Solo es pura lógica amigo. Hazte estas preguntas.
Los astrólogos que vieron la estrella ¿Era gente que Dios aprobaba? ¿quiénes eran esos tres hombres?
La palabra griega original empleada en la Biblia no indica que fueran reyes. Más bien, eran magos, o astrólogos. Eso significa que eran practicantes del arte pagano de la astrología, que se basa en el movimiento de las estrellas para hacer predicciones. Y en cuanto a sus nombres o a cuántos eran, la Biblia no dice nada.
(Deuteronomio 18:10-12) No debería hallarse en ti nadie que haga pasar por el fuego a su hijo o a su hija, nadie que emplee adivinación, practicante de magia ni nadie que busque agüeros ni hechicero, [SUP]11[/SUP] ni uno que ate a otros con maleficio ni nadie que consulte a un médium espiritista o a un pronosticador profesional de sucesos ni nadie que pregunte a los muertos. [SUP]12[/SUP] Porque todo el que hace estas cosas es algo detestable a Jehová, y a causa de estas cosas detestables Jehová tu Dios va a expulsarlas de delante de ti.
(Isaías 47:13) Te has fatigado con la multitud de tus consejeros. Que se pongan de pie, ahora, y te salven, los adoradores de los cielos, los contempladores de las estrellas, los que divulgan conocimiento en las lunas nuevas respecto a las cosas que vendrán sobre ti.
Jehová NUNCA hubiera usado a esos personajes para adorar a su hijo.
¿A dónde dirigió la estrella a los astrólogos en primer lugar?
La estrella no los llevó directamente a Belén. Primero los guió hasta Jerusalén, donde le dijeron al poderoso rey Herodes que Jesús había nacido y que sería el “rey de los judíos”. Así le dieron a este envidioso asesino motivos para odiar al niño (Mateo 2:2). El astuto monarca les pidió que, tras visitar a Jesús, le informaran su paradero exacto, con el pretexto de que también quería rendirle homenaje. Después, la estrella condujo a los astrólogos hasta donde estaban José y María. En realidad, lo que ellos hicieron pudo haber tenido un trágico final: la muerte del niño. ¡Menos mal que Dios intervino! Cuando Herodes se enteró de que se habían marchado sin llevarle la información que esperaba, se enfureció. Tanto es así que mandó asesinar a todos los muchachitos de dos años o menos que había en Belén y sus alrededores (Mateo 2:16).
Piensa en la siguiente situación: un eficiente comandante envía a su mejor soldado a cumplir una misión en territorio enemigo. ¿Informaría a sus adversarios del paradero de su soldado? ¡Claro que no! En el caso de Jehová, él envió a su Hijo a cumplir una peligrosa misión en este mundo. ¿Verdad que no habría tenido sentido que le revelara al malvado Herodes dónde estaba el indefenso Jesús?
Entonces, ¿quién envió la llamada “estrella de Belén”? Pues bien, ¿quién deseaba más que nadie acabar con el niño Jesús para que no llegara a cumplir su misión en la Tierra? ¿Quién quiere confundir a la gente y promueve la mentira, la violencia y el asesinato? Jesús mismo puso al descubierto a este homicida y mentiroso, “el padre de la mentira”: Satanás, el Diablo (Juan 8:44).