Dios nos salvó y nos eligió
para que seamos parte
de su pueblo santo.
No hicimos nada para merecerlo,
sino que Dios,
por su gran amor, así lo planeó.
Dios ya nos amaba
desde antes de crear el mundo,
pues desde entonces
pertenecíamos a Cristo Jesús.
Dios nos mostró ese gran amor
por medio de lo que Jesucristo
nuestro Salvador hizo por nosotros.
Porque él destruyó a la muerte y,
por medio de la buena noticia,
nos ha dado la vida eterna.
2 Timoteo 1:9-10 TLAIA