Es imposible entender la cultura sin discernir sus ídolos. La idolatría no es simplemente una forma de culto ritual, sino una sensibilidad y modo de vida basado en valores finitos, haciendo de las cosas creadas absolutos divinos.
Todos creemos, confiamos y admiramos a algo o a alguien. La Biblia nos llama por lo tanto a volver de los ídolos a Dios porque hemos "cambiado la verdad de Dios por una mentira, y adorado y servido a cosas creadas, en vez de al Creador" ( Romanos 1:25)