Querido Jesús....No se me puede, no se nos puede olvidar lo que hiciste por cada uno de nosotros.
Entraste en la historia como un sacerdote eterno para ofrecer un sacrificio eterno por el pecado.
Tu sangre fue derramada no solamente en un altar terrenal, sino ante el verdadero altar en el cielo, donde obtuviste redención para el pecado para todos aquellos que te reciban como su Señor y Salvador.
Entraste en la historia como un sacerdote eterno para ofrecer un sacrificio eterno por el pecado.
Tu sangre fue derramada no solamente en un altar terrenal, sino ante el verdadero altar en el cielo, donde obtuviste redención para el pecado para todos aquellos que te reciban como su Señor y Salvador.