“Y a los que predestinó,
a estos también llamó;
y a los que llamó,
a estos también justificó;
y a los que justificó
a estos también glorificó.
¿Qué pues diremos a esto?
Si Dios es por nosotros,
¿Quién contra nosotros?
El que no escatimó
ni a su propio Hijo;
sino que lo entregó
por todos nosotros,
¿como no nos dará también
con él todas las cosas?
¿Quién acusará
a los escogidos de Dios?
Dios es el que justifica.
¿Quién es el que condenará?
Cristo es el que murió; más aún,
el que también resucitó,
el que además está a la diestra de Dios,
el que también intercede por nosotros.
¿Quién nos separará del amor de Cristo?
¿Tribulación, o angustia, o persecución,
o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
Como esta escrito:
Por causa de ti somos muertos
todo el tiempo.
Somos contados como
ovejas de matadero.
Antes, en todas estas cosas
somos mas que vencedores
por medio de aquel que nos amó.
Por lo cual estoy seguro
de que ni la muerte, ni la vida,
ni ángeles, ni principados,
ni potestades, ni lo presente,
ni lo por venir, ni lo alto,
ni lo profundo,
ni ninguna otra cosa creada
nos podrá separar del amor de Dios,
que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”
(ROMANOS 8:30-39.)
Hijitos míos,
estas cosas os escribo
para que no pequéis;
y si alguno hubiere pecado,
abogado tenemos para con el Padre,
a Jesucristo el justo.
1 Juan 2:1 RVR1960
Mis ovejas oyen mi voz,
y yo las conozco, y me siguen,
y yo les doy vida eterna;
y no perecerán jamás,
ni nadie las arrebatará
de mi mano.
Mi Padre que me las dio,
es mayor que todos,
y nadie las puede arrebatar
de la mano de mi Padre.
Yo y el Padre uno somos.
S.Juan 10:27-30 RVR1960