El Señor protege
a los que tienen fe como de un niño;
estuve frente a la muerte,
y él me salvó.
Que mi alma descanse nuevamente,
porque el Señor ha sido bueno conmigo.
Me rescató de la muerte;
quitó las lágrimas de mis ojos,
y libró a mis pies de tropezar.
Salmos 116:6-8 NTV
En esa ocasión,
Jesús hizo la siguiente oración:
«Oh Padre,
Señor del cielo y de la tierra,
gracias por esconder estas cosas
de los que se creen sabios e inteligentes,
y por revelárselas a los que son como niños.
Sí, Padre,
¡te agradó hacerlo de esa manera!
Haya, pues, en vosotros
este sentir que hubo
también en Cristo Jesús.
Filipenses 2:5 RVR1960
Con Cristo estoy juntamente crucificado,
y ya no vivo yo,
mas vive Cristo en mí;
y lo que ahora vivo en la carne,
lo vivo en la fe del Hijo de Dios,
el cual me amó
y se entregó a sí mismo por mí.