PARA MEDITAR
Aquí en la tierra, el reconocimiento de la presencia de Cristo en nuestras reuniones:
"Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos." (Mateo 18: 20).
Sería motivo suficiente para no faltar a ningún culto, a ninguna reunión de la asamblea por el sencillo hecho de que ya el Señor está allí esperándonos. Pero a veces lo olvidamos.
La cristiandad profesante va es a ver al pastor y oír cosas agradables a su oído. Porque para eso se le paga y se le "diezma".
Y sí no los satisface, se puede escribir a la organización para que mande otro, y remover al que no llena las expectativas de su entretenimiento.
Y digo entretenimiento porque también hay orquestas y danzas.
Una megaiglesia, por ejemplo, posee una infraestructura dividida en departamentos y ministerios, donde el afiliado puede escoger el ministerio que necesita escuchar y abastecerse, porque estos lugares poseen supermercados y amplios estacionamientos.
Qué contraste con la sencillez de una asamblea congregada en el nombre del Señor.
El centro de nuestra reunión es Cristo, allí no hay un hombre que dirija el culto, la biblia no enseña tal cosa, hay un grupo de hermanos de responsabilidad, llamados ancianos, puestos por el Espíritu Santo para apacentar la grey de Dios.
Hch 20:28 Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.
Y sin ir más lejos, en resumen, para estar nosotros congregados en el nombre del Señor Jesucristo, y en el disfrute pleno de Su presencia "en medio", debemos conocerle de esta manera bíblica:
1º. como Aquel que consumó nuestra eterna redención;
2º. como Aquel que envió el Espíritu Santo;
3º. como Aquel que es la cabeza del cuerpo - de un solo cuerpo - no de muchos cuerpecitos que reclaman su propio derecho a utilizar su nombre para otros intereses que no son los de Cristo.
4º. como Aquel que anda en medio de los candeleros de oro, ante quien somos individual y colectivamente responsables;
5º. como Aquel que viene en breve a recibirnos a Sí mismo.
Este último punto, constituye la Esperanza de su verdadera Iglesia, porque los amamos a Cristo, amamos su venida en los términos en que el mismo inspiró, leemos:
Efe 5:28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
Efe 5:29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,
EL FUNDAMENTO DE UN AMOR RECÍPROCO ENTRE NOSOTROS Y CRISTO, NO DA MARGEN PARA SER CRUELMENTE ARROJADOS A LA GRAN TRIBULACIÓN…PORQUE LO QUE ES DEL CIELO, ES CELESTIAL Y LO QUE ES DE LA TIERRA ES TERRENAL.
Nuestra ciudadanía está en los cielos.
La de Israel y los gentiles está aquí en la tierra, y la ira venidera no es para los ciudadanos del cielo…
Apo_16:1 Oí una gran voz que decía desde el templo a los siete ángeles: Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios.
Ciertamente vengo en breve, dice el Señor… y su pueblo responde:
“Amén, Ven Señor Jesús”