Hola Javan, el mismo Señor nos explica tu inquietud aquí:
Juan 15:5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque
SEPARADOS DE MÍ nada podéis hacer.
El pueblo no entendió la magnitud de compromiso presuntuoso en el cual se estaba comprometiendo.
En primer lugar eran hombres y mujeres naturales, ellos no habían nacido de nuevo, y por lo tanto estaban en desventaja al no poseer un "Ayudador", ellos no tenían al Espíritu Santo morando de forma permanente en sus vidas y en esas condiciones de ausencia de Espíritu tenían que vivir permanentemente en la carne, leemos:
Romanos 8:5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
Romanos 8:6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
La completa obediencia a la ley dada por Dios en el monte de Sinaí glorifica al hombre en la carne.
"Oye Jehová. Tu nos diste la ley y la hemos cumplido en todos sus puntos, por lo tanto, merecemos la vida eterna"
Sin saberlo, este pueblo bajo este compromiso presuntuoso, está impidiendo la Obra de la Redención por Gracia, planeada desde antes del comienzo de los siglos.
Es la misma influencia que le hizo abrir la boca a Pedro:
16:22 Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca.
En el caso de ustedes, esta misma influencia les engaña haciéndoles creer que ustedes están dotados para cumplir la ley sin ofender en un punto, por mínimo que sea, y de esta forma librarse de la maldición de la ley al que la incumpla, leemos:
Deuteronomio 27:26 Maldito el que no confirmare las palabras de esta ley
PARA HACERLAS. Y dirá todo el pueblo: Amén.
Gálatas 3:10 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley,
PARA HACERLAS.
Esta maldición se la echaron encima ellos cuando dijeron:
Éxodo 19:8 Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Todo lo que Jehová ha dicho,
HAREMOS. Y Moisés refirió a Jehová las palabras del pueblo.
No Javan, aquí existe una mayor responsabilidad para el creyente que verdaderamente ha conocido a Cristo y lo ama con toda sinceridad, se lo ilustro de la siguiente manera y le ruego me disculpe si me extiendo mucho.
Lucas 7:36 Uno de los fariseos
ROGÓ A JESÚS que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa.
La expresión “rogó a Jesús” nos hace notar la renuencia del Señor para aceptar esta invitación. No era igual a la confianza y satisfacción que el Señor experimentaba cuando visitaba la casa de Marta, María y Lázaro en la aldea de Betania.
Allí el Señor se sentía muy a gusto, porque existía un amor mutuo, recíproco, ellos, en la sencillez de sus corazones, amaban al Señor y el Señor los amaba a ellos.
En la casa de este hombre no existía el amor hacia el invitado.
Y así es la ley, elimina el amor hacia el Hijo de Dios.
Y ahora observe lo que dice el Espíritu Santo con relación a la mujer que le adoró bajo la ley:
Lucas 7:37 Entonces una mujer de la ciudad,
QUE ERA PECADORA, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume;
Y la opinión del Fariseo que representa la esencia misma de la ley, leemos:
Lucas 7:39 Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca,
QUE ES PECADORA.
Javan, se da cuenta entonces que por mucho que intente guardar la ley, siempre ella lo estará condenando sin importarle que usted haya tenido una experiencia personal con Jesús, como ocurrió con esta mujer agradecida porque el Señor le había salvado la vida, meses antes.
¿Quién es ella?
No tenemos su nombre, algunos la confunden con María Magdalena de la que habían salido 7 demonios, pero ella era una de las mujeres que le servían con sus bienes al Señor y no tenía necesidad de alquilar su cuerpo.
Tampoco es María de Betania porque Betania es una aldea y aquí se habla de una mujer de la ciudad, no de una aldea, y una ciudad en el lenguaje de Nehemías en referencia a Jerusalén, posee, muros, puertas, y templo, recordemos al fariseo que subió al templo a orar, confiando en si mismo, menospreciando al publicano.
Pero el doctor Lucas nos presenta una trayectoria del Señor en este viaje por Galilea, conforme a su deseo de visitar las ciudades de sus apóstoles como informa Mateo 11 y en ese viaje a Galilea podemos identificar a Capernaum, luego la ciudad de Naín y enseguida contemplamos los mensajeros de Juan el Bautista antes de su inesperada visita a la Casa de Simón el Fariseo. Esto quiere decir que ella había venido de la ciudad de Jerusalén, sea porque haya tenido que salir huyendo de Jerusalén para refugiarse en la ciudad donde había nacido, sea porque Dios preparó este encuentro para enseñarnos la diferencia entre un corazón agradecido que ama al Señor y un corazón egoísta y cruel, que tiene mucha biblia en la cabeza, pero su corazón está vacío de Cristo.
Los fariseos habían urdido un plan para acusar al Señor, y esta pobre mujer fue sorprendida en el acto mismo de adulterio allí en Jerusalén, y en el plan estaba planeada el escape del adúltero, en abierta y premeditada violación de la ley.
Levítico 20:10 Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera
INDEFECTIBLEMENTE serán muertos.
Javan, el Señor no vino a condenar a nadie, la ley sí lo hace.
Un corazón agradecido, como el de esta mujer, ama al Señor y le obedece.
El Señor no la perdonó allí en Jerusalén, pero le salvo la vida, de ahí en adelante su compromiso era dar fruto que el consejo de Dios señalaba, leemos:
Juan 8:11 Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo:
NI YO TE CONDENO; vete, y no peques más.
La ley siempre nos condenará porque la paga del pecado es muerte y ahora mucho peor porque los pecados que se cometen con el pensamiento, como la codicia, también nos hacen dignos de muerte a los que nos guiamos por la ley y no por Cristo
Pasemos entonces a su tercera inquietud:.
Estando ya presente Cristo en nuestra casa, la cual casa somos nosotros, no debemos actuar como el fariseo sino como aquella mujer agradecida que amó al Señor y lo adoró.
El Señor nos enseña como hacerlo sin el yugo de la ley, leemos:
Mateo 11:29 LLEVAD MI YUGO sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y 4 de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
Un yugo es esto:
Pero quién está junto a uno llevando este yugo, no es ningún hombre descendiente de Adán, es el Señor Jesucristo quién tiene poder para que la carga sea ligera y fácil de llevar.
Cuando no estamos enyugados con Cristo en el campo de este mundo impío, la carga la lleva es uno mismo y así de este modo se hace pesada: