo.
8.- Don y Redención del Espíritu.
9.- Plenitud del Espíritu.
10.-Unción y dones del Espíritu.
Pero bueno son otros temas…
Jn. 20:27-29 ¡Señor mío, y Dios mío!