"VENDRE OTRA VEZ", lo cual esta claramente dicho en 1 Tesalonicenses 4: 15, indicado como "LA VENIDA DEL SENOR" en 1 Tesalonicenses 4: 15.
"Y OS TOMARE A MI MISMO", lo cual tambien esta claramente dicho en 1 Tesalonicenses 4: 16 y 17, indicado como "LOS MUERTOS EN CRISTO RESUCITARAN PRIMERO
Varón esta venida nada tiene que ver con la segunda venida profética, con poder y gloria.
Cuando el Señor posa sus santos pies en el monte de los Olivos, no hay resurrecciones, sino que envía sus ángeles por los cuatro ángulos de la tierra, para reunir a Israel, en aquel día cuando será ungido el Santo de los santos, como Rey de reyes y los que resucitan que salen de la gran Tribulación, a quienes algunos les han cortado la cabeza, son resucitados para entrar en el Reino Milenial.
Analiza la venida por su Iglesia cuyo encuentro es en el aire (1Ts.4;17) no en el monte de los olivos.
Y por Zacarías 14:5, analiza también que viene con todos sus santos, lo que significa que la Iglesia ya ha sido arrebatada.
Las Escrituras no son hechas para deshonrar a Cristo presentándolo como entregando a su Esposa en manos del Anticristo y de la Bestia.
Glorifica a Cristo, antes que sea demasiado tarde, porque el Señor tiene poder para regresar mientras digito estas letras.
Tienes que examinarte si estás en la Fe una vez dada a los santos en Cristo.
Porque el Espíritu Santo glorifica a Cristo, y jamás lo presentaría sacrificando su propia Iglesia en el altar del anticristo y de la bestia, tales creyentes que aparecen en la semana 70, son el fruto, no del evangelio de la gracia, sino del evangelio del reino (Mt.24:14) y son convertidos para esperar al Rey de reyes, y entrar en el Reino.
Nosotros esperamos al Novio, que nos conduce al Tribunal de Cristo para que su novia sea galardonada y luego las coronas sea puestas a sus pies en las Bodas del Cordero en la casa del Padre.
Toda esta preciosa armonía de eventos, glorifica a Cristo, pero las ideas de introducir a la Iglesia en manos del anticristo, no lo glorifican, más bien lo descalifican, porque nadie aborreció jamás su propia carne, y estamos unidos a él en su cuerpo, en su carne y en sus huesos (Ef.5:30), sino que la cuida y la preserva como también Cristo a su Iglesia.
Vuelva en si.