La salvación se pierde??



¿Qué es el libre albedrío?

Por | Sugel Michelén


Cuando hablamos de libre albedrío, tenemos que distinguir entre dos definiciones que se han dado a lo largo de la historia, para que no haya confusión.
Cuando los reformadores hablaban de libre albedrío, se referían de manera particular a la supuesta capacidad que el hombre tiene de escoger a Dios de manera natural. Cuando Martin Lutero y Juan Calvino se opusieron a la idea del libre albedrío, a lo que ellos se estaban oponiendo era a la supuesta capacidad que hombres como Erasmo de Rotterdam le atribuían a la capacidad natural del hombre de escoger a Dios. Y evidentemente por la clara enseñanza de las Escrituras, ellos se opusieron tajantemente a ese concepto del libre albedrío. El Señor Jesucristo dice claramente que nadie puede venir a Él, a menos que el Padre que le envió no le trajere (Juan 6:44).

Si partimos de la premisa de que el hombre está muerto en sus delitos y pecados, es obvio que el hombre no tiene la capacidad natural de escoger a Dios, a menos que Dios haga una obra de regeneración en su corazón. El problema que tiende a confundir es que unos cien años más tarde, cuando se escribieron las grandes confesiones, como la confesión de fe de Westminster (1646) y la confesión bautista de Londres de 1689, el concepto del libre albedrío con el que ellos estaban funcionando era diferente. Ellos usaban la expresión libre albedrío para referirse a la responsabilidad moral. Por ejemplo, nosotros vemos claramente que la confesión de fe de Westminster –que es una confesión evidentemente calvinista– dice claramente que la elección de Dios no anula el libre albedrío del hombre. ¿A qué se referían ellos? A que el hombre sigue siendo un ser con responsabilidad moral.

Tenemos que entender que la expresión “libre albedrío” ha tenido dos connotaciones diferentes a lo largo de la historia. Una es la capacidad natural que el hombre tiene de escoger a Dios. Si la pregunta es, ¿tiene el hombre esa capacidad (de escoger a Dios)? ¿Tiene el hombre libre albedrío en ese sentido? Nuestra respuesta es no: el hombre no tiene libre albedrío. El hombre es un esclavo del pecado, y cuando el hombre escoge libremente siempre va a escoger el pecado. Ahora, si lo que estamos preguntando es si el hombre es un agente responsable, moralmente hablando, si es en ese sentido que estamos usando la expresión “libre albedrío”, nuestra respuesta es sí: el hombre tiene libre albedrío. El hombre no es un títere: el hombre es un ser humano, el hombre tiene voluntad. El problema es que la voluntad del hombre está dañada por causa de la caída.

Podemos ilustrarlo de esta manera: si yo pongo a escoger, libremente, a un buitre y una paloma, la comida que quiere comer, y pongo delante del buitre, alpiste y carroña; y pongo delante de la paloma, alpiste y carroña. El buitre libremente va a escoger la carroña; la paloma, libremente va a escoger el alpiste, porque es parte de su naturaleza. Para yo hacer que el buitre escoja el alpiste en vez de la carroña, tengo que “palomizar” su naturaleza, yo tendría que cambiar su naturaleza. Y eso es exactamente lo que hace Dios en la regeneración: él cambia la naturaleza humana y hace una transformación de tal manera que yo libremente escojo a Cristo. No fue obligado, fue libremente, pero ya Dios había hecho una obra previa en mí.

#SoberaniaDivina
#DoctrinasDeLaGracia



Así está escrito:
«No hay un solo justo,
ni siquiera uno;
no hay nadie que entienda,
nadie que busque a Dios.
Todos se han descarriado;
juntos se han corrompido.
No hay nadie que haga lo bueno;
¡no hay uno solo!».

