LA SUTIL ESTRATEGIA DESPLEGADA EN EL AVANCE DEL MISTERIO DE LA INIQUIDAD, PRESENTANDO COMO GRANDES “GANADORES DE ALMAS” A HOMBRES QUE EN NOMBRE DEL EVANGELICALISMO, PREDICABAN EL MISMO FALSO EVANGELIO FORJADO EN EL CONCILIO DE TRENTO.
Enseñar que alguien que ha sido predestinado, llamado eficazmente a la salvación, justificado, sellado con Espíritu Santo y bautizado por El Espíritu Santo puede terminar siendo condenado, es una herejía. Una herejía que es pieza fundamental de un falso evangelio que fue forjado en las entrañas de la gran Ramera Católica en el Concilio romanista de Trento, para luego ser introducido nuevamente en el campamento de los redimidos de la mano de nefastos personajes como Jacobo Arminio, John Wesley, Charles Finey.
Pero lo que siguió después, fue una etapa en la que El Misterio de la Iniquidad fluyo casi en forma imperceptible, construyendo la imagen pública de hombres que en esencia predicaban el mismo falso evangelio forjado en el Concilio de Trento. Falso evangelio centrado en el hombre de principio a fin, en donde es el hombre el que decide si “acepta” o rechaza la gracia, y depende también del hombre y de sus obras de perseverancia el alcanzar finalmente la salvación. Es decir el mismo falso evangelio institucionalizado en Trento, pero muy difícil de refutar porque quienes lo sostenían, se les presentaba como “GRANDES GANADORES DE ALMAS”. Esta sutil estrategia, fue la cortina de humo perfecta para que con toda impunidad estos “GANADORES DE ALMAS”, PISOTEARAN EL VERDADERO EVANGELIO DE LA GRACIA, sin que se aplicara con ellos el protocolo apostólico de gálatas 1;8.
Mas si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
Que quede claro que las preguntas que seguramente surgirán respecto a si tal o cual predicador, debe ser considerado dentro de esta compañía de pisoteadores seriales del verdadero evangelio, tendrán que responderlas ustedes mismos. ¡Es tiempo de Madurar!
Soli Deo Gloria.