¡Dios ordena lo que quieras y otorga lo que ordenas!
Agustin de Hipona.
Esta sencilla oración pronunciada por Agustin en el siglo V, desato una de las mas grandes batallas espirituales en la historia de la Iglesia: Creo que podríamos ilustrar aquel acontecimiento, considerando los reactivos que se utilizan en medicina para detectar cuando alguien es alérgico a algo, pues al aplicarse el reactivo, si el resultado es positivo, si realmente la persona es alérgica a determinada cosa, surge una reacción en la zona donde se aplico el reactivo: Y de la misma manera, creo que la Divina providencia, utilizo aquella frase de Agustín para despertar la reacción de aquellos que creen en un dios amoldado a su humanismo, a su pensamiento racionalista. Tales personas tenían que ser expuestas, y el exponente de aquella reacción a la verdad fue Pelagio , pues para este individuo resultaba absolutamente inaceptable ,el que el hombre tuviera que depender de la gracia de Dios, y precisamente, la oración de Agustin, simplemente dejaba expuesta la verdad bíblica enseñada por El mismo Señor Jesucristo en Juan 6:44 NINGUNO PUEDE VENIR A MI SI MI PADRE NO LE TRAJERE.
¿Qué era lo que realmente quería significar Agustín con aquella oración” Dios ordena lo que quieras y otorga lo que ordenas”? Esta frase, sencillamente, era una forma muy simple de expresar que el hombre esta absolutamente incapacitado para hacer la voluntad de Dios, y que de no ser por la gracia Divina el hombre por si solo ni siquiera puede dar el primer paso hacia la salvación, y esto a causa de que es un cadáver espiritual. Esta verdad fue inaceptable para Pelagio, y sigue siendo inaceptable para todos aquellos que aun siguen aferrados a ese falso concepto filosófico que enseña que el hombre puede por si solo determinar si busca o rechaza la salvación. O en otras palabras si viene o no viene a Cristo.
Podemos decir, que así como la frase de Agustín fue el disparador no solo de la reacción adversa, sino de la tarea de sistematizar la doctrina de la total depravación, de la misma manera, la reacción de Pelagio encarno lo que realmente hay en el corazón del hombre natural, que muchas veces llega a un puesto dentro la iglesia y a partir de ahí, realiza todo un trabajo de racionalizar las escrituras, determinando lo que es justo o injusto según la óptica del hombre.
Hoy al igual que ayer, toda vez que las doctrinas de la Gracia son expuestas, surge la reacción departe de aquellos que al igual que su predecesor Pelagio ,no pueden aceptar la humillante verdad de que de no ser por la Gracia irresistible ninguno vendría a Cristo.
Pero lo mas maravillosos de aquella tormenta que se desato por aquel tiempo, fue que esto provoco que los maestros bíblicos de aquel entonces, presentaran en forma sistemática la doctrina de total depravación humana, como asi también la doctrina del llamamiento eficaz del que son objeto los elegidos.
Hoy nos toca a nosotros contender por los fundamentos de la fe cristiana, y defender esas verdades cueste lo que cueste.
¡Soli Deo Gloria!