Dios los salvó por su gracia
cuando creyeron.
Ustedes no tienen
ningún mérito en eso;
es un regalo de Dios.
La salvación no es un premio
por las cosas buenas
que hayamos hecho,
así que ninguno de nosotros
puede jactarse de ser salvo.
LOS QUE APOSTATAN NO SON
OVEJAS DEL SEÑOR.
DE LAS OVEJAS DEL SEÑOR
NO SE PIERDE NINGUNA,
PORQUE EL BUEN PASTOR
SALE A BUSCARLAS.
LOS QUE APOSTATAN
SON PERROS ENFERMOS
QUE VOMITAN,
Y CERDOS ASEADOS.
REPITO
NO SON OVEJAS.
Y cuando la gente escapa
de la maldad del mundo
por medio de conocer
a nuestro Señor
y Salvador Jesucristo,
pero luego se enreda
y vuelve a quedar
esclavizada por el pecado,
termina peor que antes.
Les hubiera sido mejor
nunca haber conocido
el camino a la justicia,
en lugar de conocerlo
y luego rechazar el mandato
que se les dio de vivir una vida santa.
Demuestran qué tan cierto es
el proverbio que dice:
«Un perro vuelve a su vómito».
Y otro que dice:
«Un cerdo recién lavado
vuelve a revolcarse en el lodo».