Re: LA CRISTIANDAD DEBE DE SABER...
Durante todas las épocas de la historia, Dios ha revelado Su Evangelio a través de profetas como Noé, Abraham, Moisés, Pedro y otros; y les ha investido con la autoridad divina, que es el sacerdocio, para hablar y actuar en Su nombre (
Amós 3:7). Estos profetas enseñan a la gente el Evangelio y dirigen la Iglesia de Dios. Además, enseñan y testifican sobre la naturaleza de Dios y la misión especial de Jesucristo, e invitan a todos a participar de las bendiciones del Evangelio.
Se puede encontrar el testimonio de profetas en el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y en El Libro de Mormón.
Mediante revelación divina, los profetas del Antiguo Testamento supieron que el Salvador Jesucristo vendría a la tierra. Estos profetas sabían que el Salvador vendría a proporcionar la forma de que todos nosotros pudiéramos volver a nuestro Padre Celestial, y registraron sus testimonios a fin de que nosotros pudiésemos estudiarlos y orar sobre ellos para poder tener fe en Jesucristo.
El Nuevo Testamento registra la vida y enseñanzas de Jesucristo y contiene las palabras de los profetas y apóstoles que fueron testigos de que Él es el Hijo de Dios. Juan el Bautista fue un profeta que preparó el camino del Salvador (
Lucas 1:76). Pedro, Santiago, Juan y los otros apóstoles también testificaron de Él. Al leer los relatos de estos profetas y apóstoles, su comprensión y fe en Jesucristo crecerá.
En todo El Libro de Mormón pueden encontrarse ejemplos de muchos profetas que testificaron de Jesucristo. Entre estos profetas se encuentran hombres llamados Lehi, Nefi, Benjamín, Mosíah, Alma, Abinadí, Helamán, Mormón y Moroni. Los profetas del Libro de Mormón dieron testimonio ferviente de Cristo para que las generaciones posteriores pudieran también tener fe en el Salvador y confiar en Él para su redención. Como escribió el profeta Nefi: “Y hablamos de Cristo, nos regocijamos en Cristo, predicamos de Cristo, profetizamos de Cristo y escribimos según nuestras profecías, para que nuestros hijos sepan a qué fuente han de acudir para la remisión de sus pecados” (
2 Nefi 25:26).
Aquellos que siguen a los profetas reciben las bendiciones que Dios ha prometido, mientras que aquellos que rechazan el Evangelio y a los profetas pierden las bendiciones y se apartan de Dios, colocándose en oscuridad espiritual, lo que finalmente les lleva a una condición llamada apostasía. La apostasía generalizada se produce cuando se retira la autoridad del sacerdocio de Dios para enseñar y administrar las ordenanzas del Evangelio.
Las Escrituras registran el modelo mediante el que Dios, una y otra vez, se acerca a Sus hijos revelándoles Su Evangelio a través de un profeta, que a su vez, enseña a la gente. Algunas personas lo aceptan y más tarde son desobedientes; otros lo rechazan de plano. El Señor entonces retira Su sacerdocio y se pierde el Evangelio. Cuando hay personas preparadas para seguir al Señor otra vez, Él revela de nuevo Su Evangelio y restaura Su sacerdocio. Los períodos de tiempo en los que se manda a los profetas enseñar el Evangelio, y que a menudo conllevan una restauración, se llaman dispensaciones. Los períodos de tiempo dirigidos por un líder profético, como por ejemplo Adán, Enoc, Noé, Moisés, etc., se denominan dispensaciones.
Las verdades divinas que su Padre Celestial desea que conozca han sido restauradas por Dios por última vez mediante un profeta de los últimos días,
José Smith, y no se volverán a retirar de la tierra nunca más. Al igual que Moisés y que otros profetas bíblicos que recibieron revelación de Dios, José Smith vio a Dios el Padre y a Su Hijo, Jesucristo; y fue elegido para testificar de Ellos y para restaurar el evangelio y la Iglesia de Cristo.
En junio de 1844, José Smith, el primer profeta de esta dispensación, fue asesinado en Carthage, Illinois, EE. UU. La dirección de la Iglesia restaurada de Jesucristo fue traspasada entonces a
Brigham Young, que era el Apóstol de mayor antigüedad de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Él fue responsable a partir de ese momento de dirigir la Iglesia bajo la dirección de Jesucristo. Durante los 33 años en que Brigham Young estuvo a cargo de la Iglesia, él:
- Dirigió al primer grupo de pioneros en un viaje de 1600 Km. a través de territorio deshabitado para llegar al Valle del Lago Salado en 1847.
- Supervisó la posterior inmigración de más de 70.000 personas procedentes de los Estados Unidos y Europa.
- Fundó más de 350 asentamientos que incluyen comunidades en Utah, Idaho, Wyoming, Colorado, Nuevo México, Arizona, Nevada, California, Canadá y México.
Brigham Young fue llamado por Dios como profeta después, de José Smith. Al igual que Brigham Young fue llamado por Dios para suceder a José Smith, este modelo de sucesión de los profetas, que va de acuerdo a lo establecido por Jesucristo, continúa en la actualidad. El actual profeta y Presidente de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es Thomas S. Monson. Él recibe la ayuda de dos consejeros: Henry B. Eyring y Dieter F. Utchdorf. Los tres forman la Primera Presidencia de la Iglesia (de manera similar a como lo hicieran Pedro, Santiago y Juan en los tiempos de Cristo).
Los
apóstoles actuales de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días son:
- Boyd K. Packer
- L. Tom Perry
- Russell M. Nelson
- Dallin H. Oaks
- M. Russell Ballard
- Richard G. Scott
- Robert D. Hales
- Jeffrey R. Holland
- David A. Bednar
- Quentin L. Cook
- D. Todd Christofferson
- Neil L. Andersen
Del mismo modo en que Dios sacó a los israelitas del cautiverio y los llevó a un lugar mejor mediante Su profeta Moisés, Él dirige a Sus hijos en la actualidad para que tengan vidas más felices y llenas de paz cuando deciden seguir a Jesucristo mediante Su profeta viviente. Usted está invitado a
leer o escuchar las palabras de los profetas vivientes y considerar cómo el conocimiento de la voluntad de Dios puede serle de beneficio en su vida.