Buenas tardes a los lectores, particularmente a los que se rigen por la Ley dada en el monte de Sinaí y no por la Gracia de Dios en Cristo Jesús,
1. Miguel Loaiza 2.
cslfco 3. Klauddia 4. JAVAN 5. EL ULTIMO 6.
fjbs 7. DAVDAV 8. Salomón 1
Pero antes le quiero aclarar a don Miguel Loaiza lo siguiente, esto que usted me escribe en otro tema similar acerca de su ley mosaica:
Miguel Loayza F;n3207619 dijo:
Natanael1:
No falso discípulo. La gracia de Cristo, además de perdonar nuestros pecados gratuitamente, de no tomar en cuenta nuestras violaciones de la ley, nos guia a la obediencia de la ley de Dios. Ministra también para que ya no sigamos pecando con la ayuda del Espítu Santo.
Lo dice porque le cuesta mucha dificultad permitir que la gracia de Dios en Cristo Jesús lo guíe.
Ustedes caen de la gracia de Dios, al hacer de Cristo ministro del viejo pacto de la ley.
En su corazón no existe cosa distinta que el Monte de Sinaí y Moisés quebrando tablas por vuestra desobediencia.
Eliminas la ley de Cristo y lo sujetas bajo el yugo de la ley de Moisés...esto es maldad.
No se quede abajo en medio de la multitud guardando la ley del viejo pacto, venga arriba, al Sermón del Monte, dónde están los discípulos de Cristo escuchando al Señor...aquí tiene la segunda bienaventuranza:
La segunda bienaventuranza que vamos a examinar con la ayuda del Señor Jesucristo es esta:
4. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
No se trata de cualquier clase de llanto, lo digo porque hay lágrimas de tristeza, como también las hay de felicidad.
El Rey Ezequías lloró amargamente la proximidad de su muerte y fue oído y prolongada su vida (Is.38:1-5).
Jeremías lloraba por el pecado de su pueblo y la destrucción de Jerusalén (Jer.9:1,18).
Jesús lloró varias veces, entre ellas al contemplar a Jerusalén y su futura destrucción (Lc.19:41).
Las lágrimas del creyente están anotadas en el libro de Dios, leemos:
Salmos 56:8 Mis huidas tú has contado;
Pon mis lágrimas en tu
REDOMA;
¿No están ellas en tu libro?
- Llanto por arrepentimiento genuino
- Llanto al reconocer mi estado pecaminoso, constreñido por mi pecado.
- Un corazón contrito y humillado no despreciarás tu, Oh Dios.
Existe un contraste grande entre el arrepentimiento según el mundo, que produce muerte, y la tristeza según Dios que es suficiente, para producir restauración.
El arrepentimiento según el mundo no produce llanto por el pecado sino frustración por que las cosas no salieron como se pensaban.
Ejemplo claro de esto es Saúl y Judas el traidor...
El caso de Saúl está lleno de cinismo, leemos:
1Sa 15:30 Y él dijo: Yo he pecado;
pero te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel, y vuelvas conmigo para que adore a Jehová tu Dios.
Y así como el corazón de Saúl es el corazón de estos 8 judaizantes, corazones llenos de cinismo.
Todavía el Señor los libra de la condenación de la ley en el altar de la cruz, para que le sirvan como siervos bajo la gracia de Dios, pues ha pagado por ellos un alto precio...y lo que recibe es desprecio...que baje de la cruz y descienda para que el Señor mismo los honre delante de Moisés y delante de Israel, como hombres irreprensibles en cuanto a la ley.
El caso de Judas es frustrante...los más probable, en sus expectativas de Jesús como Rey, era un buen nombramiento como Ministro de Finanzas.
Son arrepentimientos según el mundo, que produce muerte espiritual.
Pero la tristeza según Dios produce un arrepentimiento genuino.
David había violado la ley de Moisés, y era digno de muerte, el mismo lo confesó a Natán sin conocer que se trataba de él mismo.
Se llegó a Betsabé, su vecina, y mandó a matar a su marido.
No menos grave fue el caso del apóstol Pedro que negó al Señor en tres ocasiones.
Pero ambos lloraron amargamente su pecado...
A David se le debe el Salmo 51:
Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
Sal 51:2 Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.
Sal 51:3 Porque yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí.
Sal 51:4 Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio.
Porque Dios sabe transformar nuestra fallas y extraer de ellas bendición cuando nos halla contritos y humillados delante de su Presencia.
Y cuando examinamos el caso de Pedro encontramos que tres veces debió confesar su genuino AMOR POR CRISTO.
Esta es la base de la integridad...el Amor al Señor.
El creyente puede fallar...pero el Amor a Cristo lo levanta y busca con desespero no volverle a fallar...y esto es lo que Dios ve...nuestra sincera fidelidad a pesar de nuestra debilidad...
De David el Espíritu Santo señala:
1 Reyes 9:4 Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, en
INTEGRIDAD de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardando mis estatutos y mis decretos,
Este puñado de judaizantes, le es difícil comprender que integridad no es impecabilidad...sino amar al Señor con toda sinceridad, a pesar de que en nosotros no mora el bien.
Y le es difícil entender la integridad desde el punto de vista divino, porque en la obediencia a la ley NO HAY AMOR, sino que dice: "El que hiciere estas cosas, vivirá por ellas".
Pero en Cristo hay AMOR RECÍPROCO.
En otro lugar encontramos esta afirmación sobre David:
Hechos 13:22 Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón
CONFORME A MI CORAZÓN, quien hará todo lo que yo quiero.
El hombre o la mujer que se guíe por la ley del monte de Sinaí...está impedido de entender la integridad de David...
Porque en su corazón está el cumplimiento de la ley...y en base a ella conoce que David y Betsabé tenían que ser muertos, porque la ley lo dice claro:
Levítico 20:10 Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera
INDEFECTIBLEMENTE serán muertos.
La base de al integridad del creyente es el Amor a Cristo...no a Moisés ni a la ley dada en el monte de Sinaí, por cuanto es un instrumento Jurídico para maldecir, acusar y matar al transgresor.
Juan 21:15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿
ME AMAS MÁS QUE ÉSTOS?? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos.
Juan 21:16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿
ME AMAS? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.
Juan 21:17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿
ME AMAS? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.
Y termino esta segunda bienaventuranza con esta sentencia para los judaizantes:
1 Corintios 16:22 El que no amare al Señor Jesucristo,
SEA ANATEMA. El Señor viene.