Es que no hubo óvulo.-El óvulo necesariamente fue de María aunque no hubo espermatozoide de José sino que Él vino de Dios para ser concebido en el vientre de María.
En realidad no hubo reproducción humana.
La raza humana se reproduce mediante el proceso de fecundación de un óvulo por parte de un espermatozoide.
Pero este proceso es un proceso completo que deviene en una vida humana nueva.
No en un simple cuerpo humano sino en un ser viviente con espíritu, alma y cuerpo.
Ahora te pido tu máxima atención.
El óvulo no es hombre ni el espermatozoide es hombre.
Juntos van a crear un hombre.
Pero el hombre viene a existir después de la fusión.
Si volvieras para atrás en tu vida hasta el primer instante de ella, jamás te toparías con un óvulo o con un espermatozoide.
Si llegamos hasta tener estás 2 celulas vos ya te desintegrás.
Lo que te quiero decir es que cuando vos seguís el derrotero desde los padres al hijo, necesariamente vas de las celulas a la fusión en la fecundación y la creación de la simiente o semilla humana que es el cigoto.
Es que el agua se hizo vino.-El vino apareció recién en las tinajas luego que ellas fueron llenas de agua.
Y acá el agua no es el óvulo sino el Verbo.
Algo así:
Las tinajas son María que se llenaron del Verbo por obra del Espiritu Santo cuando la cubrió, y ese Verbo que es Espíritu, es hecho hombre.
El agua es hecha vino.
Con ella. No con su óvulo.-María convino que se hiciese con ella como su Señor había dispuesto (Lc 1:38).
El óvulo no es María.
No tiene voluntad humana.
María se dejó embarazar por el Espíritu Santo.
Informate bien.-El torrente sanguíneo que fluía de la madre al feto era de María.
La sangre de la madre no circula ni llega jamás al feto.
Asi como yo no como ni tomo sangre humana para alimentarme sino frutas y verduras que son procesadas, el bebe no recibe directamente la sangre de la madre sino el oxigeno y los nutrientes ya procesados por medio de la placenta.
Eso es ofensivo para con Dios.Ella no fue un vientre alquilado.
Dios no alquila vientres y menos para él y para venir al mundo a salvarnos