Romanos 3:10-12 NVI


 




En aquel tiempo,
respondiendo Jesús, dijo:
Te alabo, Padre,
Señor del cielo y de la tierra,
porque escondiste estas cosas
de los sabios y de los entendidos,
y las revelaste a los niños.
Sí, Padre, porque así te agradó.
Todas las cosas me fueron entregadas
por mi Padre;
y nadie conoce al Hijo, sino el Padre,
ni al Padre conoce alguno,
sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo
lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis
trabajados y cargados,
y yo os haré descansar.
Llevad mi yugo sobre vosotros,
y aprended de mí,
que soy manso y humilde de corazón;
y hallaréis descanso para vuestras almas;
porque mi yugo es fácil,
y ligera mi carga.

S. Mateo 11:25-30 RVR1960

 


NO SE TRATA DE CALVINISMO SINO DE SOLA ESCRITURA.

Salmo 65:4
“Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti,
para que habite en tus atrios;
Seremos saciados del bien de tu casa,
de tu santo templo”.

No hace falta ser influenciado o ponerse los lentes de algún ismo para llegar a la conclusión de que debido a que para los muertos espirituales las cosas del Espíritu le son locura, de no ser por un llamamiento eficaz conforme a un propósito eterno, nadie, absolutamente nadie vendría a la luz. Esta clarito bien clarito en las Escrituras que la regeneración es un acto enteramente de Dios en el cual el hombre no tiene participación alguna, como así también de que esa obra divina es totalmente irreversible Porque el que es nacido de Dios vence al mundo, así está escrito y no hace falta ponerse los lentes calvinistas para llegar a tal conclusión.

En cuanto a la predestinación basta leer textos como Romanos 8;28 al 30 para entender que Dios según el puro afecto de su voluntad predestinó a aquellos que él escogió salvar, para ser llamados eficazmente a la salvación para así justificarlos e inexorablemente glorificarlos.
Pero si hacen falta las heréticas aseveraciones del arminianismo para llegar a la conclusión que quien ha sido predestinado podría finalmente perderse frustrándose así el propósito de Dios, o que alguien que ha sido justificado podría ser finalmente condenado por el mismo Dios que lo adoptó y lo justificó y eso a pesar de que en el mismo contexto Dios mismo pregunta ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió.

También hacen falta las heréticas inferencias del arminianismo para no llegar a la inequívoca conclusión de que las ovejas de Cristo no perecerán jamás y que nadie las puede arrebatar de las manos del Señor. Jamás es jamás, y nadie es absolutamente nadie. Nadie me incluye a mí mismo. Solo encapsulando Juan 10;27-28 en un sistema doctrinal de salvación por obras se puede llegar a la conclusión que de que ese pasaje no dice lo que claramente dice en cuanto a la seguridad eterna de la salvación.

En cuanto a la fe se refiere, de sí es un don de Dios o es algo que el hombre natural puede producir, tampoco hace falta ser influenciados por premisas calvinistas para llegar a la conclusión de que es un don de Dios, pues solo basta considerar la definición que la misma Biblia nos da de la fe en Hebreos 11;1 Es pues, la Fe la certeza de los que se espera, la convicción de lo que no se ve ¿Que certeza y convicción de cosas que no se ven, puede tener alguien para quien las cosas del Espíritu le son locura?

En cuanto a la elección incondicional, si alguien vacacionando por la vieja Europa, visitando algún viejo castillo, accidentalmente accionará algún pasadizo secreto en donde se hallaran pruebas irrefutables de que Agustín, Calvino y Lutero fueron tres falsos maestros, aun así La Doctrina de la Elección incondicional brillaría en las sagradas Escrituras para hacer rechinar los dientes de todos sus detractores.
Romanos 9;19-23 19 Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad? 20 Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: Por qué me has hecho así? 21 ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? 22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, 23 y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria,

Y así podríamos seguir citando ejemplos que dejan al descubierto lo falaz de esa argumentación que alega que nadie podría llegar a abrazar las doctrinas de la gracia a no ser que se ponga los lentes calvinistas.