Dios nos hizo únicos, no sólo físicamente, sino emocional e intelectualmente, puso en nosotros dones y talentos. No descuidemos aquello que se nos confió, porque cada persona, cosa o misión que nos da es de gran valía y la ha puesto en nuestras manos por una razón.
Que cuando nos presentemos ante Él, pueda decirnos: "Bien hecho, mi buen siervo fiel. Has sido fiel en administrar esta pequeña cantidad, así que ahora te daré muchas más responsabilidades. ¡Ven a celebrar conmigo!". Mateo 25:23